7 de agosto de 2010
Aquellos que intentan seguir los procesos, bastante silenciados, entre Robert Murat y Jane Tanner podrían estar interesados en tener algún pequeño antecedente sobre los acontecimientos que los provocaron. Cuánto consuelo les aportará el resultado a aquellos interesados en los hechos del asunto McCann y la posibilidad de que emerja la verdad es sin embargo, otro tema.
La demanda presentada por el Sr. Murat es penal, no civil, una por “denuncia calumniosa”. De ese prodigiosamente flexible Código Penal portugués, podemos ver que cualquiera “que por cualquier medio, ante la autoridad o públicamente, con conocimiento de la falsedad de la imputación, denuncie o proyecte sobre una persona determinada la sospecha de la práctica de un delito, con intención de que sea sometido a un procedimiento judicial, será condenado con hasta tres años de cárcel o multa.” Para probar tal acusación, obviamente será crucial aportar pruebas convincentes de que el autor “tenía conocimiento de la falsedad de la imputación”.
Tales pruebas ni han sido ni serán presentadas por la sencilla razón de que no existen, a pesar de la continua diseminación de calumnias de la Sra. Tanner y sus supuestos motivos.
Pero hay dos lecturas: “Si la conducta consiste en la falsa imputación de hechos ilegales o sanción disciplinaria, la persona es castigada con hasta un año de cárcel o multa de hasta 120 días.”
Ahora bien, esto es algo totalmente diferente. Un abogado no tendría que sumergirse en el desfasado pozo negro de la conspiración, encubrimiento y protección política encubierta, en un desesperado intento de demostrar que la Sra. Tanner sabía que estaba realizando una falsa acusación contra Robert Murat: simplemente estableciendo que ella lo había señalado sin malicia o motivos, podría ser suficiente para asegurar una condena, dejando todo tipo de jugosas posibilidades de emprender acciones civil en el futuro.
Debido a que puede argumentarse de forma muy convincente que ni fue la infame Lori Campbell ni tres de los miembros de los Tapas 9 con sus historias de haber visto al Sr. Murat la noche del 3 de mayo, quienes provocaron que la policía actuara, arruinando por lo tanto la vida de Murat; no, fue la presunta identificación de Murat como la sombría figura más tarde conocida como “bundleman” lo que fue fundamental.
La base de ese argumento carece de ambigüedad. Gonçalo Amaral dejó claro que no tenía ningún deseo de hacer recaer todo el peso de investigación sobre Murat a no ser que existieran pruebas que sugirieran que él era la persona presuntamente vista por la Sra. Tanner el 3 de mayo. Habiendo obtenido una orden de registro para el domicilio de Robert Murat, en sus propias palabras.
“Antes del registro, queremos asegurarnos que Jane Tanner lo reconoce como el individuo que vio la noche de la desaparición. Se encuentra sentada en un coche camuflado, cuyas ventanas tintadas le permiten ver sin ser vista. El vehículo está estacionado exactamente en el mismo lugar en el que estaba ella la noche del 3 de mayo. Robert Murat, anónimo entre agentes de paisano, sube la calle del mismo modo que el presunto secuestrador. Jane Tanner es categórica: con toda seguridad es Robert Murat a quien vio aquella noche. Lo reconoce sin lugar a dudas por su modo de caminar.” En ente momento añade la pregunta crítica, “¿Pero se parece a la descripción que ella había dibujado previamente?”
Dejando de lado el caos que superó en ese momento al Sr. Murat, esto también es la clave de todo el tema del secuestro, mucho más importante que las supuestas “imposibilidades”, de hecho más importante que los pantanosos e impenetrables testimonios de los Tapas 9. Pues sí, poco más de una semana después de su avistamiento original, la Sra. Tanner identificó a Robert Murat, de cara redonda, del norte de Europa con pelo corto de castaño claro a medio y, sobre todo, gafas, como la figura enigmática pero indiscutiblemente melenuda, de cara alargada y piel morena que afirmó haber visto en el mismo lugar con luz similar a la noche del 3 de mayo, por lo tanto claramente era una testigo presencial completamente inútil en quien no se podía confiar en que hubiera visto nada la noche del 3 de mayo. Cualquiera que fueran sus motivos quedó desacreditada.
Es doblemente desafortunado que esta cuestión relativamente sencilla –de si el posible secuestrador había sido visto o no en las proximidades del apartamento 5A- no fue visto como el tema crítico que sin lugar a dudas era: esa rareza en el caso McCann, un caso claro y conflicto resoluble de pruebas. En su lugar, una vez la excitación sobre Murat se había calmado, los actos de la Sra. Tanner se quedaron fatalmente unidos en la mente de los investigadores con el importante pero asunto completamente separado del potencial caso contra Gerry y Kate y la posible colusión entre los miembros de los Tapas 9.
Una desacreditada Jane Tanner significaría que no había pruebas de ningún posible secuestrador en las cercanías, solo de una desaparición. Naturalmente la cuestión de por qué los nueve testigos más cercanos debían mantener la teoría del secuestro sin pruebas externas que la motivaran o apoyaran – en otras palabras una invención o especulación – demandaría entonces mayor investigación y bien podría haberse convertido en el centro de la investigación. Y si alguna vez una investigación necesitó un foco más estrecho sobre asuntos clave, más que sospechas sin fundamento, difusas y cada vez más amplias, esta era una. Como premio de menor importancia para el resto de nosotros, el mundo se hubiese ahorrado las interminables fantasías estilo “borrón de Rorschach” ofrecidas en las conferencias de prensa McCann/Mitchell y sus más recientes variaciones sobre el tema del “sospechoso”. Por lo tanto las consecuencias para la investigación del modo que este episodio fue manejado fueron en última instancia enormes.
¿Qué salió mal? ¿Por qué habría la más remota posibilidad de clarificar una mentira durante una oscura y poco prometedora audiencia, tres años y medio después de los hechos, más que en base a una investigación original con magníficos recursos? Vamos a estudiar con más detenimiento esas preguntas, pero antes quiero recordar a los lectores que deseen refrescar su memoria, algo que he apuntado regularmente, tanto aquí como en otros lugares, sin mucho resultado: en su único interrogatorio grabado sobre este tema, durante las entrevistas rogatorias en la comisaría de Leicester, Jane Tanner nunca negó que ella había identificado a la persona que había visto desde el vehículo de vigilancia, Robert Murat, como la persona que había visto el 3 de mayo. Negó muchas cosas, pero no esa.
Publicado por John Blacksmith
Traducción de Mercedes
Este es el primero de cuatro artículos que iré traduciendo:
- Now you see it, now you don't - Ahora lo ves, ahora no
- M/S Tanner takes the stage - (La Sra. Tanner sube al escenario)
- Reasons to be cheerful? - (¿Razones para estar contentos?)