The Blacksmith Bureau
23 Febrero 2012
A wolf by the ears – Un lobo cogido por las orejas*
¿Te mentiría yo?
¿Quieres saber por qué Gerry McCann fue a Lisboa en enero de 2009? Basta con echar un vistazo a estas páginas en McCann Files y encontrarás a Gerry dando entrevista tras entrevista explicando que estaba allí para ver cómo mejorar la “búsqueda de Maddie” con sus abogados criminalistas y para “ver cómo podemos trabajar con las autoridades para explorar áreas done pueden hacerse otras cosas que podrían marcar la diferencia”.
También hubo muchos otros comentarios, tales como su deseo de “construir puentes” con los portugueses, olvidar el pasado y comenzar de nuevo.
Lo único que no nos dio fue su verdadera razón para ir a Lisboa. Eso es porque, nuevamente, Gerry McCann estaba mintiendo entre dientes, como suele hacer con monótona regularidad. Sin olvidar, no ser ligeramente desorientador, pero mintiendo descaradamente en el sentido etimológico de la palabra.
Su esposa confiesa tener un propensión igual a mentir (Madeleine, Pág. 206), pero en este caso parece que podemos aceptar su versión de la página 335 del mismo libro. Habiendo hablado con Duarte (Isabel) por teléfono a finales de noviembre, ella escribe, “Gerry fue a Lisboa para encontrarse con ella” exactamente seis semanas después.
Fíjate en lo que hago, no en lo que digo
Bienvenido al mundo de las demandas por difamación portuguesas de los McCann. Spin y mentiras están en corazón de ellas, como lo han estado desde el principio; solo ahora, tres años y medios después de que el caso fue archivado, podemos ver que gradual pero inexorablemente el sistema legal ha comenzado a ponerse al día con la pareja: el spin se ha encontrado con los tribunales y los tribunales están ganando.
Fue en julio de 2008 cuando se archivó el caso y los McCann fueron liberados de su condición de arguido. Ante esto era el momento del triunfo. La prensa de Reino Unido, escarmentada y confundida por los fracasos en Portugal que habían llevado a la indemnización por libelo del Express, acogió con entusiasmo las versiones deshonestas del informe de archivo proporcionadas por un burlón Clarence Mitchell –que el informe se había “burlado” de su propia fuerza policial por su incompetencia y había exonerado a la pareja. El camino estaba ahora libre para que los padres utilizaran esta “absolución” como base para proceder no solo contra los fantasiosos del Express y el Star sino contra cualquier que cuestionara su papel en la desaparición de Madeleine McCann.
El fantasma en el banquete**
Casi simultáneamente Gonçalo Amaral lanzó La Verdad de la Mentira en Europa, finalizado con la sorprendente afirmación de que la niña había muerto en el apartamento el 3 de mayo y los padres habían ocultado el cuerpo. Hubo pocas menciones sobre el libro en la prensa británica y casi ninguna describiendo su idea central: tal como, sin ninguna duda, apuntaron los abogados de los medios, el libro claramente difamaba a los McCann y el mero hecho de repetir la afirmación era igualmente difamante. Amaral tendría que probar la verdad de sus aseveraciones y eso era imposible ya que la investigación, tal como se resume en el informe de archivo, no había encontrado “ninguna prueba de ningún delito” por parte de la pareja.
En medio de la euforia de la exoneración de los padres, las afirmaciones de Amaral fueron inicialmente de poca importancia y la pareja estaba contenta de esperar a que el policía lanzara una edición del libro en Reino Unido para aplastarlo después en los tribunales. Pero el enorme y continuo éxito del trabajo y el impacto del documental para la televisión demostraron ser demasiado para la pareja y en abril de 2009, tras consultar nuevamente con Duarte (Isabel), tomaron la decisión de demandarle.
¿Fue una decisión racional? Sin duda fue una extremadamente difícil: Amaral había puesto deliberadamente una trampa que podría llevar a la pareja fuera de la confortable zona de spin y dominación mediática y hacia los tribunales, donde el spin y los portavoces no contaban para nada y donde la imposibilidad de probar la verdad de sus afirmaciones podría conducirles a peligros impredecibles además de sanciones económicas. Sin embargo, el silencio y la inacción equivaldrían a la aceptación de las devastadoras afirmaciones de Amaral.
“Siempre he sido considerada una persona bastante dulce”, escribió Kate McCann, aparentemente con la cara seria, “pero estos ataques (de Amaral) despertaron en mí emociones terribles. Era como si todo mi cuerpo estuviera intentando gritar pero una tapa bien enroscada estuviera previniendo que se escapara el grito. En lugar de eso estaba aullando internamente.”
Así que parece como si la grave falta de control emocional de Kate McCann que, tal como sabemos por las páginas de Madeleine, había presentado en tan gran medida en Portugal en 2007, influyó en su decisión de demandar, a pesar de los riesgos.
Los abogados siempre cobran
No obstante sus abogados, tanto Duarte en Portugal como Carter Ruck en Reino Unido, reunieron un paquete que ofrecía algunas posibilidades de éxito. No había ninguna garantía de que el tribunal portugués aceptase el sumario de archivo como una afirmación absoluta de inocencia pero había una posibilidad; los padres siempre habían negado cualquier implicación en la desaparición de la niña; los ataques sobre la personalidad de Amaral podrían demostrar que él estaba motivado por el dinero más que por principios; y, finalmente, los Tapas 7 podrían testificar tanto que no hubo tiempo suficiente para que los padres ocultaran el cuerpo el 3 de mayo y que su conducta aquella noche era inconsistente con la idea central de Amaral.
Además el asunto crítico de la carga de la prueba podría ser pospuesto para un futuro lejano por un ataque preliminar sobre Amaral utilizando el infinitamente flexible lenguaje de los derechos humanos, en lugar de las leyes de difamación. Ese ataque, cuando llegó, sorprendió a casi todo el mundo por su malevolencia (distintiva de Duarte) y manifiesto rencor (característico de los McCann). Virtualmente anulaba los derechos humanos propios de Amaral y no ayudo mucho a la imagen de la justicia portuguesa en el extranjero pero tenía una lógica propia: aumentaba considerablemente las posibilidades de que Amaral demandara por paz antes de llegar a un juicio completo por difamación con sus requerimientos de pruebas ante el tribunal.
A pesar del grave desconcierto de los padres durante la audiencia de la medida cautelar en Lisboa cuando se enfrentaron a la dolorosa realidad de un tribunal portugués por primera vez, enero de 2010 representó un triunfo aparente para la pareja tan decisiva como su “exoneración” dieciocho meses antes: se sentenció a su favor y Amaral permaneció maniatado y virtualmente indefenso. Poco después se supo que la esposa de Amaral prácticamente se había derrumbado bajo la presión de su odisea y rogaba a su marido que alcanzara un acuerdo con los McCann.
¿Magnanimidad? ¿Ellos?
“Magnanimidad en la victoria...”, tal como escribió una vez un estadista británico. Pero al igual que la inestabilidad mental de Kate McCann había destacado en la decisión de demandar, ahora otra cualidad de sus personalidades, su afán de venganza, aseguró que nunca le tenderían una mano a Amaral en su momento de triunfo sino que lo perseguirían hasta el final.
Amaral, para su gran mérito, simplemente siguió adelante, ayudado por un pequeño número de seguidores dedicados y recaudadores de fondos. Finalmente, en verano de 2010 su persistencia y determinación fueron recompensados cuando el tribunal portugués de apelaciones falló a su favor y levantó algunas de las restricciones cautelares. A pesar del casi silencio con que fue recibido el éxito de Amaral en Reino Unido estaba claro que se había llegado a un punto de inflexión.
La sentencia, que era definitiva, dejaba claro que fuera lo que fuera lo que los seguidores, portavoces o abogados como Carter Ruck afirmaran fuera de los tribunales, el informe de archivo/declaración de AG no era explícitamente un hallazgo judicial de ningún tipo sino solo una interpretación posible de los datos de la investigación sin ningún fundamento legal (es decir, conclusivo). Estaba exactamente a la par con otras posibles interpretaciones u opiniones no-judiciales basadas en los mismos datos, dijeron los jueces, en particular con aquella expresada por Amaral en La Verdad de la Mentira. Así pues la conclusión del informe, “que no había pruebas de comisión de ningún delito” por parte de la pareja fue de inmediato degradado a la razón de la liberación de su condición de arguido en aquel momento, no a un fallo de inocencia.
Duarte tuvo que decirle a la incrédula –e inevitablemente furiosa- pareja que gran parte de sus “pruebas” de libelo habían sido despachadas de un golpe: el sumario y la declaración A/G no podrían ser utilizadas en el próximo juicio por difamación del modo en que ellos deseaban y como Carter Ruck, en Reino Unido, ya había intentado utilizar.
Empeora
De hecho la situación era mucho peor que eso porque el verdadero significado de “la carga de la prueba sobre el demandante” comenzaba a emerger ahora de una manera que la pareja nunca había previsto. Cuando se llamó la atención sobre otras partes del informe de archivo, particularmente la declaración de que los McCann habían “perdido la oportunidad de demostrar su inocencia”, sea lo que sea lo que eso pueda significar, fueron desestimados como irrelevantes - ¿desde cuándo los sospechosos tienen que demostrar su inocencia?
Y ahora, inquietante e inesperadamente, había una respuesta: en breve, y en un tribunal. Excluida la “exoneración” Durante solo podía argumentar que el sumario de archivo es una interpretación de la investigación más convincente que aquella de Amaral – aunque esa interpretación asevera en blanco y negro que no consiguieron demostrar su inocencia tal como el tribunal de libelo les requiere que hagan!
En el mundo de las mentirijillas y el spin esto podría ser descartado: porque no pudieran demostrar su inocencia entonces no significa que todavía no puedan hacerlo, al igual que la opinión de la policía de Leicester que “no había pruebas claras que los eliminaran de la implicación en la desaparición de Madeleine” siendo cierto en 2008 puede no serlo ahora. ¡Sigue soñando! El Fiscal General portugués confirmó tan recientemente como en 2011 que no habían aparecido pruebas significativas desde 2008 que añadir al caso o justificar su reapertura. Una “demostración de inocencia” o “pruebas que los eliminan de la implicación” serían, por supuesto, “pruebas significativas”. No han aparecido.
¿Qué ha pasado con los 7? ¿Qué?
Con esta parte de la demanda perdida el testimonio de los padres y sus amigos asume una importancia mucho mayor si va a haber alguna posibilidad de que los McCann prueben su caso. Pero ahora, sorprendentemente, sabemos por la lista de testigos llamados por los McCann que ninguno del grupo Tapas va a testificar. Y por el ruido que se está haciendo en nombre de los padres se ve cada vez más como si ellos mismo tampoco serán llamados. Las razones siguen siendo un misterio. (Inciso: Tal vez no tan misterioso, cualquier cosa que digan en un tribunal podría suponer un “motivo suficientemente significante” para reabrir la investigación).
Tal como publicamos recientemente esa lista indica que Duarte se ha dado por vencida en demostrar que la idea central de Amaral es difamante. Sin embargo ¿cómo sueltan las orejas del lobo sin ser atacados salvajemente? Sus esperanzas parecen residir, tal como dijimos, en concentrarse en una defensa basada en las emociones combinada con ataques (sin duda enérgicos) personales contra Amaral, una estrategia que, tal como hemos visto, ya ha sido puesta en marcha a través del Mirror. Si bien ellos no serán capaces de probar que su idea central, tienen la oportunidad de convencer al tribunal que la pareja –y la famosa búsqueda- han sido dañados por el “acoso” de Amaral. Hmm.
¿Y qué pasa con todos los policías y figuras legales que pretenden llamar los McCann – podrían proporcionar material nuevo para fortalecer las afirmaciones de la pareja? La respuesta es NO. La declaración del Fiscal General de que no han aparecido nuevas pruebas se aplica una vez más y los días de las emboscadas en los tribunales de difamación han terminado. La policía y personajes legales solo pueden dar su opinión personal sobre las diferentes interpretaciones de la investigación archivada, no hechos nuevos.
So what can we make of it all? We have to say that our relatively recent gloom about Amaral’s chances has lightened considerably: it appears that his views on what caused the shelving may not need to be aired in court. And never for a moment did we think that the Tapas group would fail to testify. It is impossible to avoid the feeling that after all these years the character flaws of the pair –the compulsive lying, the blind vengefulness, the manipulation of the press that seems to have damaged their own view of reality and the strange violence—now documented—of Kate McCann’s personality—are finally catching up with them in the only place that has ever mattered: the courtroom.
Entonces ¿qué podemos concluir con todo esto? Tenemos que decir que nuestra relativamente reciente melancolía sobre las posibilidades de Amaral se han iluminado considerablemente: parece que sus puntos de vista sobre las causas del archivo puede que no tengan que ser aireadas en el tribunal. Y en ningún momento se nos ocurrió que el grupo Tapas no testificaría. Es imposible evitar el sentimiento de que después de todos estos años los defectos de carácter de la pareja –las mentiras compulsivas, la venganza ciega, la manipulación de la prensa que parece haber dañado su propia visión de la realidad y la extraña violencia –ahora documentada- de la personalidad de Kate McCann – finalmente se está poniendo al día con ellos en único lugar que realmente ha importado: la sala del tribunal.
Publicado por John Blacksmith
* “El lobo cogido por las orejas” es una frase atribuida al emperador Tiberius por el biógrafo Suetonius: “El motivo de su vacilación era el temor a los peligros que lo amenazaban por todas partes y frecuentemente le condujeron a decir que tenía “al lobo cogido por las orejas”.
** El fantasma en el banquete - Etimología: Después de Banquo en Macbeth de Shakespeare (1606); Macbeth asesina a Banquo, cuyo fantasma aparece posteriormente en una fiesta, no visto POR nadie más que Macbeth.
Idiomático: Una presencia que estropea la diversión causando culpa o reviviendo recuerdos desagradables/inoportunos
© Traducción de Mercedes
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