EXCLUSIVA para mccannfiles.com
Por Dr. Martin Roberts
17 Junio 2011
'LIE WITH ME MUMMY' “MIENTE CONMIGO MAMÁ”
Contigo, por ti y sobre ti pequeña.
Para empezar
La reveladora autobiografía de Kate McCann añade muy poco a lo que ya se sabía sobre su hija Madeleine, a pesar de afirmar que fue escrito para ayudar a en su búsqueda (ayudar a “la búsqueda” y ayudar a otros a buscar no es exactamente lo mismo). Lo que sí hace, categóricamente y, uno podría añadir, de forma bastante útil, es confirmar las falsedades originalmente planteadas hace cuatro años. Se trata de una pieza artísticamente coreografiada, generosamente salpicada con mentiras, flagrantes y sutiles, coronadas con una pizca de hipocresía.
En las dos primeras páginas Kate McCann se identifica lógicamente con/como el “secuestrador” de su hija:
“Quería asegurarme de que ellos (los niños) siempre tuvieran acceso a una crónica escrita de lo que realmente ocurrió.” (p.1)
“Otros han aprovechado la oportunidad de beneficiarse de nuestra agonía escribiendo libros sobre nuestra hija, varios de ellos afirmando revelar “qué ocurrió realmente”. Lo que es extraordinario, dado que la única persona que lo sabe es la persona que la secuestró el 3 de mayo de 2007.” (p.2)
Es importante entender que desde que el estatus como arguido de la autora fue levantado ha tenido el tiempo y el dinero tanto para traducir como para escrutar el proceso policial portugués a disposición del público desde el otoño de 2008. De hecho tiene el cuidado de señalar a sus lectores cómo ha invertido muchos meses y casi £100,000 en hacerlo, leyéndolo con “detalle microscópico.” De ello se desprende que, lejos de ser la única persona que sabe lo que ocurrió realmente, se ha beneficiado de exactamente del mismo acceso a los datos reunidos como pudiera haber hecho cualquier otro. No hay absolutamente ninguna disculpa para que aparezcan errores de hecho en esta colaborativa “versión de la verdad”. Si hubiera de aparecer alguno es porque ha sido autorizado a hacerlo. Eso hace que su inclusión sea deliberada. Y una afirmación incorrecta consentida es, por definición, una mentira.
Por tanto, permita a la autora subir el telón de su propia actuación:
“Tal como me dijo una vez un abogado a propósito de otro tema, ‘Una coincidencia, dos coincidencias – puede que aun sean coincidencias. Más allá de eso deja de ser una coincidencia.” (p.328)
No sin razón, podríamos aplicar la regla del ‘tres strikes y estás fuera”, comenzando por un pequeño test de los conocimientos básicos de aritmética de Kate McCann. Después de todo, su entrada en el anuario de la Universidad de Dundee cuando se graduó en 1992 concluía con la línea: “Pronóstico: matemática y madre de seis.” (p.10)
1. “En enero de 2004, cuando Madeleine tenía siete meses, alquilamos nuestra casa y nos trasladamos durante un año a Ámsterdam...” (p.31).
2. “La tarde del 1 de febrero de 2005, Sean y Amelie hicieron su aparición en el mundo... Una hora más tarde, Gerry trajo a Madeleine a conocer a su pequeño hermano y hermana. Con tan solo veinte meses de edad en ese momento, entró con su lindo pijama lila y sus zapatillas de cachorritos.” (p.37)
3. “El día del sexto cumpleaños de Madeleine, el 12 de mayo de 2009, me encontré con Isabel Duarte por primera vez. (p.338)
Empezando por el final, ¿por que necesitarían los lectores confirmación de la fecha de nacimiento de Madeleine tan avanzado el libro? ¿Podría deberse a la incertidumbre generada por cálculos anteriores de la autora? A no ser que uno solo cuente el último mes completo, Madeleine hubiese estado más cerca de los ocho meses de edad en enero. Se suscita la misma cuestión en relación con la afirmación número 2. Incluso a principios de mes, Madeleine no podría haber tenido “solo veinte meses” el 1 de febrero de 2005, si nació el 12 de mayo de 2003. Hubiese tenido los 21 meses bien cumplidos.
El 12 de mayo no es la única fecha que le da a Kate McCann pausa para la reflexión. El 3 de mayo es otra. Y no solo a cuenta de su obvia asociación con Madeleine a ha sido “llevada”.
He aquí otras tres declaraciones con una conexión sugerente:
1. “Se había dirigido a mí como Kate Healy, y aunque este era el nombre por el siempre se me había conocido antes del secuestro de Madeleine, desde entonces solo se habían referido a mí como la Sra. McCann.” (p.189)
2. “El 4 de mayo de 2007, me convertí en Kate McCann. Según mi pasaporte, permiso de conducir y cuenta bancaria yo era Kate Healy. No había mantenido mi nombre de soltera por ninguna razón en concreto – simplemente era quien yo era y quien siempre había sido. Pero cuando Madeleine fue secuestrada, la prensa automáticamente se refería a mí como Kate McCann, y Kate McCann es quien he sido desde entonces.” (p.349)
3. “Uno de los grandes cambios en nuestras vidas ha sido la pérdida de nuestro anonimato. Como Kate Healy, podía hacer lo que quisiera, cuando quisiera, hablar con quien quisiera, actuar con naturalidad sin sentir que estaba siendo juzgada.” (p.356)
Con una cuenta bancaria con su nombre de soltera de Healy, parece justo suponer que Kate también firmaba sus cheques utilizando ese nombre. No se “convirtió” en Kate McCann hasta el 4 de mayo, después de que Madeleine desapareciera. Y sin embargo, en varias ocasiones, incluido el 3 de mayo de 2007, ella firmó en los registros de la guardería del Ocean Club como K. McCann.
¿Cuándo dejan de ser coincidencia tales anomalías?
“Nunca habíamos mentido sobre nada – ni a la policía, no a los medios de comunicación, ni a ninguna otra persona.” Dice Kate (p.205). Supongo que empieza tal como pretendes continuar. ¿Alguien recuerda lo de la “persiana forzada”?
A modo de introducción de algunas variaciones en el proceso, en lugar de contar tres cuentos ligeramente distintos para abarcar la misma mentira, siempre puedes repetir una mentira tres veces:
“...al no haber ninguna fuerza policial en absoluto investigando activamente su (de Madeleine) desaparición.” (p.4)
“...no estamos dispuestos a aceptar la perogrullada de que el trabajo en Portimão continua cuando sabemos que este no es el caso.” (p.364)
“Desde julio de 2008 no ha habido ninguna fuerza policial en ningún lugar investigando activamente qué le ocurrió a Madeleine.” (p.364)
La postura de la policía de Leicestershire en junio de 2011 es como sigue:
“Cualquier cosa en relación con la investigación de la desaparición de Madeleine McCann no se hará público mientras siga en curso (la investigación).
“...también es necesario ver el impacto en la investigación en curso de tales revelaciones. Es imposible de decir hasta que la operación se concluya qué información puede o no ser relevante para cualquier futuro proceso.”
“Nosotros somos las únicas personas que la están la buscando.” (p.364). Eso sigue siendo verdad. Me pregunto ¿por qué?
“Si la revisión es rechazada, o incluso si nunca se toma una decisión, no nos dejarán otra alternativa que buscar la divulgación de toda la información en posesión de la autoridades relacionada con la desaparición de Madeleine.” (p367)
Bien podrían ahorrarse la energía, sin mencionar los honorarios legales, ya que la respuesta a su petición de divulgación solo puede darse como si citó anteriormente.
Más de lo mismo
Vamos a lidiar con un poco más de lo flagrante antes de cambiar a los sutil ¿no?
La mayor parte de los lectores estarán familiarizados ya con el mito de la “negociación de declaración de culpabilidad”; la oferta que Kate afirma haber recibido “indirectamente”, a pesar de ser una figura del sistema procesal americano no permitida en el sistema judicial portugués, al igual que la “cadena perpetua”. La indignación de Kate ante tal táctica es abordada ampliamente en la página 243. ¿Debemos creer seriamente que Kate McCann era tan V.I.P. que policías experimentados, hombres de familia, sacrificarían colectivamente sus carreras y sus pensiones simplemente para “ofrecerle un trato”? Evidentemente ha pasado demasiado tiempo delante del televisor. Y solo un ego sobre inflado podría llegar a la conclusión de que habría un motín en las calles de Inglaterra con motivo de que fueran vistos como sospechosos en relación a un delito cometido en el extranjero. ¡El paso siguiente sería que la marina británica enviara un buque de guerra al rio Arade!
Un capítulo entero (21, Cerrando El Caso) es dedicado a convencer a los lectores que la investigación es historia, con repetidas referencias al “cierre” y “conclusión” en la p.317.
Finalmente podemos leer:
“El 24 de julio de 2008, tres días después de que la investigación fue cerrada...” (p.320)
Tres años después y parece nadie se lo ha dicho a la Policía de Leicestershire. Qué extraño.
Cierto número de pequeños contradicciones de Kate son bastante menos fáciles de detectar, ya que explota hábilmente la naturaleza transitoria de la Memoria a Corto Plazo, separando detalles de relevancia entre sí por varios párrafos, páginas – incluso capítulos. Es una táctica que emplea repetidamente. Sin embargo, a pesar del aparente éxito de su rutina general, no todo sus “frases agudas” entregadas impecablemente.
“Gerry hizo la primera vigilancia justo antes de las 21h05 por su reloj... Madeleine estaba tendida allí, sobre su lado izquierdo, sus piernas bajo la ropa de cama, exactamente en la misma posición en que la dejamos.” (p.70)
(GM declaración policial del 10 de mayo de 2007: “En cuanto a la cama donde estaba su hija la noche que desapareció, dice que dormía destapada, como siempre que hacía calor, con la ropa de cama doblada hacia abajo”).
“Los niños se durmieron pronto y estaban siendo controlados cada treinta minutos... Entrábamos en los apartamentos a verlos además de escuchar.” (p.54)
(GM: “Sí, quiero decir, lo dije antes, que en ningún momento, salvo aquella noche, asomé la cabeza. Esa fue la única vez...” (del inspirado documental McCann, Madeleine Estuvo Aquí). MO (entrevista rogatoria): “Así que me acerqué a la ventana pero en realidad no entré porque podía ver a los gemelos en las cunas...” ¿Y Madeleine?).
“Tan pronto como se hizo de día Gerry y yo continuamos nuestra búsqueda.” (p.83)
Si me preguntaras a mí, continuar algo que aun no has iniciado es un poco incongruente. ¿Cómo siguió la entrevista? Algo sobre “no buscar físicamente, pero trabajar realmente duro ¿de verdad?
“De vuelta en el apartamento la fría negra noche nos envolvió a todos en lo que pareció una eternidad. Dianne y yo nos sentamos allí simplemente mirándonos, quietas como estatuas.” (p.81)
Eso sí que es trabajo duro.
Escurriendo el bulto
El embajador John Buck recibe una mención de honor (en realidad varias menciones), pero no nos preocupa aquí su paso por allí, aunque sí hay que leer algo en el encuentro de Kate con Gonçalo Amaral en las escaleras del Tribunal de Lisboa, que comentaremos más adelante. Presentamos aquí ejemplos de un significado más coloquial de la frase.
Kate tiene un consejo para cualquier que encuentre en una “situación complicada” como la suya:
“Una consejo en caso de que sea tan desafortunado de encontrarse implicado en una investigación criminal en cualquier país: asegúrese siempre de leer su declaración, en su propia lengua, después de darla.” (p.126)
Claramente este consejo tiene su origen en una experiencia desafortunada que la autora describe con cierto detalle más adelante. Su homilía está diseñada para dar la impresión de que se le olvidó, o tal vez incluso se le denegó, la oportunidad de verificar su propia declaración(es) en aquel momento. Sabe “demasiado bien”, de las entrevistas con la PJ, cómo “las palabras y los significados pueden perderse en la traducción...” (p.333)
“En un momento dado al principio, se leyó algo de mi declaración inicial, dada el 4 de mayo. No era muy preciso y le expliqué al oficial que el significado original parecía haberse perdido ligeramente en la traducción.
“Para mi sorpresa, la intérprete se enfadó bastante e interrumpió bruscamente. “¿Qué está diciendo? ¿Que los intérpretes no sabemos hacer nuestro trabajo? La intérprete solo habría traducido lo que usted misma dijo” Yo estaba asombrada. Además del hecho de que en este caso se había equivocado – definitivamente esto no era lo que yo había dicho – seguramente ¿un intérprete está ahí para interpretar, no interferir en el proceso? Mi confianza en ella cayó en picado.” (p.239).
Sin embargo, pasando la página, podemos leer cierto procedimiento “lioso” con el que Kate también está familiarizada:
“Eran las 12h40 cuando la entrevista – y el lío de haberla traducido al portugués y después leérmela en inglés por el intérprete – había terminado.” (p.240)
A lo largo de los archivos del caso uno se encuentra con los registros de las declaraciones de testigos, incluidas aquellas realizadas por Kate y Gerry McCann, que concluyen con la observación: “Lee, confirma, ratifica y firma”. Kate McCann no habla portugués. Obviamente, por lo tanto, le habrán “leído su propia declaración en su propio idioma, después de darla,” ofreciéndole las garantías necesarias contra cualquier error factual derivado de un error de interpretación, probabilidad que era, en cualquier caso, extremadamente remota. De ahí la indignación de la intérprete en nombre de su colega difamada.
Un “cambio de tono” no necesariamente implica ni se deriva de un error de interpretación de la melodía original. Kate está intentando aquí disparar al pianista cuando solo el compositor tiene la culpa.
Pero Kate McCann, probablemente por consejo de su comité editorial, por lo que parece no puede dar oportunidad a que pase un error de interpretación. Aquí puede ver cómo se enfrenta al avistamiento de los Smith (p.98)
“Aunque, igual que Jane, esta familia (los Smith) había tomado a este hombre y la criatura por un padre con su hija, comentaron que el hombre no parecía cómodo transportando la niña, como si no estuviera acostumbrado a hacerlo.”
Esto simplemente no es verdad. La familia Smith en su conjunto no hizo tal comentario, y la interpretación de que implica que esa “incomodidad/malestar” demostraba que el hombre no estaba acostumbrado a transportar niños (como padre, por ejemplo) es enteramente de Kate. De hecho, Aoife Smith (la hija de los Smith), declara: “El modo de andar del individuo era normal. No parecía cansado y caminaba con normalidad mientras transportaba a la criatura.” Lo que Kate ha hecho aquí es sobre-interpretar deliberadamente una observación realizada por Martin Smith, y solo Martin Smith, como parte de su declaración como testigo a la policía, dada el 26 de mayo de 2000:
“Añade que no llevaba la criatura en una posición cómoda.”
Es la criatura quien estaba incómoda no quien la transportaba. No se hizo ni debería hacerse ninguna inferencia en relación a la experiencia del adulto transportando niños, aunque un estatus no-parental, si tuviera que establecerse, claramente descartaría a Gerry McCann (padre de tres niños) como una “posibilidad” de inclusión entre los candidatos sospechosos.
Dije que era sutil. Ella también leyó el proceso “con detalle microscópico.”
Probablemente Kate McCann desearía argumentar que algunos de estos ejemplos en realidad no son más que pequeñas mentiras piadosas, al igual que la contratación de los investigadores de Método 3 para operar en Portugal solo era “técnicamente ilegal”. Pero tales cosas no deben ser consideradas en una escala del 1 al 10. El secuestro de un menor es un delito grave, no un juego de niños. En tal contexto no hay justificación para que las partes supuestamente inocentes mientan – en absoluto.
Sin embargo, hemos probado suficientes mentiras por el momento. En su lugar, veamos ahora ciertos ejemplos de hipocresía.
Do's and don'ts (Hizo y no hizo)
“Dave preguntó si deberíamos implicar a los medios de comunicación para incrementar la concienciación y conseguir más ayuda. La respuesta fue rápida e inequívoca. “¡Nada de medios de comunicación! ¡Nada de medios de comunicación!” (p.78)
“Dave,... envió un e-mail a Sky News alertándoles del secuestro de nuestra hija. (p.79)
“...Rachael había contactado con un amigo suyo en la BBC buscando ayuda y consejo...” (p.80)
“Jon Corner... estaba pasando fotografías y un vídeo de Madeleine a la policía, Interpol, emisoras y redacciones. Esto estaba en consonancia con el consejo estándar del Centro Nacional de Niños Desaparecidos y Explotados en EE.UU (NCMEC) que recomienda hacer pública una imagen de la criatura desaparecida lo antes posible.” (p.86)
Por supuesto el 4 de mayo la troupe ya había oído todo sobre el NCMEC, una organización cuyo consejo en cuanto a la conveniencia de distribuir una imagen habría sido inmediatamente familiar y aceptable para los portugueses, que ya había planeado hacerlo.
Este pequeño episodio degradante de desobediencia civil supuestamente refleja una preocupación apremiante por la niña desaparecida, pero habla más de la arrogancia de los participantes, que parecen haber sido persuadidos muy fácilmente de que la pequeña Madeleine no aparecería cerca y rápidamente.
Y hay más:
“Volamos a Portugal el 10 de diciembre.
“No estoy segura de cómo me siento acerca de ver al Sr. Amaral – por primera vez en la vida ¡que conste! Sé que no tengo miedo, pero ese hombre nos ha causado tanto malestar e ira por cómo trató a mi Preciosa Madeleine y la búsqueda para encontrarla. Merece ser desgraciado y sentir temor.” (p.341)
“Durante una pausa en proceso, yo bajaba por la gran escalera de piedra hacia el baño mientras Gonçalo Amaral subía. Pensamientos de lo que debería decir o hacerle pasaron por mi mente pero me mantuve fuerte y pasé junto a él sin un solo comentario, encontrándose nuestros hombros escasamente a un pie el uno del otro.” (p.343/344)
Pensamientos agresivos y vengativos por parte de Kate cuando ella y Gonçalo Amaral aun tienen que encontrarse. Sin embargo:
“Es extraordinario que él (GA) pudiera haber dicho y escrito tantas cosas terribles sobre una persona con la que nunca se había encontrado/conocido.” (p.342)
Yo le llamaría a eso hipocresía, ¿tú no? Al igual que haría con estos próximos ejemplos:
“Otros corresponsales encontraron un retorcido placer, al parecer, entrando en detalles escabrosos que yo no podría repetir aquí (p.310) sobre lo que podría haberle ocurrido a Madeleine ‘gracias a ti’.”
Reservando por supuesto los detalles escabrosos para la página 129:
“Vacilante, le hablé sobre las horribles imágenes que me atravesaban por la cabeza de su cuerpo, sus pequeños genitales perfectos desgarrados...”
Bajo un certificado mucho más familiar tenemos:
“...la prensa sabe su nombre y aun así a día de hoy insisten en llamarla Maddie o Maddy. Lo encuentro bastante irrespetuoso.” (p.349)
Entonces tal vez, Kate podría en algún momento darse cuenta de su propia falta de respeto hacia el hermano pequeño de Madeleine:
“Durante el resto del día oiría a Seany vagando por la casa.” (p.270)
“Seany llegó de madrugada y se metió en el centro de nuestra cama, conmigo y con Gerry arrinconados en un lado.” (p.277)
9 Mayo
“Seany es un dulce “niño de mamá” lo que es agradable.” (p.304)
“Dámelo y vete. Estará bien, dijo con confianza. Estoy segura que tenía razón, aunque no fue divertido tener que ver a mi pequeño Seany, colorado y llorando.” (p.359)
Tú no podrías inventarlo. Pero Kate McCann claramente lo ha hecho. De resistir la necesidad de “huir” el 7 de septiembre de 2007 a decidir un día después “marcharse lo antes posible”, marchándose un día antes que lo planeado inicialmente.”(p.256)
“No iríamos al día siguiente mejor de dejarlo hasta el lunes. Nos pusimos manos a la obra para empaquetarlo todo y limpiar la villa. Michael se ofreció para quedarse un par de días para organizar la limpieza, devolver las llaves y organizar que nuestras pertenencias fueran embarcadas a casa por una empresa de mudanza.” (p.255)
¿Entonces, dónde estás la “planificación” en toda esta actividad de última hora?
Para un barómetro exacto de lo en serio que Kate McCann se ha tomado la búsqueda de Madeleine, uno solo necesita explorar la cuestión de la “ayuda”.
“Mientras los oficiales buscaban, Gerry llamó a su hermana, Trisha. Difícil como era contarlo a nuestra familia, sabíamos que necesitábamos ayuda de casa y pronto.” (p77)
“Todo el mundo se había sentido inútil en casa y habían salido corriendo hacia Portugal para cuidarnos y hacer lo que pudieran para encontrar a Madeleine. Cuando llegaron, para su consternación se sintieron igual de inútiles – tal vez más, habiendo hecho el viaje con la esperanza de conseguir algo solo para descubrir que no estaba en su poder en Luz más que lo había estado en Reino Unido” (p.109)
¿Qué forma podría haber tomado la “ayuda de casa”? ¿Qué podría esperarse de unos familiares en el extranjero que los propios padres de un niño desaparecido no pudieran hacer personalmente? Y cuando este grupo en una misión ridícula descubre que se han embarcado en precisamente eso, ¿quién es el responsable? No aquellos que incitaron la histeria, sino los bienintencionados peregrinos mismos.
Después tenemos los casos individuales:
“Emma Knights, directora de atención al cliente del Mark Warner... hizo todo lo que pudo para consolarme, pero mi dolor era tan agonizante y personal que no estaba segura de si quería que estuviera allí o no. En realidad no quería a mi alrededor a nadie más que aquellas personas que conocía bien.” (p.75)
“Una mujer llamada Silvia, que trabajaba en el Ocean Club, llegó para ayudar con la traducción... Fue muy amable y me alegró su ayuda y apoyo.” (p.76)
“Una mujer británica de mediana edad... anunció que era, o había sido, una trabajadora social o funcionaria de protección de menores... mostrándome su documentación profesional, incluyendo, creo, su Certificado de Penales. Quería que pasara por todo lo que había ocurrido la noche anterior. Fue bastante agresiva y sus maneras, su mera presencia, me estaba haciendo sentir incómoda aumentando mi angustia.” (p.87)
“Por el camino telefoneé a una colega – otra mujer de gran fe. Ella rezó al teléfono durante casi todo el camino, mientras yo escuchaba y lloraba al otro lado. Estaré en deuda con ella eternamente por su ayuda y apoyo en ese angustioso momento.” (p.88)
El patrón es simple y fácil de interpretar. Aquellos en una posición de autoridad, con credenciales en cuanto a su competencia profesional, se les presta poca atención. Otros bien intencionados pero con ninguna experiencia en el asunto son cálidamente recibidos.
Por supuesto podría decirse más – mucho más. Pero no podría servirse todo junto. El rechazo/desestimación de Gerry del vídeo de los perros pisteros como “es la mayor pieza subjetiva de concurrencia de inteligencia imaginable” (p.253) pero un tema semejante – merece una discusión propia. Un día, tal vez pronto, lo podamos hacer más objetivamente, solo por Gerry. Hasta entonces, y parafraseando ese comentario familiar de un profesor juicioso, si bien no hemos “enseñado a los McCann todo lo que saben,” tampoco les hemos mostrado todo lo que sabemos nosotros.
Fundamentalmente, hay dos cuestiones elementales en relación a la desaparición de Madeleine McCann que siguen sin respuesta;
1. ¿Por qué una pareja directamente relacionada con la víctima de un crimen grave, y por lo tanto víctimas ellos mismos, mienten sobre sus propios actos a la hora en que presuntamente fue cometido el crimen?
2. ¿Por qué otros, no relacionados con esta víctima de un crimen grave, mentirían sobre lo que estaban haciendo antes de que aparentemente fue cometido el crimen?
“Madeleine”, por Kate McCann, no hace nada por diluir la toxicidad de esta simple síntesis.
Pat Brown, en su reciente libro, dijo que no podía entender por qué los McCann se habían negado a reconocer el avistamiento de los Smith y por qué nunca habían sugerido que el hombre simplemente podía haber sido alguien parecido a Gerry McCann...
© Traducción de Mercedes