Por G, Moréas
28 de Enero 2013
La policía frente a los padres de niños desaparecidos
La madre de la pequeña Typhaine y su compañero acaban de ser condenados a 30 años de reclusión respectivamente. Durante el proceso, se hicieron terribles declaraciones: la niña no conseguía dormir, entonces su madre, Anne Sophie Faucheur, le asesta una tanda de golpes. Después se pone las zapatillas de deporte antes de volver a golpearla, esta vez en el vientre. Mientras, Nicolas Willot, su compañero, sujeta Typhaine. Ella solo tiene 5 años. Sin embargo, en el mes de junio 2012, ante las cámaras, esta pareja daba lástima cuando imploraba que les devolvieran a su niña. Así que, cuando ante el Tribunal de lo Penal, el experto en psiquiatría afirmo que no existía en la madre "una voluntad consciente, clara, firme" de matar a su hija, comprendemos perfectamente que el jurado quedara dubitativo.
Hace unos días, en Seine et Marne, los padres de una niña de dos años, desaparecida en 2011, fueron inculpados por homicidio voluntario. La niña estaba enterrada (su cuerpo todavía no ha sido formalmente identificado a día de hoy) a 500 metros de su domicilio.
Estos casos, y muchos otros, llaman la atención sobre las dificultades que encuentran los policías o los gendarmes cuando se enfrentan a la desaparición de un niño. No es fácil permanecer estoico ante unos padres desesperados. Y sin embargo, no se trata en absoluto de ceder a la empatía o al menor sentimiento que pueda alterar su juicio. ¿Cómo distinguir entre los llantos de unos padres culpables y los de unos padres transidos de dolor? A menudo dentro de un mismo equipo de investigadores, las opiniones difieren.
No existe la receta milagrosa. No hay un "profiler" mágico, como en las series de la tele. En estos casos, hasta la policía científica debe ceder el paso y dejar su puesto a los métodos antiguos: la intuición o la técnica en apariencia obsoleta del policía bueno y el policía malo. Así, tras la desaparición de Typhaine, los policías de la SRPJ (Nota de Mila: Servico regional de la policía judicial) de Lille, detuvieron durante unas horas a la pareja, para mas tarde liberarla. Porque la experiencia demuestra que no es el momento oportuno para obtener una confesión. En los casos en los que se roza un infanticidio, la denegación es demasiado importante. Una investigación que empieza con certezas acaba a menudo en un fracaso.
Y no hay que equivocarse de prioridad: lo primero es encontrar al niño. Pero en cuanto acaba la urgencia, hay que volver a las investigaciones tradicionales: verificaciones, testimonios, cotejos, reconstitución, montando guardias, seguimientos, vigilancias técnicas, etc. Esto es lo que se hizo para Typhaine. Y los informes de las vigilancias son abrumadores. "Hacer chistes salaces a costa de la juez de Instrucción, masturbarse por la noche para paginas porno ante la webcam, ir a paginas de encuentros, , bailar en un bautizo, en una boda, ir de fiesta, hacer cenas, hacer proyectos de matrimonio ... Todo lo que veíamos a escondidas, estaba lejos, muy lejos de la imagen de la pareja devastada que habían querido dar en una conferencia de prensa" testifica un policía en el Tribunal de lo penal.
Los policías saben, pero no intervienen. A falta de pruebas, acumulan indicios. Y, sin duda para infundir confianza en Anne Sophie Faucheur y Nicolas Willot, el juez de instrucción los convoca para oírlos en calidad de parte civil. "Eso quiere decir que se les reconoce como victimas" dirá entonces su abogado. La trampa se va cerrando. Ante un policía joven, una cara nueva, la madre se deja escapar que vio morir a su hija. Habla de un accidente. Una primera confesión, o mas bien una confidencia. Ya solo queda ir tirando suavemente del hilo. Puro arte.
En este tipo de investigación, se anda con cuidado. La obsesión, es equivocarse y perder la menor ocasión de salvar al niño. Ya que la experiencia no cuenta verdaderamente por lo diferente que es cada situación. Así, en la desaparición del pequeño Antoine, el 11 de septiembre 2008, los investigadores primero pensaron en una fuga. Tres días mas tarde, el procurador declara "Contra más tiempo pasa, más fuerza pierde la hipótesis de la fuga..." Unos doce días después de los hechos, la madre del niño, Alexandrine Brugerolle de Fraissinette y varias personas de su entorno, son detenidas. El apartamento de la joven mujer es ocupado por los técnicos de la Identidad judicial. Se sondean las paredes, se levantan listones del parqué, se pasa por el lugar la luz fluorescente. Dos pequeñas gotas de sangre, minúsculas, de un milímetro de circunferencia son detectadas finalmente cerca del interruptor, en la habitación de Antoine. Y eso es todo. Dicho de otra manera, ¡nada! "Hay que empezar todo desde el principio" declara uno de los responsables de la investigación. Hoy el caso no está archivado, ¡por supuesto! Por otra parte, hace poco, la madre fue detenida de nuevo. Pero todavía no se sabe lo que le ocurrió al pequeño Antoine. Tenía 6 años y medio.
En el caso de la pequeña Maddie, desaparecida el 3 de Mayo 2007, en Portugal, llegamos al límite del absurdo. Un policía perdió su carrera: el comisario Gonçalo Amaral. Desde el principio de la investigación, nota la existencia de contradicciones en las declaraciones de los padres, los McCann, unos británicos de vacaciones, que de inmediato buscan protegerse contactando con las autoridades de su país. El policía piensa en una muerte accidental de la pequeña que los padres habrían disimulado haciendo creer en un secuestro. Pero su jerarquía no convino. Expulsado de la policía por haber confiado sus dudas a unos periodistas, escribió un libro para explicar su tesis. Hoy, arruinado, debe luchar contra los abogados de los McCann que le reclaman 1.200.000 libras en concepto de reparación civil. Hay que señalar, que el juicio que debía celebrarse en breve, ha sido pospuesto. ¿Habrá nuevos elementos en esta investigación que ocupó las primeras páginas de los periódicos del mundo entero?
En Francia, los policías y los gendarmes poseen todas las armas jurídicas para investigar la desaparición de un niño (o de un mayor de edad protegido). Siguiendo un principio: toda notificación (Nota de Mila: de una desaparición) debe ser considerada como una desaparición inquietante y debe dar lugar a una investigación. Si existe desacuerdo entre ellos y los declarantes (Nota de Mila: de la desaparición), deberá zanjarlo el procurador. Y en cuanto aparezca el menor indicio que deje pensar en una infracción, este último accionará el procedimiento de flagrante delito. Con los poderes que conlleva. Si al cabo de varios días, el niño aun no ha sido encontrado, puede abrir una información judicial o decidir continuar las búsquedas como preámbulo.
Ante la desaparición de un niño, más que en cualquier otro caso, el procurador es pieza clave. Decide en caliente. Por otra parte, él es quien determina si hay que lanzar una Alerta secuestro. A menudo, el resultado de la investigación dependerá del acierto de sus decisiones, de la simbiosis entre él y los policías o los gendarmes y también... de su aptitud a resistir a la presión de los medios de comunicación.
© Traducción de Mila