8 de mayo de 2011
By James Murray and Tracey Kandohla
Tras descubrir que su hija Madeleine había desaparecido, comenzó la pesadilla de los McCann (Inciso: Y de Madeleine ¿No?); una que no fue ayudada por la reacción de las autoridades en Portugal y en Reino Unido. Gerry corrió al apartamento 5A mientas sus amigos consolaban a su mujer.
Volvió a comprobar cada lugar. Kate había mirado y después corrió de un lado a otro del bloque de apartamentos y pidió a un miembro de los Tapas Siete, Matthew, que fuese a la recepción para llamar a la policía sobre las 22h15. (Inciso: Por los registros telefónicos incluidos en el Proceso se puede comprobar que la primera llamada a la policía se produjo a las 22h40).
Gerry estaba impaciente con la lenta respuesta y volvió a comprobar 15 minutos después, rompiendo en lágrimas mientras comenzaba a asumir todo el horror.
En el apartamento Kate estaba superada por el shock y desesperación. Pateó y dio puñetazos a las paredes, gimiendo: “¡La hemos defraudado!”
La policía portuguesa no llegó hasta casi una hora después. Dos oficiales de la GNR, la policía militar portuguesa, llegaron pero no hablaban inglés y necesitaban un traductor proporcionado por un miembro del personal del Ocean Club. Poco antes de la medianoche fue llamada la Policía Judiciaria (PJ) que investiga delitos graves.
Junto con Kate, Gerry, sus amigos, otros turistas y locales recorrieron la zona durante dos horas y media pero redujeron la búsqueda a las 3h00, con la esperanza de que la niña fuese encontrada con la luz del día. (Inciso: Kate y Gerry McCann NO BUSCARON físicamente a su hija así que ¿de qué va todo esto?)
El día siguiente al secuestro (presunto) los McCann y sus siete amigos fueron llamados al cuartel general de la PJ en Portimão, un pueblo grande a 20 millas de distancia, para prestar declaración. Nadie en la policía, que estaban vestidos de manera informal y fumando, se presentó. “No mostraron ninguna simpatía y fue lejos de ser inspirador,” dijo Kate después. Sobre las 15h00 Kate prestó declaración, acompañada de su marido y un traductor.
Blandieron ante ellos una foto de una cámara de vigilancia que la policía había olvidado enseñarles pero no era Madeleine. Kate y Gerry estaban desolados. La Embajada Británica emitió un comunicado declarando a Madeleine desaparecida. Sus padres estaban convencidos de que había sido secuestrada.
Kate y Gerry angustiados mantuvieron su dignidad ante la prensa al regresar de la comisaría el 4 de mayo. Perros pisteros registraron la zona pero no consiguieron recoger un olor claro de Madeleine. Tampoco dieron resultados las búsquedas realizadas en los páramos, añadiendo ahora a la alarma barrer el Algarve.
La policía de Leicestershire envió un equipo de tres oficiales de enlace para ayudar a la familia a enfrentarse con la crisis pero en, lo que parecía ser un grave error, eligieron no enviar detectives entrenados en tratar con secuestros.
Guilhermino Encarnação, director de la Policía Judicial en Faro, dijo que sus oficiales estaban tratando el caso como un secuestro y reveló que tenían una impresión de artista de un sospechoso, que luego resultó ser un dibujo muy pobre (Inciso: Realizada con la “detallada” descripción de Jane Tanner).
Otro error policial fue no publicitar una pieza clave de información. Jane Tanner, una de los Tapas Siete, recordó haber visto a un hombre marcharse del apartamento de los McCann sobre las 21h15 transportando una criatura en sus brazos. Los detectives no publicaron este avistamiento durante tres semanas. (Inciso: ¿Del apartamento de los McCann? Según Jane Tanner vio a un hombre caminando por una calle que daba acceso a muchos apartamentos... Aunque no se ha demostrado nunca que Jane Tanner estuviera donde ella dice y los únicos testigos que se encontraban en ese mismo lugar, Gerry McCann y Jez Wilkins afirman no haber visto ni oído a nadie)
En aquel momento, Encarnação dijo que la policía había recibido 30 llamadas que estaban investigando. Estas llamadas deberían haber sido tratadas con extremo cuidado porque eran importantes de personas que tenía información fresca en sus mentes.
En tales investigaciones es vital que policía actúe rápidamente sobre los que ellos creen es información sólida pero nunca se sabrá si una de esas llamadas podría haber ofrecido una pista mayor que podría haber sido seguida adecuadamente.
Por lo tanto, ¿qué deberían haber hecho distinto en los días cruciales posteriores al 3 de mayo? La respuesta sencilla es que la policía portuguesa no aportó suficiente apoyo a la investigación. Debería haber cientos de oficiales en Praia da Luz, desplazando a expertos desde Lisboa para organizar las búsquedas, introducir la información en los ordenadores y cruzarla con pedófilos conocidos y aquellos que supusieran un peligro para los niños.
Scotland Yard y la policía de Leicestershire debería haber haberse unido para enviar a un equipo de al menos 10 detectives al escenario para asesorar a la PJ sobre lo que debía hacer y entrevistar a esos testigos importantes que hablaban inglés. Deberían haber llegado con un dibujante de la policía para crear imágenes adecuadas de los sospechosos potenciales.
Scotland Yard y los oficiales de la PJ deberían haber entrevistado a los McCann y los Tapas Siete en inglés y traducido posteriormente sus notas al portugués. (Inciso: Dicen que el orden de los factores no altera el producto... Que sepamos los McCann prestaron declaración en perfecto británico en presencia de un traductor jurado).
El 5 de agosto de 2007, el foco de interés de la prensa se centró sobre Robert Murat, un hombre británico que vivía cerca del complejo Mark Warner, que fue constituido “arguido”, un sospechoso oficial en el caso. Era inocente pero su implicación fue un nuevo camino sin salida que recorría la policía porque sentían que no tenían nada más sobre lo que trabajar.
Mientras Kate hablaba públicamente, Gonçalo Amaral, el oficial de la PJ al frente de la investigación trabajaba para construir un caso contra los McCann. Kate y Gerry pudieron sentirse cercanos a la investigación pero la realidad es que Amaral los estaba excluyendo, contándoles muy poco mientras seguía su propia agenda.
Entraba de puntillas la formalidad, un aire oficial sobre las reuniones que suscitó preocupación en la campaña de los McCann porque el foco de la investigación se estaba apartando de perseguir pistas e intentar encontrarla, moviéndose en su lugar hacia la pareja.
El 6 de septiembre dejaron a Kate en la comisaría de Portimão, a 30 millas de Praia da Luz, junto a Gerry.
No volvería a aparecer hasta la 1h00 del día siguiente. Hasta ese momento aun estaba siendo tratada como una amante madre que había perdido a su hija. Ahora fue sometida a una entrevista forense y le contaron mucho sobre las líneas de investigación, cómo los perros pisteros aparentemente habían detectado sangre en el apartamento y el olor a cadáver, cómo habían sido detectados fluidos corporales en el Renault Scenic alquilado por la familia. (Inciso: Resulta curioso leer como utilizan “aparentemente” para definir un trabajo que todos hemos visto en los vídeos de los perros forenses y sin embargo no utilizan el mismo término cuando hablan de un secuestro del que no hay absolutamente ninguna prueba...)
Antes de ser llevada a la comisaría de policía, Kate dijo a unos amigos que pensaba que le estaban tendiendo una trampa/incriminada. Se citó a un amigo diciendo: “Kate está aterrorizada. Esta ha sido la peor semana desde que Madeleine desapareció. Ellos temen que puedan ser sospechosos.”
Ya en las ediciones matinales de los periódicos portugueses se habían producido una serie de escandalosas filtraciones servidas por la policía para poner aun más presión sobre los McCann. Lo que había comenzado con oraciones a mediodía terminó de madrugada con Kate sintiéndose agotada, dolida, perpleja y preparándose para más agonías.
El viernes, 7 de septiembre, la pareja visitó la comisaría de policía mientras Gerry se preparaba para su propia entrevista. Al llegar, entre una multitud de varios cientos de personas, la policía le dijo a Kate que iba a ser constituida sospechosa.
La policía le planteó 22 preguntas, cada una de ellas hostiles y agresivas y cada una de ellas arrojaba un escalofrío de dolor sobre ella. La hermana de Gerry, Philomena, concedió a ITV una versión de la línea de interrogatorio que tuvo que soportar. “Decían: “Dinos qué has hecho con ella”. Intentaron que Kate confesara haber matado a Madeleine accidentalmente.” Le plantearon 48 preguntas que no quiso contestar, ninguna de ellas sigue la “línea” contada por Philomena).
La línea de interrogatorio era la última jugada de Amaral. Su equipo no estaba llegando a ninguna parte así que la salida fácil era mirar a los McCann.
Utilizando de forma cuestionable los datos de ADN construyó una teoría, pero no había pruebas reales de que Madeleine había muerto en el apartamento y no había pruebas reales de que había sido introducida en el coche de alquiler casi un mes después. (Inciso: Como tampoco hay pruebas reales de que se haya cometido un secuestro).
Los detectives en este país nunca habrían interrogado a alguien sobre unas pruebas tan poco sólidas. La información extraída de los análisis habría sido clasificada como útil; habría sido utilizada como base para una mayor investigación, o habría sido dejada de lado mientras los oficiales perseguían pistas más concretas.
Cuando Kate salió de la comisaría de policía el 8 de septiembre parecía un mujer diferente con un halo de acero a su alrededor. Es como si el desagradable enfrentamiento con los detectives portugueses la ha hubiese convencido.
Ella y Gerry regresarían a Reino Unido, tan doloroso como sería abandonar el país del que su hija había sido secuestrada (aparentemente, presuntamente)
Así que el domingo, 9 de septiembre, con el circo mediático al completo, abandonaron su apartamento (Inciso: Casa unifamiliar alquilada con el dinero del fondo destinado a “buscar” a su hija) se abrieron camino hacia el aeropuerto, cado uno de sus movimientos captados en la TV para una audiencia de millones de personas, y 129 días después de la desaparición de Madeleine pisaron en suelo británico.
Sobre la pista, Gerry leyó una declaración, contenido y claramente molesto por el tratamiento que se les había dado: “Como padres no podemos darnos por vencidos con nuestro hija hasta que sepamos qué ha ocurrido. Debemos seguir haciendo todo lo que podamos para encontrarla. No hemos tenido nada que ver en la desaparición de nuestra querida hija Madeleine.”
Traducción de Mercedes
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