13 de marzo de 2009

Caso Madeleine McCann - Las quejas de Gerry dejan un sabor amargo

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Daily Mail

JAN MOIR

Qué extraño resultó ver a un pálido y beligerante Gerry McCann nuevamente en las noticias esta semana. Sirve como recordatorio de que mientras el mundo ha seguido adelante para todos nosotros, el tiempo se ha detenido para él. (Inciso: Que insana costumbre tienen estos periodistas de hablar por nosotros, hablen ustedes de Gerry y Kate McCann ¿tenemos pinta de habernos ida a alguna parte?)

Para la familia McCann, los relojes se pararon hace casi dos años, esa terrible noche en el Algarve cuando su hija de tres años desapareció del ojo público y no ha sido vista desde entonces. (Inciso: Otra que va para el Pulitzer)

En su búsqueda para encontrar a Madeleine, los desesperados McCann invitaron a la prensa mundial a sus vidas (Inciso: A pesar de que la policía les pidió que NO lo hicieran ya que esto podría PONER EL PELIGRO LA VIDA de su hija). Era una relación condenada a agriarse.

Durante meses, los esfuerzos de los McCann para mantener la difícil situación de su hija en la agenda informativa fueron intensos. Muy lejos de reducirse el oxígeno de la publicidad, lo que ellos más temían era el silencio de un público apático (Inciso: Ya, y a los que nos quedamos no dicen que somos personas vacías sin nada mejor que hacer). Durante el proceso, se convirtieron en expertos en manipular a los medios de comunicación en su propio beneficio.

En un momento, el Sr. McCann incluso regresó a la casa familiar en Leicestershire para atar su propio lazo amarillo en el santuario lleno de ositos de peluche creado para Madeleine precipitadamente en el centro del pueblo.

Entonces y ahora, viendo a Gerry McCann caminando sobre la alfombra roja de su profunda pena, como conocer a una estrella de cines de Cannes, puede ser una experiencia incómoda.

Esta semana, el Sr. McCann aprovechó la oportunidad de quejarse de la prensa y el tratamiento que dio a su familia ante el Comité de Cultura en la Casa de los Comunes.

¿Con qué propósito? Seguramente, algunos de los periódicos más exaltados tomaron algunas malas decisiones, ya han sido castigados con el pago de una cuantiosa indemnización y una disculpa pública por los problemas causados, ¿Seguro que este es el final del asunto?

No. El Sr. McCann no ha terminado de quejarse. Se queja todavía más y más sobre lo que ocurrió tras la desgracia de la desaparición de su hija, lo que yo creo es que está intentando aliviar su propia culpa por no estar cuando ella más lo necesitaba. (Inciso: Sra. Lo que está intentando, y usted también, es reírse de todos nosotros)

Sin embargo, no es culpa suya que estos inútiles Comités, compuestos por gente de tercera y el Parlamente caminando herido, ofrezca una plataforma indulgente para cualquier persona con una pena.

Traducción de Mercedes