Fecha: 11/08/2008
Se presentaban como pulcros limpiadores de apartamentos para los turistas que iban con sus familias a Gran Canaria, pero eran dos peligrosos pederastas condenados por abusar de seis niños en Escocia, su país. Charles O’Neill, ex boxeador, y su primo William Lauchlan repitieron el camino de muchos pederastas británicos.
Muchos turistas que acudían al sur de la isla de Gran Canaria recurrían a la pomposa empresa Rainbow Cleaning Services para que les limpiara sus apartamentos de vacaciones. El director era el escocés Charles O’Neill, un boxeador retirado de 46 años que decía ser “limpiador forense” y “miembro del Instituto Británico de Limpieza”, algo absolutamente falso. Con él colaboraba su primo William Lauchlan, de 31 años. Ambos limpiaban casas, apartamentos y bungalós de turistas y algunos locales de ambiente gay en la zona de Playa del Inglés, al sur de Gran Canaria, desde finales de 2006, cuando llegaron desde su país.
Los viajes y los abusos cometidos por los dos primos escoceses revelan la preferencia que muestran delincuentes sexuales condenados y confesos en Gran Bretaña por ocultarse en España buscando impunidad. En su caso, sólo han salido a la luz tras la desaparición, muy cerca de su zona de trabajo, del niño Yéremi Vargas, un menor que tenía 7 años cuando el 10 de marzo de 2007, según todos los indicios, fue secuestrado mientras jugaba junto a su casa de Vecindario (Gran Canaria). Scotland Yard envió entonces a la policía y a la Guardia Civil un listado con una treintena de agresores sexuales británicos que podían estar en Canarias en esas fechas, como publicó interviú en su número 1.617. En ese siniestro y secreto listado de pederastas estaban ya Charles O’Neill y su primo William, que según sostiene la policía británica son los únicos que siguen siendo, a día de hoy, investigados por el posible secuestro de Yéremi. Los informes policiales ingleses y españoles su primo terminaron de cumplir su condena por abusar de seis niños en Escocia.
Fue entonces cuando cambiaron las islas Británicas por las Canarias. Según los informes de la Interpol, ambos se instalaron primero en un bungaló del complejo Vista Dorada, al sur de la isla de Gran Canaria. Allí vivían, según esos documentos policiales, en compañía de un menor de edad de 14 años, hijo de una mujer que reside en la isla. Ambos pederastas ganaban dinero limpiando apartamentos donde acudían familias con sus hijos y dos locales de ambiente gay ubicados en el centro comercial Yumbo, de Playa del Inglés.
El negocio no iba mal y O’Neill y su primo contrataron como ayudante a un vecino de la isla, problemático y con antecedentes policiales por su relación con las drogas. La investigación ha descubierto que este hombre vivía en la misma localidad que Yéremi, Vecindario. Un informe de Interpol recoge que el individuo grancanario dijo haber vendido a los pederastas una furgoneta Nissan Trade de color blanco (el mismo modelo y color que algunos testigos dicen haber visto llevarse a Yéremi). El informe añade que alguien pintó de color verde la furgoneta antes de la desaparición del niño. El vecino de la familia de Yéremi, que está en libertad, ha declarado que vendió su vehículo a los dos británicos para los que trabajaba meses antes de la desaparición del niño, de la que el domingo pasado se cumplieron 17 meses. Agentes de Scotland Yard del condado de Surrey afirman que los dos pederastas escoceses podrían estar implicados en la desaparición del niño, que el pasado 18 de julio cumplió 9 años. Las investigaciones policiales han descubierto que en Gran Canaria O’Neill y Lauchlan seguían buscando niños, siempre varones. Así, el 18 de septiembre de 2007, los dos pederastas fueron identificados por agentes de policía cuando estaban muy cerca del centro comercial Yumbo, en Maspalomas.
El atestado del Cuerpo Nacional de Policía recoge que iban acompañados de un menor. El joven, de apenas 14 años, declaró entonces que mantenía relaciones sexuales voluntarias con ambos hombres. Luego se retractó. El caso pasó al Juzgado de Instrucción número 2 de San Bartolomé de Tirajana, el mismo que lleva el caso de Yéremi, donde sigue abierto con el número de diligencias 10334/07. Las pesquisas sobre la doble vida en Canarias de los dos pederastas han ofrecido más datos alarmantes. Lauchlan y O’Neill fueron vistos por un testigo en octubre de 2007 cuando iban acompañados de “un niño de unos once o doce años, que podía ser inglés por el aspecto, aunque no habló”, según se puede leer en el informe policial. Los británicos querían vender la furgoneta y aseguraron al potencial comprador que el niño era su “sobrino”, algo falso. En otra cita, los escoceses acudieron con un chico moreno de unos 14 años, según otros testigos. En octubre de 2007, los pederastas, que llevaban meses siendo vigilados, regresaron a Escocia y fueron detenidos por su posible implicación en la desaparición de la madre de una de sus víctimas (ver recuadro de la página 8). Los informes de Scotland Yard los califican de “delincuentes sexuales de alto riesgo”. El ex boxeador O’Neill y su primo Lauchlan fueron condenados en 1998 a ocho y seis años de prisión respectivamente por un tribunal que consideró probado que abusaron sexualmente de seis niños de entre 11 y 15 años. En el juicio se reveló que ambos, bautizados por el Sunday Mail de Escocia como “sucias ratas”, daban alcohol y amenazaban a los niños para lograr sus propósitos. En 2004, O’Neill y Lauchlan aprovecharon que habían conseguido la libertad condicional para viajar por primera vez –que se sepa– a España. Se instalaron en la provincia de Alicante, entre Benidorm y Alfaz del Pi.
El ex boxeador se cambió el nombre –lo mismo que hizo en Málaga Tony Bronwich, luego Tony King, el asesino de Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes– y pasó a ser Robert Walker Mc Lauchlin. Una vez instalado, buscó ayuda en un viejo compatriota llamado George, dueño de un pub en Benidorm y con el que tenía mucho en común: el tal George también había sido acusado en Reino Unido de abusar de niños, esta vez sus propios sobrinos, de 6 y 12 años, según otro informe de Interpol. El 18 de abril de 2004, O’Neill y Lauchlan fueron detenidos en Alfaz del Pi. Ambos estaban en una autocaravana acompañados de un chico, menor de edad, que se había fugado de su casa, al que sometieron a tocamientos, según denunció entonces. Ambos fueron trasladados a Escocia para seguir cumpliendo su vieja condena, que concluyeron a finales de 2006. Al salir, buscaron otro destino donde seguir haciendo lo que más les gusta. Eligieron Gran Canaria.