El embajador de Reino Unido certifica al estadounidense las acusaciones presentadas por la policía de Portugal
MIGUEL MORA 13/12/2010
Solo uno entre los 250.000 cables filtrados a Wikileaks hace referencia al triste y trágico caso de Madeleine McCann, la niña británica que desapareció en Praia da Luz (Algarve) la noche del 3 de mayo de 2007 y de cuyo destino todavía no se tienen noticias. El despacho confidencial está fechado en Lisboa el 29 de septiembre de aquel año, solo 20 días después de que los padres de la niña abandonaran de forma precipitada Portugal tras ser interrogados en la comisaría de Portimão como sospechosos de la muerte accidental y el ocultamiento del cadáver de Maddie. En el cable, el entonces nuevo embajador del Reino Unido en Lisboa, Alexander W. Ellis, admite ante su homólogo estadounidense, Alfred Hoffman, que ha sido la policía británica quien ha hallado las pruebas contra los padres de Madeleine. Según escribe Hoffman, Ellis "no entró en los detalles del caso", pero "admitió que había sido la propia policía de su país quien había desarrollado las pruebas".
El embajador Ellis contó también a su homólogo que los cuerpos de seguridad de ambos países "estaban trabajando de forma coordinada" en el caso, y sobre la gran atención mediática levantada, comentó que "era esperable y aceptable, siempre que los representantes del Gobierno mantuvieran sus comentarios a puerta cerrada".
Ellis recomienda sigilo absoluto, lo que sugiere que su tarea es mantener el caso en secreto con el Gobierno portugués. Y, sobre todo, admite en privado lo que los portavoces de la familia y del Gobierno británico nunca admitieron en público: que el paso de los padres de Madeleine, Gerry y Kate, de denunciantes a sospechosos se había debido a las pruebas obtenidas por la policía británica desplazada al Algarve.
Muchos medios lusos e internacionales, entre ellos EL PAÍS, contaron en su día con detalle lo que Ellis confirmó en secreto: que fueron los detectives británicos, con la ayuda de dos perros traídos desde Inglaterra especializados, quienes hallaron la evidencia de la posible muerte de Maddie (olor a cadáver, sangre y restos de fluidos corporales) tanto en la pared del apartamento como en el maletero del coche que los McCann habían alquilado.
Ese hallazgo, unido a algunas contradicciones mostradas por los amigos y los padres de Maddie, llevó a la policía lusa a declarar a Kate y Gerry McCann como arguidos (sospechosos, en el sistema judicial portugués) y a tomarles declaración el 6 de septiembre durante casi 11 horas. Tres días después, los McCann protagonizaron una espectacular fuga al amanecer desde Praia da Luz hasta el aeropuerto de Faro y desde allí a Inglaterra. El 21 de julio de 2008, el Fiscal General de Portugal decidió dar carpetazo al caso y exoneró a los padres por falta de pruebas concluyentes.
Esta misma noticia en: The Guardian