Euro Weekly
Confesiones y Mentiras
by Jennifer Leighfield, Editorial Manager
Acabo de terminar de leer el libro de Gonçalo Amaral, el ex jefe de la Policía Judicial portuguesa, que fue destituido del caso McCann. Hace algún tiempo se informó que la familia McCann había demandado a Amaral y el editor. Ambos respondieron que estarían más que felices de enfrentarse a ellos en un tribunal.
El libro, que no ha sido oficialmente traducido al inglés todavía, está bien escrito y en menos de 200 páginas, describe la investigación, sin revelar nada que pudiera poner en peligro el caso. Aunque no hay demasiado sobre lo que no se haya informado en la prensa, es interesante escucharlo directamente de alguien tan profundamente implicado. Sus sospechas, que presenta como nada más que eso, de la implicación de los McCann en la desaparición de su hija no son de extrañar cuando leemos las pruebas con las que tuvo que enfrentarse y debe de haber mucho más de lo que no puede hablar.
¿Pero cual es su experiencia? Amaral estudió criminología, psicología, psiquiatría, sociología y Derecho, pero lo que más le interesa, afirma, es estudiar a las personas. Es un devoto Católico y tiene tres hijas; la más pequeña de la edad de Maddie. Mientras estaba a cargo de la investigación, prestó poca atención a las críticas en su contra y siguió adelante con su trabajo con la profesionalidad por la que ha sido elogiado desde que se unió al cuerpo policial en los 80. Su principal preocupación fue el hecho de que las peticiones de ayuda a la policía británica estaban siendo bien ignoradas o interceptadas a un nivel muy alto, por lo que poca información sobre los McCann o sus amigos fue puesta a disposición de los portugueses.
Durante su carrera, parece que le han rodeado casos de niñas desaparecidas, tanto es así que hubo rumores que pertenecía a un supuesto grupo de policías que secuestran niños para venderlos a redes de pedofília consiguiendo unos ingresos adicionales. Desde el principio, Amaral fue cauteloso con los McCann, especialmente porque está convencido de que cuando una familia crea un circo mediático alrededor de la desaparición de un niño, normalmente sabe más de lo que dicen. Tal como le dijo a sus hombres, en el 90 por ciento de las desapariciones están implicados los padres, en la mayoría de casos restantes, familiares y amigos cercanos, en un número muy reducido, por un extraño. Estaba preocupado. Si Maddie había sido secuestrada, sus padres había firmado su sentencia de muerte.
Publicando su foto significaría que si la tenía una red de pedófilos, no se arriesgarían a venderla y probablemente se desharían de ella. Ha tenido experiencia en este tipo de casos. El 12 de septiembre de 2004, una niña de nueve años llamada Joana Cipriano fue denunciada como desaparecida de un pequeño pueblo de Portugal y todo Portugal la buscó. Amaral estaba a cargo de la investigación, y concluyó en un informe que Joana había cogido a su madre y su tío manteniendo sexo y, por temor a que hablara, ellos la mataron, despedazaron su cuerpo y lo escondieron.
Sus restos nunca han sido encontrados, pero su madre y su tío fueron sentenciados a 20 años de prisión. No obstante, Amaral apareció entonces en la prensa, acusado por la madre de Joana de arrancarle la confesión a golpes. Después de que fuera sentenciada, no consiguió identificar a sus supuestos agresores y retiró la demanda. Amaral cree que si Maddie realmente está muerta, su cuerpo tampoco será encontrado. Cuando le preguntan si creía que Kate McCann era responsable de su muerte, respondió, “No se si es culpable o inocente, pero no me gustaría que fuese mi madre.”
Traducción de Mercedes
Para hacer comentarios: Aquí
Confesiones y Mentiras
by Jennifer Leighfield, Editorial Manager
Acabo de terminar de leer el libro de Gonçalo Amaral, el ex jefe de la Policía Judicial portuguesa, que fue destituido del caso McCann. Hace algún tiempo se informó que la familia McCann había demandado a Amaral y el editor. Ambos respondieron que estarían más que felices de enfrentarse a ellos en un tribunal.
El libro, que no ha sido oficialmente traducido al inglés todavía, está bien escrito y en menos de 200 páginas, describe la investigación, sin revelar nada que pudiera poner en peligro el caso. Aunque no hay demasiado sobre lo que no se haya informado en la prensa, es interesante escucharlo directamente de alguien tan profundamente implicado. Sus sospechas, que presenta como nada más que eso, de la implicación de los McCann en la desaparición de su hija no son de extrañar cuando leemos las pruebas con las que tuvo que enfrentarse y debe de haber mucho más de lo que no puede hablar.
¿Pero cual es su experiencia? Amaral estudió criminología, psicología, psiquiatría, sociología y Derecho, pero lo que más le interesa, afirma, es estudiar a las personas. Es un devoto Católico y tiene tres hijas; la más pequeña de la edad de Maddie. Mientras estaba a cargo de la investigación, prestó poca atención a las críticas en su contra y siguió adelante con su trabajo con la profesionalidad por la que ha sido elogiado desde que se unió al cuerpo policial en los 80. Su principal preocupación fue el hecho de que las peticiones de ayuda a la policía británica estaban siendo bien ignoradas o interceptadas a un nivel muy alto, por lo que poca información sobre los McCann o sus amigos fue puesta a disposición de los portugueses.
Durante su carrera, parece que le han rodeado casos de niñas desaparecidas, tanto es así que hubo rumores que pertenecía a un supuesto grupo de policías que secuestran niños para venderlos a redes de pedofília consiguiendo unos ingresos adicionales. Desde el principio, Amaral fue cauteloso con los McCann, especialmente porque está convencido de que cuando una familia crea un circo mediático alrededor de la desaparición de un niño, normalmente sabe más de lo que dicen. Tal como le dijo a sus hombres, en el 90 por ciento de las desapariciones están implicados los padres, en la mayoría de casos restantes, familiares y amigos cercanos, en un número muy reducido, por un extraño. Estaba preocupado. Si Maddie había sido secuestrada, sus padres había firmado su sentencia de muerte.
Publicando su foto significaría que si la tenía una red de pedófilos, no se arriesgarían a venderla y probablemente se desharían de ella. Ha tenido experiencia en este tipo de casos. El 12 de septiembre de 2004, una niña de nueve años llamada Joana Cipriano fue denunciada como desaparecida de un pequeño pueblo de Portugal y todo Portugal la buscó. Amaral estaba a cargo de la investigación, y concluyó en un informe que Joana había cogido a su madre y su tío manteniendo sexo y, por temor a que hablara, ellos la mataron, despedazaron su cuerpo y lo escondieron.
Sus restos nunca han sido encontrados, pero su madre y su tío fueron sentenciados a 20 años de prisión. No obstante, Amaral apareció entonces en la prensa, acusado por la madre de Joana de arrancarle la confesión a golpes. Después de que fuera sentenciada, no consiguió identificar a sus supuestos agresores y retiró la demanda. Amaral cree que si Maddie realmente está muerta, su cuerpo tampoco será encontrado. Cuando le preguntan si creía que Kate McCann era responsable de su muerte, respondió, “No se si es culpable o inocente, pero no me gustaría que fuese mi madre.”
Traducción de Mercedes
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