21 de agosto de 2009

Caso Madeleine McCann - ¿Maddie en Australia?

Semanario Privado - Edición impresa


Solo otro “flop” (fracaso)...

El caso “Maddie” no deja de sorprender al público por las estupideces que van surgiendo. Simultáneamente con el sospechoso Raymond Hewlett, ciudadano británico de 64 años, con una enfermedad oncológica terminal, con un pasado de abusos sexuales a menores en la década de los 70, que vendió miles de páginas de periódicos y promovió discusiones sin fin en la blogosfera, pareció una referencia a un militar de la GNR que habría recibido, después del 3 de mayo de 2007, varias transferencias bancarias por un valor total de 100.000 €. En relación al primero caso, un auténtico atentado contra los Derechos Humanos, las cosas se suavizaron, felizmente. En cuanto al segundo, nunca nada fue, efectivamente, confirmado. A pesar de todo, se habló poco de ello y acabó demasiado pronto, se es comparado con otro “tópicos” sobre el caso.

El “Pack” Maddie

Hace algún tiempo que la tienda virtual, de la página Web oficial FindMadeleine, anunciaba la venta de un nuevo producto – el Pack Vacacional. ¿En qué consiste este producto? Consiste en 10 carteles con los retratos de Maddie (con tres años y otro, supuestamente, con 6, tras una discutible “metodología” de progresión de edad), 2 carteras para billetes de avión, 2 etiquetas para el equipaje y 1 pegatina para el coche, por el módico precio de 1,75 libras. Este producto, al lado de las “pulseras” de Maddie está anunciado como un “objeto best seller”, esto es, de los productos más vendidos de la tienda virtual. Ahora bien, el momento de vacaciones es propicio para ello, se podría pensar, que no sería un método inadecuado e inmoral de conseguir fondos para una investigación privada, si no fuera por la innegable negativa de colaboración con las autoridades de los que deberían ser los principales interesados en colaborar – los padres de la niña.

Recientemente, llegó al primer plano del caso otro sospechoso, o mejor dicho, sospechosa. Hace algunos días, concretamente el día 6 de agosto, Clarence Mitchell (asesor de comunicación de los McCann) e Dave Edgar (uno de los policía jubilados que trabaja como investigador privado para los McCann) dieron una rueda de prensa donde mostraron un retrato-robot de una mujer, supuestamente, parecida a Victoria Beckham, probablemente de origen australiano.

¿Cómo surgió este retrato-robot? A través del testimonio de un ciudadano británicos de 41 años que estaba en Barcelona, sobre la fecha de la desaparición de Maddie. Más concretamente, el día 7 de mayo de 2007, sobre las 2 de la mañana (esto es, 76 horas después de haberse dado la alerta de la desaparición de Maddie por su madre, Kate McCann, en Praia da Luz) este señor dice que, paseando, durante una fiesta en el Puerto Deportivo Olímpico de Barcelona, se encontró con una mujer, de entre 30 y 35 años, de pelo corto, “muy parecida a Victoria Beckham, que estaba nerviosa caminando de un lado para otro en la puerta del café “El Rey de la Gamba”. Esta señora, con cerca de 1 metro 58 de estatura, “glamurosa” y vestida con vaqueros caros y un top, lo abordó preguntándole: “Estás aquí para entregarme a mi nueva hija? ¿La tienes? ¿Tienes a la niña? El testigo parece haber dicho, además, que la mujer “glamurosa” y nerviosa hablaba inglés con acento australiano, aunque, también parecía que hablaba con fluidez el castellano y el catalán.

Preguntas incómodas

¿Qué decir? Algunas cosas. En primer lugar, ¿por qué razón este ciudadano no se decidió hasta ahora a ofrecer estos datos? La respuesta es la esperada: ¡por motivos personales que prefiere no mencionar! Aunque, entonces, ¿cómo consiguió recordar este episodio, en concreto las palabras exactas y la fisonomía de la mujer? ¿Por qué razón una mujer inquieta en la puerta de un restaurante, en un puerto de fiesta, aborda a un desconocido?

En segundo lugar, aunque pudiéramos digerir los motivos personales (tal vez conyugales o laborales) y la no divlgación de otra información para no perturbar la investigación, se impone otra pregunta: ¿el supuesto testigo iba solo o acompañado? ¿quién lo acompañaba prestó, también, declaración?

En tercer lugar, la memoria a no ser en circunstancias muy especiales, no mejora, todo lo contrario.

En cuarto lugar, ¿Cómo puede asegurar Clarence Mitchell que el testigo no estaba embriagado? Además, ¿por qué sintió, el Sr. Mitchell, la necesidad de asegurar la sobriedad del “testigo” antes de que alguien le hubiera pregunta tal cosa?

En quinto lugar, ¿por qué un ciudadano británico reconoce el acento de una lengua extranjera (en este caso dos – castellano y catalán), sin dominar tales idiomas? (Inciso: Teniendo en cuenta que la mayor parte de los británicos no son incapaces de distinguir entre el español “escrito” y el portugués esto es algo que es MUY raro). Que reconozca el “acento” australiano, aun puede pasar. ¿Pero los demás?

Un escenario ideal

Lo que es un hecho es que tal escenario se tornaba ideal para otra maniobra teatral Mitcheliana. Experto en comunicación “mass media”, Clarence Mitchell sabe que el nombre Beckham es especialmente relevante en este caso porque: es un icono de éxito británico adorado por sus conciudadanos (además de haber participados en anuncios en la búsqueda de Maddie), con elevadísima notoriedad, y su “spicy” y controvertida esposa también; Barcelona es una ciudad esplendorosa donde todo sucede: un puerto deportivo con yates, donde la idea el rapto por mar al estilo “red de pedofilia” o “robo de niños para adopción” estaría subyacente; y, consecuentemente, una receptora de la commonwealth más antípoda para, simbólicamente, mantener al público confiado de la posibilidad de que Maddie está viva, al mismo tiempo que justificaría la gran necesidad de donativos para el fondo que, supuestamente, investiga la desaparición de la niña.

Bien. Eso fue lo que sucedió. Miles de llamadas desde Australia y dos yates, supuestamente propiedad de ciudadanos australianos, se convierten en el centro de atención. Es especial, una señora australiana, de Sidney, Judith Aron, de 53 años, “ha sido "denunciada" por una amiga, supuestamente, parecida a Victoria Beckham. A pesar de todo, se puede comprobar con facilidad que esta señora no encaja, de ninguna manera, en el rango de edad que el supuesto testigo británico sugirió (30-35 años), aunque, si, con 20 años, y es tan parecida a Victoria Beckham como yo a Bruce Willis. Además de esto, esta señora no salió de Australia desde el año 2000, por estar cuidando a su padre. Curiosamente, vive en Victoria, en la Calle Madeline, y tiene una hija, rubia, de 5 años de edad. A pesar de esta coincidencia, una vez más, no se trata de la pequeña Maddie.

Aunque, inmediatamente después surgió otra “Victoria Beckham”: la multimillonaria Melissa Karlson.

Pero, ¿quién es Melissa M. Karlson? Se trata de una persona de la alta sociedad australiana, Directora Ejecutiva de uno de los mayores Grupos de inversión inmobiliaria de Oceanía. No hay duda de que Melissa está cerca de la edad de Victoria Beckham. Aunque, aun así, ¿se parece a ella?

Maddie es un fenómeno de Marketing relacional que produce notoriedad. No es, pues, de extrañar que incluso la madre de Melissa haya aparecido, aunque con el innecesario pretexto de asegurar que su hija no tiene nada que ver con el caso Maddie (obviamente que no, decimos nosotros!) ¡Aun más! El padre de Melissa, Bill Willis, recibió el “United Way Philantropist of the Year Award” en 2003, un premio para los empresarios filántropos y mecenas. Además, este empresario de la ciudad de Perth, Australia, era conocido por su filantropía, pareciendo que su hija, Melissa, heredó sus genes. Para tal, basta que miremos los actuales apoyos desde el Willis Group al Lyons Eys Institute (Clínica oftalmológica), entre otros, como, por ejemplo, el Fondo Murdoch, imaginemos la notoriedad del Willis Group. Compruébelo viendo el contador de visitas a su página web...

A pesar de todo, en mayo de 2007, Melissa y su madre estaban en Antibes, Francia, y no en Barcelona.

A pesar de quedar “devastadas” con la relación que se hizo con el caso, no dudaron en colaborar para que todo fuese explicado, incluso permitieron que los detectives hablaran con los miembros de la tripulación del yate, de 32 metros, de nombre “Willpower”. Estarán, con toda seguridad, aprovechando hábilmente la notoriedad de su empresa en tiempos de crisis, en la commonwealth y el Mundo, al mismo tiempo que Clarence Mitchell estará viendo un medio de no ver hundido el Fondo Find Madeleine.

Un barco... que hace aguas

Algunas fuentes dicen que el yate, que estaba siendo “investigado” por los detectives privados, es propiedad de un matrimonio sueco y no hay registros de que haya estado en Portugal en la fecha de la desaparición de Maddie. Aunque estuviera, ¿serían suficientes las 76 horas para tanta cosa: raptar a una niña, llevarla hasta el enorme yate que tendría que estar fondeado en algún lugar de Praia da Luz y realizar un viaje de muchas, muchas, millas marinas para realizar la entrega a una millonaria que esperaba en la puerta de un restaurante? En esta teoría, al final, ¿de quién era el yate? ¿De la australiana o del supuesto raptor? ¿Será que la australiana lo había prestado para el rapto? Si así fuera, ¿no conocería al raptor y le haría aquella pregunta tonta? Si el raptor llevó a Maddie por agua, ¿cómo justificarían el testimonio de Jane Tanner que “vio” al raptor marcharse en dirección opuesta al mar?

Una vez más, ¡un “flop” (fracaso)! ¡Un gran fracaso, en términos de investigación criminal! Bueno. ¡Por lo menos, los Detectives consiguieron la proeza de encontrar un sospechoso que aun no había sido investigado por la Policía Judiciaria! Bien, Australia queda tan lejos, no es de extrañar! Aunque, visto así, ¿por qué razón Clarence Mitchell da la cara por tal “flop”? Porque cumple un objetivo preciso: como el mismo advirtió en la rueda de prensa de 6 de agosto, “...a este ritmo el Fondo Find Madeleine estará agotado a finales de año. Explotemos, pues, la naturaleza filantrópica de Melissa Karlson y aguardemos los donativos. SP.

Paulo Sargento
Psicólogo Clínico

Traducción de Mercedes

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