McCann Files
EXCLUSIVA para mccannfiles.com
Por el Dr Martin Roberts
27 Agosto 2009
En opinión de la entrevistadora Anne Davies, “los hechos pueden ser cambiados por cualquiera”. La Sra. Davies es claramente el tipo de persona influenciable que Jed Rubenfeld tenía en mente cuando describió un personaje llamado Banwell al principio de su bestseller, The Interpretation of Murder (La Interpretación del Asesinato).
“El Sr. Banwell había dominado la gran verdad de que la verdad en sí misma, al igual que los edificios, puede ser fabricada.”
Muchas cosas en la vida están sin duda abiertas a la interpretación. “La carne de un hombre... etc. Normalmente se recurre al contexto para conciliar la ambigüedad. Se recurre al peso de la opinión de los expertos para relacionar temas de incertidumbre legal. Y, en la estela de los avances científicos, se vuelven a valor viejos principios, debiendo ocasionalmente perder sus estatus a la luz de hallazgos más recientes. Es cierto que vivimos en un mundo de incertidumbre. Aunque dependemos, no menos que los clásicos con anterioridad, en la estabilidad de ciertos conceptos; certezas sobre las cuales organizamos nuestras vidas; hechos, si lo prefieres, que no pueden ser modificados por nadie: cosas que se caen a la tierra, acción y reacción, noche y día, son todos temas que mantenemos como inmutables, todos encarnados en el reloj de arena.
Even Anne Davies would surely not dispute the sublime sophistry of Omar Khayyam. 'The Moving Finger writes; and, having writ, moves on.' 'Yesterday', 'Today' and 'Tomorrow' are coarse-grained units of time that, together with more finely tuned measures, afford a frame of reference against which to observe events - temporal facts, with calendars their incorruptible custodians.
Seguramente ni siquiera Anne Davies discutiría el sofisma sublime de Omar Khayyam. “The Moving Finger writes (El Dedo en Movimiento escribe); y, habiéndolo escrito, Sigue Adelante.” “Yesterday” (Ayer), “Today” (Hoy) y “Tomorrow” (Mañana) son unidades de tiempo de grano grueso que, junto a otras medidas más afinadas, ofrecen un marco de referencia para observar los acontecimientos – hechos temporales, con calendarios de sus custodios incorruptibles.
Inciso: "El dedo que se mueve ha escrito y habiéndolo hecho Sigue adelante; ni toda la piedad ni la inteligencia Podrán eliminar ni media línea escrita, Ni podrán todas tus lágrimas borrar una palabra de ella."
El 3 de mayo de 2007 no era el 2 de mayo ni tampoco el 4 de mayo. Al igual que cualquier otro día del año tuvo una identidad factual específica; una identidad que, tal como nos recuerda Rubaiyat, tampoco puede ser modificado por cualquiera. Y ese día –solo ese día, desapareció la pequeña Madeleine McCann- de vista, del apartamento de sus padres, de Praia da Luz, Portugal, de la faz de la tierra. A día de hoy nadie parece estar muy seguro.
La niña fue vista por última vez en el apartamento 5A, donde había sido dejada con anterioridad, y donde pronto sería vista nuevamente, por su padre, poco después de las 21h05 de la fecha en cuestión. Unos quince o veinte minutos después, mientras él se encontraba enfrascado en una conversación al pie de unas escaleras exteriores, una compañera de viaje vio a un adulto transportando, por la calle ante ella, lo que parecía ser una criatura dormida vestida con un pijama no muy diferente de aquel de Madeleine McCann. Estaba oscuro y las luces de la calle no eran suficientes para sus propósitos. El padre estaba de espaldas al incidente y no vio nada. Se dejó por lo tanto a su esposa el descubrir la desaparición de su hija, aproximadamente tres cuartos de hora más tarde.
La afligida madre sabía lo que había ocurrido. Sabía que su hija no hubiera salido por su propio pie. Sabía que Madeleine había sido secuestrada por el modo en que se habían dejado las cosas en el dormitorio, una conclusión confirmada posteriormente por su marido. Cuando fue entrevistada por la policía a la mañana siguiente incluso tuvo la serenidad de hablarles de una conversación fugaz con su hija durante el desayuno la mañana anterior, durante la cual Madeleine le había preguntado a su madre por qué no había ido a su dormitorio “cuando los gemelos estaban llorando”. Pensó que era importante mencionarlo ya que podría ser prueba de un merodeador pero, tal como afirmó después, “si Madeleine no hubiese sido secuestrada nunca habríamos pensado otra vez en ese comentario.” A fin de cuentas, datos útiles para que la policía reflexione: una niña dormida, secuestrada de su cama por la noche, virtualmente de debajo de la nariz de sus padres. Eso es lo que ocurrió. ¿O no?
Sería lógico que, varios meses después, habiendo sido la desaparición de Madeleine objeto de debate público por sus padres en varias ocasiones hasta la fecha, la realidad de los hechos siguieran siendo tal como fueron establecidos con anterioridad. Todos los implicados sabían lo que había ocurrido. Salvo que el 17 de septiembre de ese año, Kate McCann encontró adecuado denunciar completamente los hechos conocidos. Fueron, en palabras de Anne Davies “modificados” por todos y cada uno de ellos:
“Sé que lo que ocurrió no es debido al hecho de que nosotros dejásemos a los niños durmiendo solos. Sé que ocurrió bajo otras circunstancias.” (Fuente: Flash! Magazine (Portugal) / The Daily Mail
Lo que ocurrió no fue, después de todo, debido a que los niños hubiesen sido dejados durmiendo. Las circunstancias, cuando ocurrió, eran diferentes. ¿De qué modo? ¿En que los padres estaban con sus hijos, en cuyo caso el secuestro era totalmente evitable, o que los niños no estaban durmiendo? Cabe señalar, que Kate McCann no dijo “debido al hecho de que nosotros dejásemos a los niños solo”, sino “de dejar a los niños durmiendo”
La noche siempre se convertirá gradualmente en día y viceversa, pero, hasta donde concierne a la experiencia humana, si no estamos dormidos entonces estamos despiertos. Madeleine McCann fue secuestrada de su cama, donde fue vista por última vez, por su padre ni diez minutos antes. Esa es la versión del padre, apoyada por un tercero; una opinión con la que la madre está ahora diametralmente en contra. Ella sabe que lo que le ocurrió a Madeleine ocurrió cuando la niña estaba despierta, en cuyo caso no pudo haber sido secuestrada inmediatamente después de la visita del padre al apartamento a las 21h05.
En el aparentemente entorno seguro de un complejo turístico dirigido a la familia como es Praia da Luz, solo hubo una “pequeña ventana de oportunidad”, el 3 de mayo, para que un secuestrador se apoderase de su presa. Esta oportunidad se presentó poco después de las 21h05, nos han dicho, después de que “acabaran de ver que Gerry había estado en el apartamento” y cuando los hijos de los McCann estaban dormidos. Pero desde entonces nos han dicho, bastante claramente, y a través de fuentes de primera mano, que lo que le ocurrió a Madeleine ocurrió mientras estaba despierta. Claramente, la oportunidad de un secuestro aun no se había presentado. Por lo tanto tuvo que ocurrió algo más.
¿Está Anne Davies en lo cierto? ¿Pueden ser cambiados los hechos después de todo? Se es así entonces nunca fueron hechos para empezar. En el mundo real el título “hecho” está reservado para aquellas manifestaciones, acontecimientos, estados y observaciones que ilustran una consistencia digna de confianza. Lo que Kate McCann pensó que sabía en mayo de 2007 no es lo que sabía en septiembre de ese año. Sus hechos, extraídos de ese período, son mutuamente excluyentes, al igual que los constituyentes de un número binario, que son obligatoriamente 1 ó 0, nunca algo intermedio. El único hecho irrefutable es que fracasó completamente en explicar el “Moving Finger” (Dedo en movimiento).
Tal como sigue la traducción maravillosamente evocadora de Edward Fitzgerald: “ni toda la piedad ni la inteligencia Podrán eliminar ni media línea escrita, Ni podrán todas tus lágrimas borrar una palabra de ella.”
Traducción de Mercedes
Para hacer comentarios: Aquí
EXCLUSIVA para mccannfiles.com
Por el Dr Martin Roberts
27 Agosto 2009
En opinión de la entrevistadora Anne Davies, “los hechos pueden ser cambiados por cualquiera”. La Sra. Davies es claramente el tipo de persona influenciable que Jed Rubenfeld tenía en mente cuando describió un personaje llamado Banwell al principio de su bestseller, The Interpretation of Murder (La Interpretación del Asesinato).
“El Sr. Banwell había dominado la gran verdad de que la verdad en sí misma, al igual que los edificios, puede ser fabricada.”
Muchas cosas en la vida están sin duda abiertas a la interpretación. “La carne de un hombre... etc. Normalmente se recurre al contexto para conciliar la ambigüedad. Se recurre al peso de la opinión de los expertos para relacionar temas de incertidumbre legal. Y, en la estela de los avances científicos, se vuelven a valor viejos principios, debiendo ocasionalmente perder sus estatus a la luz de hallazgos más recientes. Es cierto que vivimos en un mundo de incertidumbre. Aunque dependemos, no menos que los clásicos con anterioridad, en la estabilidad de ciertos conceptos; certezas sobre las cuales organizamos nuestras vidas; hechos, si lo prefieres, que no pueden ser modificados por nadie: cosas que se caen a la tierra, acción y reacción, noche y día, son todos temas que mantenemos como inmutables, todos encarnados en el reloj de arena.
Even Anne Davies would surely not dispute the sublime sophistry of Omar Khayyam. 'The Moving Finger writes; and, having writ, moves on.' 'Yesterday', 'Today' and 'Tomorrow' are coarse-grained units of time that, together with more finely tuned measures, afford a frame of reference against which to observe events - temporal facts, with calendars their incorruptible custodians.
Seguramente ni siquiera Anne Davies discutiría el sofisma sublime de Omar Khayyam. “The Moving Finger writes (El Dedo en Movimiento escribe); y, habiéndolo escrito, Sigue Adelante.” “Yesterday” (Ayer), “Today” (Hoy) y “Tomorrow” (Mañana) son unidades de tiempo de grano grueso que, junto a otras medidas más afinadas, ofrecen un marco de referencia para observar los acontecimientos – hechos temporales, con calendarios de sus custodios incorruptibles.
Inciso: "El dedo que se mueve ha escrito y habiéndolo hecho Sigue adelante; ni toda la piedad ni la inteligencia Podrán eliminar ni media línea escrita, Ni podrán todas tus lágrimas borrar una palabra de ella."
El 3 de mayo de 2007 no era el 2 de mayo ni tampoco el 4 de mayo. Al igual que cualquier otro día del año tuvo una identidad factual específica; una identidad que, tal como nos recuerda Rubaiyat, tampoco puede ser modificado por cualquiera. Y ese día –solo ese día, desapareció la pequeña Madeleine McCann- de vista, del apartamento de sus padres, de Praia da Luz, Portugal, de la faz de la tierra. A día de hoy nadie parece estar muy seguro.
La niña fue vista por última vez en el apartamento 5A, donde había sido dejada con anterioridad, y donde pronto sería vista nuevamente, por su padre, poco después de las 21h05 de la fecha en cuestión. Unos quince o veinte minutos después, mientras él se encontraba enfrascado en una conversación al pie de unas escaleras exteriores, una compañera de viaje vio a un adulto transportando, por la calle ante ella, lo que parecía ser una criatura dormida vestida con un pijama no muy diferente de aquel de Madeleine McCann. Estaba oscuro y las luces de la calle no eran suficientes para sus propósitos. El padre estaba de espaldas al incidente y no vio nada. Se dejó por lo tanto a su esposa el descubrir la desaparición de su hija, aproximadamente tres cuartos de hora más tarde.
La afligida madre sabía lo que había ocurrido. Sabía que su hija no hubiera salido por su propio pie. Sabía que Madeleine había sido secuestrada por el modo en que se habían dejado las cosas en el dormitorio, una conclusión confirmada posteriormente por su marido. Cuando fue entrevistada por la policía a la mañana siguiente incluso tuvo la serenidad de hablarles de una conversación fugaz con su hija durante el desayuno la mañana anterior, durante la cual Madeleine le había preguntado a su madre por qué no había ido a su dormitorio “cuando los gemelos estaban llorando”. Pensó que era importante mencionarlo ya que podría ser prueba de un merodeador pero, tal como afirmó después, “si Madeleine no hubiese sido secuestrada nunca habríamos pensado otra vez en ese comentario.” A fin de cuentas, datos útiles para que la policía reflexione: una niña dormida, secuestrada de su cama por la noche, virtualmente de debajo de la nariz de sus padres. Eso es lo que ocurrió. ¿O no?
Sería lógico que, varios meses después, habiendo sido la desaparición de Madeleine objeto de debate público por sus padres en varias ocasiones hasta la fecha, la realidad de los hechos siguieran siendo tal como fueron establecidos con anterioridad. Todos los implicados sabían lo que había ocurrido. Salvo que el 17 de septiembre de ese año, Kate McCann encontró adecuado denunciar completamente los hechos conocidos. Fueron, en palabras de Anne Davies “modificados” por todos y cada uno de ellos:
“Sé que lo que ocurrió no es debido al hecho de que nosotros dejásemos a los niños durmiendo solos. Sé que ocurrió bajo otras circunstancias.” (Fuente: Flash! Magazine (Portugal) / The Daily Mail
Lo que ocurrió no fue, después de todo, debido a que los niños hubiesen sido dejados durmiendo. Las circunstancias, cuando ocurrió, eran diferentes. ¿De qué modo? ¿En que los padres estaban con sus hijos, en cuyo caso el secuestro era totalmente evitable, o que los niños no estaban durmiendo? Cabe señalar, que Kate McCann no dijo “debido al hecho de que nosotros dejásemos a los niños solo”, sino “de dejar a los niños durmiendo”
La noche siempre se convertirá gradualmente en día y viceversa, pero, hasta donde concierne a la experiencia humana, si no estamos dormidos entonces estamos despiertos. Madeleine McCann fue secuestrada de su cama, donde fue vista por última vez, por su padre ni diez minutos antes. Esa es la versión del padre, apoyada por un tercero; una opinión con la que la madre está ahora diametralmente en contra. Ella sabe que lo que le ocurrió a Madeleine ocurrió cuando la niña estaba despierta, en cuyo caso no pudo haber sido secuestrada inmediatamente después de la visita del padre al apartamento a las 21h05.
En el aparentemente entorno seguro de un complejo turístico dirigido a la familia como es Praia da Luz, solo hubo una “pequeña ventana de oportunidad”, el 3 de mayo, para que un secuestrador se apoderase de su presa. Esta oportunidad se presentó poco después de las 21h05, nos han dicho, después de que “acabaran de ver que Gerry había estado en el apartamento” y cuando los hijos de los McCann estaban dormidos. Pero desde entonces nos han dicho, bastante claramente, y a través de fuentes de primera mano, que lo que le ocurrió a Madeleine ocurrió mientras estaba despierta. Claramente, la oportunidad de un secuestro aun no se había presentado. Por lo tanto tuvo que ocurrió algo más.
¿Está Anne Davies en lo cierto? ¿Pueden ser cambiados los hechos después de todo? Se es así entonces nunca fueron hechos para empezar. En el mundo real el título “hecho” está reservado para aquellas manifestaciones, acontecimientos, estados y observaciones que ilustran una consistencia digna de confianza. Lo que Kate McCann pensó que sabía en mayo de 2007 no es lo que sabía en septiembre de ese año. Sus hechos, extraídos de ese período, son mutuamente excluyentes, al igual que los constituyentes de un número binario, que son obligatoriamente 1 ó 0, nunca algo intermedio. El único hecho irrefutable es que fracasó completamente en explicar el “Moving Finger” (Dedo en movimiento).
Tal como sigue la traducción maravillosamente evocadora de Edward Fitzgerald: “ni toda la piedad ni la inteligencia Podrán eliminar ni media línea escrita, Ni podrán todas tus lágrimas borrar una palabra de ella.”
Traducción de Mercedes
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