Women in Crime Ink
por Pat Brown
Criminal Profiler
15 junio 2011
Se dice que a menudo hay mucha no ficción en la ficción y mucha ficción en la no ficción. La nueva autobiografía de Kate McCann, Madeleine, es un buen ejemplo de este axioma. Digo “autobiografía” porque el libro de Kate no va tanto sobre lo sucedido a su hija desaparecida, Madeleine Beth, sino sobre Kate McCann nacida Healy – su vida, sus amores y sus pérdidas, sus padecimientos y sus tribulaciones. En realidad, muy poco del libro es sobre la niña que desapareció en Praia da Luz, ese precioso destino turístico en el Algarve al sur de Portugal; es una historia revisionista cuidadosamente trabajada de uno de los casos de niños desaparecidos más desconcertante de los últimos años y una defensa enérgica de los caracteres y conductas de Kate y Gerry McCann.
Desaparecen niños todos los días en todo el mundo pero pocos niños consiguen el nivel de publicidad que ha rodeado el caso de Madeleine McCann, que tenía casi cuatro años la noche que desapareció del apartamento de los McCann en el Ocean Club, supuestamente secuestrada de su cama mientras dormía en una habitación con sus hermanos gemelos de dos años, Sean y Amelie. Lo que hizo que este caso fuese diferente de otros tantos es el hecho de que sus padres no estaban en “casa” con sus hijos cuando tuvo lugar este presunto secuestro; estaban fuera en el resort cenando y bebiendo con sus siete amigos. Por lo demás, todos los bebés y niños pequeños del grupo Tapas se quedaron solos a su suerte mientras sus padres disfrutaban de su última noche en el pueblo. (Inciso: Penúltima noche)
Madeleine y su hermano, Sean, habían pasado más de una hora llorando por sus padres la noche anterior y un par de los otros niños estaban inquietos o enfermos, uno de ellos hasta el punto de vomitar mientras sus padres estaban fuera cenando. Tres de las familias cerraban sus apartamentos con llave mientras estaban fuera, pero los McCann, Kate y su marido, Gerry, dicen que ellos dejaron todas las puertas sin cerrar (con llave/pestillo) para que alguien, aparentemente cualquiera, pudiera tener fácil acceso a los niños. Los padres de estos niños son casi bobos incultos. Eran médicos y cirujanos y tipos de un estatus social relativamente alto en sus comunidades británicas. El caso llegó a los tabloides, pero, de hecho, fueron los McCann en persona quienes cortejaron a los medios de comunicación sin descanso, convirtiendo a Madeleine en la niña desaparecida más reconocida del mundo y, a ellos mismos objetivo de una buena parte de las críticas y el escepticismo. Afirmaron que su campaña era para encontrar a Madeleine pero bastantes personas creen que fue una cortina de humo para encubrir sus propios actos delictivos.
Cuando se descubrió la desaparición de Madeleine al final de la jarana nocturna, el mundo no solo se quedó estupefacto por la desaparición de la niña sino porque sus padres habían sido negligentes en su deber de procurarle un entorno seguro. No solo eso, sino que comenzaron a circular rumores de que los hijos de los McCann pudieron haber sido sedados por sus propios padres para que no volvieran a causar problemas mientras se quedaban desatendidos y con esa perturbadora información adicional, los McCann se convirtieron en víctimas y villanos al mismo tiempo. Durante los meses siguientes, la policía llegó a creer que la única víctima de este drama era Madeleine que suponían murió accidentalmente mientras estaba sola y que los McCann ocultaron su pequeño cuerpo en algún lugar en Praia da Luz, simularon un secuestro, y con la ayuda de sus amigos encubrieron el crimen. Cuatro años después, el caso sigue sin resolver y los McCann siguen bajo sospecha.
Es por eso que Kate McCann escribió su libro, Madeleine. No, en mi opinión, para reactivar la búsqueda de su hija como ella afirma, sino para convencer a la gente de su inocencia y aumentar los ingresos. Considerando que el libro vendió 50.000 copias el primer día y fue serializado por medio millón de dólares y las críticas de Amazon son mayoritariamente entusiastas y solidarias, yo diría que Kate ha conseguido sus objetivos de una manera bastante aplastante.
Pero, todavía hay escondidas pepitas de oro para ser extraídas de la versión de Kate de lo que ocurrió en Praia da Luz el 3 de mayo de 2007. Lo peligroso de contar otra versión de los hechos es que frecuentemente hay verdades entre las mentiras o mentiras entre la verdad; por este motivo los investigadores de la policía siempre quieren que las personas de interés sigan hablando y los abogados defensores sigan diciéndole a sus clientes que cierren el pico.
La información añadida al libro de Kate me ha permitido completar un Perfil de la Desaparición de Madeleine McCann (asegúrese de comprar la versión ACTUALIZADA). Había sido renuente de ofrecer uno durante mucho tiempo porque, a pesar los muchos informes policiales y declaraciones y apariciones televisivas de Kate y Gerry McCann, quería escuchar la historia de una de sus bocas, para conocer sus respuestas a algunas cuestiones muy pertinentes. Finalmente Kate me hizo el favor cuando escribió, Madeleine, y aunque la mayor parte del libro es una defensa de sus conductas y actos, es a través de esta defensa que Kate me ha dado una visión mucho más firme sobre lo que posiblemente ocurrió la noche que Madeleine desapareció y porqué ciertas cosas ocurrieron o no ocurrieron. Incluso con tiempo suficiente para elegir meticulosamente lo que uno quiere decir, es sorprendente que lo que en realidad acaba saliendo es algo que tal vez hubiese sido mejor no decir. Sin embargo, agendas personales, narcisismo y una falta de objetividad pueden nublar el juicio y el resultado final puede no ser exactamente lo que la persona pretendía. Y doy gracias a Kate por ello.
Permítame decirle dos de las mayores revelaciones del libro: Kate admite que nadie entró a través de la ventana del dormitorio de los niños. Sí, después de insistir durante años que alguien forzó el apartamento rompiendo persianas y forzando la ventana, Kate ahora se retracta de esta afirmación, estando de acuerdo con la Policía Judiciaria de que un secuestrador no se abrió paso por la ventana para entrar o salir de la habitación. Esto es una especie de Bomba Nocturna. Lo que esto significa es que Kate no afirma que la policía chapuceó las pruebas y mientras aun afirma que había un secuestrador que abrió la ventana por razones que no tienen sentido, su admisión cambia cómo veo lo que en realidad ocurrió aquella noche.
Otra parte fascinante del libro es el increíblemente generoso perdón de Kate a Jane Tanner por no decirle inmediatamente que ella vio un hombre llevándose a Madeleine del apartamento; en su lugar está agradecida de que “alguien hubiese visto algo”. En otras palabras, Kate está contenta de que se viera producirse el secuestro, no que no fue notificada a tiempo de hacer algo sobre ello. Esta sorprendente revelación me dice mucho sobre la mentalidad de los McCann y ayuda mucho al perfil para determinar qué le ocurrió a Madeleine.
Espero que Kate McCann consiga su objetivo de reactivar la investigación de la desaparición de Madeleine McCann y que la verdad de este asunto sin duda vea finalmente la luz.
© Traducción de Mercedes