ES Magazine (London Evening Standard) – Edición impresa
28 de agosto de 2009
Desilusionado con la policía portuguesa, Gerry y Kate McCann se dirigieron a detectives privados para encontrar a su hija desaparecida. En lugar de esto el esfuerzo de los detectives solo sirvió para asustar a los testigos, gastas los fondos y suscitar falsas esperanzas. Mark Hollingsworth investiga a los investigadores.
by Mark Hollingsworth
Fue descrito como un “avance significativo” en la exhaustiva búsqueda de Madeleine McCann. Durante una reciente y dramática rueda de prensa mantenida en Londres, el investigador privado al frente, David Edgar, un detective retirado de Cheshire, blandió un retrato-robot de una mujer australiana, describiéndola como “con un pequeño parecido a Victoria Beckham”, y pidió ayudar para localizarla. La mujer fue vista “con aspecto alterado” en la puerta de un restaurante en Barcelona tres días después de la desaparición de Madeleine. “Es una pista firme”, dijo Edgar, que vestía un traje a rayas ante un grupo de cámaras y micrófonos. “Madeleine podría haber estado en Barcelona a esa altura. El hecho de que la conversación tuviera lugar cerca del puerto deportivo podría ser importante.”
Pero a los pocos días los reporteros descubrieron que los detectives privados ni siquiera habían realizado la investigación más básica antes de anunciar su posible descubrimiento. Miembros del equipo de Edgar que visitaron Barcelona no hablaron con ninguno de los trabajadores del restaurante cercano al lugar donde fue vista esa mujer alterada aquella noche, no preguntaron si la mujer misteriosa había sido grabada en las cámaras de vigilancia y no sabían nada sobre la llegada de un yate de lujo australiano poco después de la desaparición de Madeleine.
Los errores evidentes en este último avance fueron una lección saludable para Kate y Gerry McCann, que confiaron en investigadores privados después de que la policía portuguesa empleó más tiempo sospechando erróneamente de los padres que buscando a su hija. Su relación con los detectives privados ha sido frustrante, infeliz y controvertida desde el momento en que s hija desapareció en mayo de 2007.
La búsqueda ha sido supervisada por el empresario millonario Brian Kennedy, de 49 años, que creó el Fondo Madeleine: Leaving No Stone Unturned, cuyo objetivo era “que el secuestro de Madeleine fuese debidamente investigado”. Un fanático del rugby directo, duro así como un empresario hecho a sí mismo, creció en un piso del gobierno cerca de Tynecastle en Escocia y fue criado como un Testigo de Jehová. Empezó su vida laboral como limpiador de ventanas y en 2007 había amasado una fortuna de 350 millones de libras con el doble acristalamiento y reformas en el hogar. Kennedy estaba horrorizado por las insinuaciones de la policía contra los McCann y, aunque era un extraño, trabajó incansablemente en su nombre. “Su motivación era sincera”, dijo alguien que trabajó estrechamente con él. “Estaba consternado por la policía portuguesa, pero también tenía visiones de sí mismo volando en un helicóptero rescatando a Madeleine.”
Kennedy contrató detectives privados para llevar a cabo una investigación paralela a la que estaba realizando la policía portuguesa. Pero su elección mostró lo peligroso que resulta que hombres de negocios poderosos y ricos intenten jugar a los detectives. En septiembre de 2007, contrató a Método 3, una agencia con sede en Barcelona, en base a un contrato de seis meses y les pagó una cantidad estimada de 50.000 libras al mes. Método 3 fue contratada por el idioma español y su relación cultural con Portugal. “Si hubiésemos contratado a pesos pesados británicos o, Dios no lo quiera, americanos, nos hubieran estampado las puertas en las narices” dijo Clarence Mitchell, portavoz de los McCann ese momento. “Y es muy probable que hubiésemos sido acusados de obstaculizar la investigación ya que es técnicamente ilegal en Portugal llevar a cabo una investigación secundaria.
La agencia tenía 35 investigadores trabajando en el caso en Inglaterra, Francia, España, Portugal y Marruecos. Se puso en marcha un teléfono de emergencias para que el público pudiera informar de los avistamientos y sospechas, y la búsqueda se centró en Marruecos. Pero la investigación fue sacudida por un exceso de confianza y fanfarronería. “Sabemos quién se llevó a Madeleine y esperamos que pueda estar de nuevo en casa por Navidad”, se jactó el extravagante Director de Método 3 Francisco Marco. Pero no se materializó ninguna Madeleine y su contrato no fue renovado.
Hasta el momento, pocos datos han visto la luz sobre la investigación privada durante aquellos primeros meses cruciales, pero una investigación realizada por ES muestra que se cometieron errores fundamentales, que hicieron mucho más difícil la investigación posterior.
ES ha hablado con varias fuentes cercanas a la investigación privada que tuvo lugar durante el primer año y descubrió que:
• La implicación de Brian Kennedy y su hijo Patrick en la operación fue contraproducente, principalmente cuando fueron interrogados por la policía local por actuar sospechosamente mientras realizaban una “vigilancia” diaria.
• La relación entre Método 3 y la policía portuguesa estaba totalmente rota.
• Se entrevistó demasiado agresivamente a los principales testigos, tanto que algunos de ellos se negaron después a hablar con la policía.
• Muchos de los investigadores tenían poca experiencia para llevar a cabo el meticuloso trabajo forense.
Sobre abril de 2008, acercándose el primer aniversario de la desaparición, Kennedy y los McCann estaban desesperados. Así que cuando Henri E. un ex agente de la policía secreta que trabajó en operaciones del M15, y Kevin H., un irlandés zalamero que afirmó haber trabajado para el servicio de inteligencia del gobierno británico (GCHQ), entraron por la puerta, la ocasión era perfecta. Su escaparate de venta fue el clásico discurso fantasma a lo James Bond: todo tenía que ser “top secret” y “sobre una base de saber más”. La operación implicaría sistemas de alerta 24-horas, unidades encubiertas, imágenes de satélite y equipos de vigilancia permanentes que saldrían volando ante cualquier información. Esto sonaba muy excitante pero, tal como dijo una fuente cercana a la investigación a ES, también era muy caro y al final infructuoso. “El verdadero trabajo que tenían entre manos era antiguo, tedioso, trabajo forense policial más que el propio de estos chicos, dijo que eran chicos traviesos en busca de gloria.
Pero Kennedy estaba impresionado por el enfoque de la licencia para espiar y E. y H. fueron contratados por unos honorarios de 100.000 libras al mes más gastos. Aparentemente, el contrato era con la empresa de seguridad británica de H., Red Defence International Ltd, y se creó una oficina en Jermyn Street, en St James. Solo un pequeño grupo de empleados realizó el minucioso trabajo de investigación al estudiar los miles de emails y llamadas. En su lugar, se canalizaron recursos en operaciones encubiertas en redes de pedofilia y entre los gitanos a través de Europa, animado por Kennedy. Un equipo de vigilancia compuesto por cinco hombres fue enviado a Portugal, supervisado por el experimentado E., durante seis semanas.
Nacido en Bélgica en 1951, E. había sido un oficial encubierto de la policía de Manchester muy eficaz. Una figura inconformista y dinámica, se infiltró con éxito en pandillas de hooligans futboleros en los años 80. Aun no siendo popular entre sus colegas, en 1991 fue enviado a trabajar en operaciones encubiertas del M15 contra narcotraficantes, mafiosos y terroristas, y más tarde fue galardonado con la Medalla a la Policía de la Reina por su “notoria valentía”. Según todas las versiones, el carismático E. era un oficial de policía dedicado. Pero en noviembre de 2002, el estrés pareció nublar su juicio cuando fue arrestado por hurto.
Mientras trabajaba en una vigilancia del M15, E. fue sorprendido abandonado una zona de compras “duty-free” en el aeropuerto de Manchester con un frasco de perfume que no había pagado. Se llamó a la policía y se le dio la oportunidad de que el delito fuese tratado como una amonestación o enfrentarse a un proceso. Eligió la amonestación policial y por lo tanto admitió su culpabilidad. E. fue destituido, pero estaba furioso por la forma en que había sido tratado y amenazó con demandar al M15. Más tarde creó su propia empresa de consultoría y se trasladó a Bury en Lancashire.
Mientras E., aun dañado, era un artículo genuino como investigador, H. era un personaje muy diferente. Nacido en Dublin en 1961, ha sido descrito como un “personaje de Walter Mitty”. Utilizó nombre falsos para conseguir posibles clientes en aeropuertos a fin de mantener el anonimato, y se hizo llamar “Kevin” o “Richard” o “Patrick” en diferente ocasiones para describirse a los contactos empresariales. Parece que no hay ninguna razón para todo este subterfugio excepto que él pensó que esto era lo que hacían los agentes. Un teorista de la conspiración y amante del mundo secreto, obsesionado por los artilugios de vigilancia, incluso llegó a instalar una cámara para espiar a sus propios empleados. Afirmó que había trabajado para el GCHQ, pero de hecho era un empleado de las Autoridades de Energía Atómica (AEA) como director de los sistemas de defensa en el mucho menos glamuroso campo de las nuevas tecnologías de información, investigando el uso de “baterías especiales”. Le dijo a sus ex colegas y novias potenciales que solía trabajar para el M15, M16 y la CIA. También afirmó que casi había sido secuestrado por el IRA, que estuvo implicado en la primera Guerra del Golfo y que había sido paracaidista.
Muy poco de esto es cierto. Lo que sí es cierto es que H. tiene una titulación en electrónica, trabajó en la periferia de la comunidad de inteligencia mientras estuvo en el AEA y entiende de comunicaciones gubernamentales. También podría ser un individuo sorprendentemente persuasivo, atractivo y encantador. Asombrosamente seguro de sí mismo y elocuente, podía ser generoso y sociable. “Era una muy buena compañía pero solo cuando le convenía, dijo un amigo. Mantenía a las personas en compartimentos.”
Después de dejar el AEA, H. creó la empresa Red Defence International Ltd como una empresa de seguridad internacional y riesgo político, asesorando a sus clientes sobre los riesgos que implicaban sus inversiones y negocios en países inestables, asolados por la guerra y corruptos. Trabajó estrechamente con empresas de riesgo político y fue un defensor persuasivo de la seguridad informática. En 2006, encontró un filón de oro cuando fue contratado por Trafigura, la empresa holandesa que comerciaba con materias primas. Los ejecutivos fueron encarcelados en la Costa de Marfil después de descargar unos residuos tóxicos en las tierras más próximas a Abidjan, su ciudad más grande. Trafigura fue culpada y contrató a Red Defence International por unos honorarios enormes para ayudar con las negociaciones para poner en libertad a sus ejecutivos. Se alquiló un jet Falcon de negocios durante varios meses durante la operación y fue el primer contacto de H. con la buena vida. El caso no terminó hasta que Trafigura pagó 197 millones de dólares al gobierno de Costa de Marfil para asegurar la puesta en libertad de los prisioneros.
H. hizo su fortuna con Trafigura y se encontró repentinamente volando a todas partes en primera clase, alojándose en los hoteles Lansborough y Stafford en Londres y The Willard hotel en Washington DC durante meses en aquel momento. En 2007 había creado Oakley International Group y registrándola en las oficinas de las prestigiosa firma de abogados Patton Boggs, en Washington DC, como una empresa de seguridad internacional. Se pavoneaba ahora autoproclamándose un experto espía internacional y se unió a al Club Special Forces en Knightsbridge, donde conoció a E..
Durante la investigación Madeleine, H. pasó una enorme cantidad de tiempo en el bar HeyJo en el sótano del Club Abracadabra cercano a su oficina de Jermyn Street. Armado con un puñado de teléfonos móviles sin registrar y una Blackberry, el bar era en efecto su despacho. “Estaba allí virtualmente todo el día”, dijo a ES un antiguo colega. “Tenía una tolerancia al alcohol sorprendente y una memoria prodigiosa, por lo que ocasionalmente tendría sorprendentes golpes de inteligencia, lucidez y perspicacia. Eran raros pero ocurrían”.
Cuando no estaba bebiendo en St James, H. estaba en los Estados Unidos, intentando conseguir inversores para Oakley International. El 15 de agosto de 2008, en el momento de la crisis de la investigación de los McCann, convenció a Andre Hollis, un ex funcionario del cuerpo antidroga americano, para que le extendiera un cheque de 80.000 dólares para Oakley a cambio del diez por ciento de la participación en la empresa. El dinero fue entonces transferido a las cuentas privadas de H. y su novia Shirin Trachiotis para financiar unas vacaciones en Italia, según Hollis. En una demanda de 6 millones de dólares presentada en el Condado de Fairfax, Virginia, Hollis alega que H. “recibió dinero por los servicios prestados por Oakley y lo depositó en sus cuentas personales, mermando los fondos repetida y sistemáticamente de las cuentas bancarias de Oakley en gastos personales inapropiados.
Hollis no fue la única víctima. Mark Aspinall, un respetado abogado que trabajó estrechamente con H., invirtió 500.000 libras en Oakley y perdió la mayor parte. A principios de este año presentó una demanda en Washington DC contra H. reclamando 1,4 millones de dólares en concepto de daños y perjuicios. Las finanzas de Oakley Internacional son un caos y numerosos empleados, expertos asesores y contratistas no han cobrado. Algunos de ellos se enfrentan ahora a la ruina económica.
Entre tanto, E. estaba dirigiendo equipos de vigilancia en Portugal, pagando frecuentemente a sus agentes por adelantado (de su bolsillo), por lo que ocasionalmente se encontraba sin blanca porque H. no había transferido los fondos. E. realmente creía que estaban haciendo progresos y que estaban consiguiendo información fidedigna y creíble sobre el tráfico infantil. Pero a mediados de agosto de 2008, Kennedy y Gerry McCann estaban muy preocupados por la ausencia de datos sobre cómo estaba siendo gastado el dinero. En una reunión, le preguntaron a H. cuántos hombres formaban el equipo de vigilancia y presentó un trozo de papel en el que escribió “entre 1 y 10”. Pero en ese momento se negó a decir cuántos estaban trabajando y cuánto estaban cobrando.
Mientras que Kennedy y Gerry McCann aceptaron que la misión era extremadamente difícil y era necesario algún secretismo, H. estaba cobrando unos honorarios muy altos más gastos. Se enarcaron las cejas cuando todo el dinero fue abonado a Oakley International, dirigida y propiedad exclusiva de H.. Una factura, vista por ES, por los gastos acumulados hasta el 5 de mayo de 2008 (solo un mes de contrato), Oakley cargó 74.155 dólares. El “punto de contacto” era H. que facilitaba un número de teléfono móvil británico.
Mientras Kennedy estaba listo para aceptar a H. como un valor seguro, Gerry McCann –agudo, centrado e inteligente- era más escéptico. El contrato con Oakley International y H. finalizó a finales de septiembre de 2008, después de haber gastado 500.000 libras más gastos.
Para los McCann fue una experiencia amarga, E. ha regresado a Cheshire e, igual que a tantas otras personas, H. le quedó a deber dinero. En cuanto a H., está desaparecido, dejando un rastro de deudas y numerosos ex socios y acreedores buscándole. Fue visto por última vez en enero de este año en Roma, bebiendo y malgastando el dinero en los hoteles Hilton Cavalieri y Excelsior. Los investigadores privados que lo han estado buscando para entregarle documentos en nombre de los acreedores, creen ahora que está en Reino Unido vigilando su espalda. Entre tanto, en el ojo del huracán, los McCann siguen la búsqueda de su hija perdida.
Mark Hollingsworth es más conocido por sus investigaciones sobre Mark Thatcher y el MI5. Trabajó para “World In Action” de Granada TV durante cinco años. Es el autor de nueve libros, destacan “Thatcher’s Fortunes: The Life and Times of Mark Thatcher” (La Fortuna de Thatcher: Vida y Obra de Mark Thatcher”), “Defending the Realm: MI5 and International Terrorism’ (Defendiendo el Reino: M15 y el Terrorismo Internacional) y ‘Saudi Babylon: Torture, Corruption and Cover-Up Inside the House of Saud’ (Babilonia: Tortura, Corrupción y encubrimiento en la Casa de Saud)
Traducción de Mercedes
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