Câmara de Comuns
Paulo Sargento
Cumplidos dos años desde la desaparición de Madeleine Beth McCann, somos llevados a creer que poco se sabe y queda mucho por saber. Ahora bien, yo tengo una opinión algo diferente: “mucho ya se sabe y aun hay alguna cosa por saber. Además, el poste que hoy escribo no pretende hacer ningún balance sobre el caso, como estas primeras líneas pudieran sugerir. Pretende, sí, presentar algunas notas sueltas que, creo, constituirán material de profundo análisis muy pronto.
En primer lugar, una nota relativa al estado de salud de Kate McCann.
Como ya dije, han corrido muchos rumores a propósito de la salud emocional de Kate McCann. Llegó, incluso, a haber rumores de un, supuesto, intento de suicidio. Estos rumores llegaron de Tierras de Su Majestad de una fuente que, normalmente, no “lanza "bojardas"”. Claro que sé que el argumento que acabo de dar es engañoso en la medida en que el patrón de comportamiento de la citada fuente no es garantía de la veracidad de la información. Aunque, lo que es un hecho es que esa información (verdadera o no) llegó, como ya dije, en una fría noche de viernes del mes de diciembre. ¿Por qué razón retomo ahora una información que ya tengo desde hace algunos meses? Porque se han acentuado algunos indicios relativos al estado de salud de Kate McCann. Antes de seguir, esta cuestión del estado de salud depresivo de Kate comenzó por ser transmitida por sus familiares y amigos, en particular en el período que siguió al archivo del proceso (finales de julio de 2008). Bien, a partir de agosto de 2008, Kate McCann comenzó a aparecer en público con poca frecuencia, habiendo optado por una casi total ausencia después de Navidad. Su propia madre afirmó que ella se sentía sola y rechazada, incluso por su propio marido, Gerry McCann. Nunca se la volvió a ver haciendo footing o paseando a los gemelos. Esta cuestión ve incrementada su pertinencia si nos atenemos al hecho de que Kate está, aparentemente, más delgada, hecho que fue visible en su desplazamiento a los Estados Unidos, para participar en el Show de Oprah. Siendo así, nos preguntamos: una persona que hace deporte con mucha regularidad, ¿qué problemas pueden surgir cuando esa práctica para, repentinamente? Una respuesta obvia: esa persona engordará y presentará sintomatología ansiosa, debido al desarreglo de las endorfinas (hormonas que nuestro organismo procesa, en especial con la práctica deportiva frecuente, que constituyen una especie de antidepresivo natural). Ahora, ¿qué nos dejaron ver? Aparentemente, algo de paradoxal. Kate no solo no engorda sino que, además, adelgaza y, según testimonios de familiares, ha vivido obcecada en leer el proceso, deprimida y ni siquiera los gemelos la han animado (señales depresivas, podríamos especular). Recordemos, ahora, el episodio relativo al lavado del Cuddle Cat, el día 12 de junio de 2007, citado en su diario. ¿Qué significado tendría ese episodio en esta historia? Es muy probable que sea la primera expresión de un proceso de luto, comparable al hecho de que Kate no ha, aparentemente, reconocido a su hija en los retratos de progresión de edad que le fueron mostrados en el Show de Oprah. ¿Por qué? Porque en el primer caso, según sus propias palabras, Kate, prácticamente, no admite que Maddie vuelva (Ver post sobre el Cuddle Cat) y, en el segundo, el no reconocimiento parece significar la incapacidad de Kate de conceptualizar a una Maddie más mayor, ya que su última imagen es la de una niña de 3 años. Así, sea lo que sea lo ocurrido, se refleja en Kate como una PÉRDIDA IRRECUPERABLE. Además, a este propósito, el lapsos lingüístico de Clarence Mitchell, en la última entrevista de la BBC es extraordinariamente elucidante: cuando confrontado con la tesis de un rapto oportunista, después de haber salido la niña de casa sola para buscar a los padres (tesis poco sensata, dicho sea de paso), el Spin Doctor dice – “eso no sucedió, Kate lo sabe”. En definitiva, sea lo que fuere lo ocurrido fue, seguramente, muy duro y no me extraña que Kate esté, de hecho, con una perturbación emocional severa. Espero que la decisión de mantener los pactos tenga en cuenta la relación coste/beneficio de este sufrimiento. Yo sé que ya había escrito sobre este tema aunque sentí el deber de explicitar los argumentos y apelar a que se eviten situaciones límite.
En segundo lugar, una nota sobre los, supuestos, retratos de progresión de edad. Duarte Levy, que estuvo presente en el Show de Oprah, no dejó su reputación en manos ajenas (haces bien, Duarte) y, competentemente, como es habitual en él, investigó con el FBI el origen de esos, citados, retratos. La información que obtuvo es la de que el FBI no ha tenido ninguna participación en esas producciones “artísticas”. Esta información es preciosa para explicar lo que he intentado afirmar en relación a otras producciones, supuestamente, forenses, como, por ejemplo, los retratos-robot: siempre se trata de una falacia que intenta confundir el argumento de la autoridad (fue una diseñadora del FBI), con la autoridad del argumento (se trata de una producción de indudable valor forense). Los retratos de progresión de edad debían asentarse en metodologías rigurosas, desde el punto de vista científico, y no consistir solo en una manipulación fotográfica fundamentada. Existen cuestiones previas que pasan por cánones antropométricos, con normas evolutivas, raciales, sexuales, probabilidades fenotípicas a partir de la evaluación del genograma, entre otros. Aunque, además de esto existe un problema metodológico: construcción post hoc (a posteriori) sin recurrir a la noción de variable independiente. O sea, Maddie podría, hoy, tener muchas caras, manteniendo los rasgos generales: cabello rubio y ojos azules, al igual que la pequeña marca en el iris. ¿Y lo demás? Bien, si fuésemos completamente honestos y si la producción forense, citada, tuviera, de hecho, el objetivo de buscar a Maddie, entonces, tendríamos que actuar de otra manera. Propongo la siguiente metodología: crear cuatro grupos de dibujantes forenses independientes y “ciegos” (esto es, en los que ninguno de los investigadores de un grupo sepa lo que están haciendo los demás). Dos grupos de dibujantes tendrían instrucciones para realizar, por lo menos, tres retratos de progresión de Maddie, a partir de la misma foto original (de Maddie) y siguiendo la misma metodología que debe tener en cuenta las variables antes descritas. Después, otros dos grupos de dibujantes forenses tendrían la tarea de PEGAR en los retratos, de cada grupo que hizo la progresión, de forma aleatoria, con la siguiente indicación: “estas niñas tienen seis años. Por favor, de acuerdo con los criterios (que describimos antes) produzca tres dibujos de regresión de edad, que representen a estas niñas, con 3 años”. Por supuesto se tendrían que introducir retratos de control o de placebo (variaciones de color y forma del pelo, ojos, etc., y la introducción del dibujo de otra niña). Después, el investigador jefe (el único conocedor de la metodología) deberá comparar, a través de cánones antropométricos adecuados, las fotografías de regresión con la fotografía original de Maddie que habría servido de modelo para las progresiones. La foto que presentase mayor coincidencia con el original podría, así, constituir una buena hipótesis de progresión de edad. De esta forma, lo único que estamos haciendo es un potencial error y vicio de la información. Aunque, ¿será este el objetivo? Bien, no lo sé. Aunque, sé que hace un mes atrás el objetivo era hacer una campaña local (Pueblo de Luz) con la foto de Maddie a los 3 años y ahora el objetivo es hacer una campaña mundial (emisión del programa en 144 países) con una foto que se aproxime a la fisonomía, supuestamente, actual de Maddie. ¿En qué quedamos? ¿Quién dirige la campaña? Serán los tales policías jubilados de Scotland Yard? Esperemos a la próxima estrategia. Hasta entonces, veamos con atención el Show de los McCann. Y, una curiosidad: reparen en la ropa de Kate… (Inciso: Que no se había puesto una falda en la vida y ahora quiere parecer mucho más femenina y maternal…)
¡Hasta muy pronto!
Traducción de Mercedes
Para hacer comentarios: Aquí
Paulo Sargento
Cumplidos dos años desde la desaparición de Madeleine Beth McCann, somos llevados a creer que poco se sabe y queda mucho por saber. Ahora bien, yo tengo una opinión algo diferente: “mucho ya se sabe y aun hay alguna cosa por saber. Además, el poste que hoy escribo no pretende hacer ningún balance sobre el caso, como estas primeras líneas pudieran sugerir. Pretende, sí, presentar algunas notas sueltas que, creo, constituirán material de profundo análisis muy pronto.
En primer lugar, una nota relativa al estado de salud de Kate McCann.
Como ya dije, han corrido muchos rumores a propósito de la salud emocional de Kate McCann. Llegó, incluso, a haber rumores de un, supuesto, intento de suicidio. Estos rumores llegaron de Tierras de Su Majestad de una fuente que, normalmente, no “lanza "bojardas"”. Claro que sé que el argumento que acabo de dar es engañoso en la medida en que el patrón de comportamiento de la citada fuente no es garantía de la veracidad de la información. Aunque, lo que es un hecho es que esa información (verdadera o no) llegó, como ya dije, en una fría noche de viernes del mes de diciembre. ¿Por qué razón retomo ahora una información que ya tengo desde hace algunos meses? Porque se han acentuado algunos indicios relativos al estado de salud de Kate McCann. Antes de seguir, esta cuestión del estado de salud depresivo de Kate comenzó por ser transmitida por sus familiares y amigos, en particular en el período que siguió al archivo del proceso (finales de julio de 2008). Bien, a partir de agosto de 2008, Kate McCann comenzó a aparecer en público con poca frecuencia, habiendo optado por una casi total ausencia después de Navidad. Su propia madre afirmó que ella se sentía sola y rechazada, incluso por su propio marido, Gerry McCann. Nunca se la volvió a ver haciendo footing o paseando a los gemelos. Esta cuestión ve incrementada su pertinencia si nos atenemos al hecho de que Kate está, aparentemente, más delgada, hecho que fue visible en su desplazamiento a los Estados Unidos, para participar en el Show de Oprah. Siendo así, nos preguntamos: una persona que hace deporte con mucha regularidad, ¿qué problemas pueden surgir cuando esa práctica para, repentinamente? Una respuesta obvia: esa persona engordará y presentará sintomatología ansiosa, debido al desarreglo de las endorfinas (hormonas que nuestro organismo procesa, en especial con la práctica deportiva frecuente, que constituyen una especie de antidepresivo natural). Ahora, ¿qué nos dejaron ver? Aparentemente, algo de paradoxal. Kate no solo no engorda sino que, además, adelgaza y, según testimonios de familiares, ha vivido obcecada en leer el proceso, deprimida y ni siquiera los gemelos la han animado (señales depresivas, podríamos especular). Recordemos, ahora, el episodio relativo al lavado del Cuddle Cat, el día 12 de junio de 2007, citado en su diario. ¿Qué significado tendría ese episodio en esta historia? Es muy probable que sea la primera expresión de un proceso de luto, comparable al hecho de que Kate no ha, aparentemente, reconocido a su hija en los retratos de progresión de edad que le fueron mostrados en el Show de Oprah. ¿Por qué? Porque en el primer caso, según sus propias palabras, Kate, prácticamente, no admite que Maddie vuelva (Ver post sobre el Cuddle Cat) y, en el segundo, el no reconocimiento parece significar la incapacidad de Kate de conceptualizar a una Maddie más mayor, ya que su última imagen es la de una niña de 3 años. Así, sea lo que sea lo ocurrido, se refleja en Kate como una PÉRDIDA IRRECUPERABLE. Además, a este propósito, el lapsos lingüístico de Clarence Mitchell, en la última entrevista de la BBC es extraordinariamente elucidante: cuando confrontado con la tesis de un rapto oportunista, después de haber salido la niña de casa sola para buscar a los padres (tesis poco sensata, dicho sea de paso), el Spin Doctor dice – “eso no sucedió, Kate lo sabe”. En definitiva, sea lo que fuere lo ocurrido fue, seguramente, muy duro y no me extraña que Kate esté, de hecho, con una perturbación emocional severa. Espero que la decisión de mantener los pactos tenga en cuenta la relación coste/beneficio de este sufrimiento. Yo sé que ya había escrito sobre este tema aunque sentí el deber de explicitar los argumentos y apelar a que se eviten situaciones límite.
En segundo lugar, una nota sobre los, supuestos, retratos de progresión de edad. Duarte Levy, que estuvo presente en el Show de Oprah, no dejó su reputación en manos ajenas (haces bien, Duarte) y, competentemente, como es habitual en él, investigó con el FBI el origen de esos, citados, retratos. La información que obtuvo es la de que el FBI no ha tenido ninguna participación en esas producciones “artísticas”. Esta información es preciosa para explicar lo que he intentado afirmar en relación a otras producciones, supuestamente, forenses, como, por ejemplo, los retratos-robot: siempre se trata de una falacia que intenta confundir el argumento de la autoridad (fue una diseñadora del FBI), con la autoridad del argumento (se trata de una producción de indudable valor forense). Los retratos de progresión de edad debían asentarse en metodologías rigurosas, desde el punto de vista científico, y no consistir solo en una manipulación fotográfica fundamentada. Existen cuestiones previas que pasan por cánones antropométricos, con normas evolutivas, raciales, sexuales, probabilidades fenotípicas a partir de la evaluación del genograma, entre otros. Aunque, además de esto existe un problema metodológico: construcción post hoc (a posteriori) sin recurrir a la noción de variable independiente. O sea, Maddie podría, hoy, tener muchas caras, manteniendo los rasgos generales: cabello rubio y ojos azules, al igual que la pequeña marca en el iris. ¿Y lo demás? Bien, si fuésemos completamente honestos y si la producción forense, citada, tuviera, de hecho, el objetivo de buscar a Maddie, entonces, tendríamos que actuar de otra manera. Propongo la siguiente metodología: crear cuatro grupos de dibujantes forenses independientes y “ciegos” (esto es, en los que ninguno de los investigadores de un grupo sepa lo que están haciendo los demás). Dos grupos de dibujantes tendrían instrucciones para realizar, por lo menos, tres retratos de progresión de Maddie, a partir de la misma foto original (de Maddie) y siguiendo la misma metodología que debe tener en cuenta las variables antes descritas. Después, otros dos grupos de dibujantes forenses tendrían la tarea de PEGAR en los retratos, de cada grupo que hizo la progresión, de forma aleatoria, con la siguiente indicación: “estas niñas tienen seis años. Por favor, de acuerdo con los criterios (que describimos antes) produzca tres dibujos de regresión de edad, que representen a estas niñas, con 3 años”. Por supuesto se tendrían que introducir retratos de control o de placebo (variaciones de color y forma del pelo, ojos, etc., y la introducción del dibujo de otra niña). Después, el investigador jefe (el único conocedor de la metodología) deberá comparar, a través de cánones antropométricos adecuados, las fotografías de regresión con la fotografía original de Maddie que habría servido de modelo para las progresiones. La foto que presentase mayor coincidencia con el original podría, así, constituir una buena hipótesis de progresión de edad. De esta forma, lo único que estamos haciendo es un potencial error y vicio de la información. Aunque, ¿será este el objetivo? Bien, no lo sé. Aunque, sé que hace un mes atrás el objetivo era hacer una campaña local (Pueblo de Luz) con la foto de Maddie a los 3 años y ahora el objetivo es hacer una campaña mundial (emisión del programa en 144 países) con una foto que se aproxime a la fisonomía, supuestamente, actual de Maddie. ¿En qué quedamos? ¿Quién dirige la campaña? Serán los tales policías jubilados de Scotland Yard? Esperemos a la próxima estrategia. Hasta entonces, veamos con atención el Show de los McCann. Y, una curiosidad: reparen en la ropa de Kate… (Inciso: Que no se había puesto una falda en la vida y ahora quiere parecer mucho más femenina y maternal…)
¡Hasta muy pronto!
Traducción de Mercedes
Para hacer comentarios: Aquí