DN Globo
por PEDRO CORREIA
14 de septiembre de 2009
El caso de la joven que estuvo secuestrada entre 1998 y 2006 aun tiene muchos “cabos sueltos”, tal como reconocen las autoridades. Natascha Kampusch, hoy con 21 años, se ha aislado del mundo.
El Ministerio Público de la ciudad de Graz, en Austria, decidió reabrir la investigación sobre el caso Natascha Kampusch, la joven que hoy tiene 21 años y que fue liberada en 2006 después de un largo secuestro. Según las autoridades policiales, citada en la edición de ayer del periódico El País, existen “demasiados cabos sueltos” en el proceso, que siguen intrigando a los austriacos, sobre todo desde hace un año, cuando Natascha volvió a abandonar la luz de los focos, refugiándose en su apartamento de cuatro habitaciones en el centro de Viena, donde vive prácticamente como una ermitaña.
Una de las convicciones del Ministerio Público es que el secuestrador de Natascha, Wolgafd Priklopil, no actuó solo. Además, según el testimonio de una compañera de clase de Natascha, que fue testigo de los hechos ocurridos el 2 de marzo de 1998, la entonces estudiante de diez años fue raptada en plena calle, cerca de la casa donde vivía en los suburbios de Viena, por dos hombres que la metieron en una furgoneta Mercedes, de color blanco. Uno de ellos, se sabe hoy, era Wolfgang Priklopil. El otro, no sabe nadie quien es. Natascha siempre ha afirmado que había nadie más implicado en su secuestro.
Aunque la policía y el tribunal creen que la joven nunca contó todo lo que sabe. El síndrome de Estocolmo, que hace que la víctima sucumba al deseo de posesión de su captor, puede explicar muchas cosas. Aunque tal vez no explique por completo las copiosas lágrimas que Natascha lloró al saber que Wolfgand se había suicidado tirándose a la vía férrea ocho horas después de que la joven hubiese conseguido huir de la residencia donde estuvo secuestrada entre 1998 y 2006. Natascha quiso reconocer el cuerpo en la morgue y acabó por comprar la casa de Strasshof, donde vivió recluida durante ocho años.
“Nuestra prioridad es pasar revista a todas las pruebas acumuladas en torno a este caso y, a partir de ahí, interrogar a todas las personas necesarias”, declaró a El País el magistrado Thomas Muehlbacher, que está investigando el caso, admitiendo que Natascha podría volver a ser interrogada.
Uno de los pormenores que merece ser investigado en profundidad es la revelación, hecha por la revista alemana Stern, de que Natascha y su raptor pasaron un período de vacaciones juntos en los Alpes. Por otra parte, una antigua vecina de la madre de Natascha segura que Brigitta Sirny-Kampusch, hoy de 59 años, conocía perfectamente a Wolfgang Priklopil, un técnico en electrónica que trabajó en la multinacional Siemens y llegó a tener negocios en el área de la construcción. Por otra parte, un ex socio de la madre, Ernst Holzapflelt, reveló a la policía que Wofgang – que tenía 44 años cuando se suicidó- visitaba la casa de Natascha, hija de padres separados (Inciso: ¿Esto también les “da esperanzas” a los McCann?). Aun falta por saber con detalle lo que sucedió en las horas que antecedieron el rapto. Brigitta ya confesó que ese día le había dado una bofetada a su hija, por un supuesto mal comportamiento de la pequeña. Las relaciones entre madre e hija siguen distantes, como todos los periodistas que siguieron el caso pueden testimoniar.
“Vivo como una ermitaña, tengo ataques de ansiedad”, declaró la joven hace cerca de un mes, al diario alemán Süddeutsche Zeitung, revelando que su mayor objetivo en la vida, actualmente, era pasar tan desapercibida como le fuera posible. Evita incluso salir a la calle: el aura de celebridad que la rodeó hace tres años tuvo malos resultados. Según Natascha, es frecuente cruzarse con personas que la insultan en la vía pública y la responsabilizan de la muerte de Wolfgang. Las sospechas de que el captor estaría relacionado con redes de pedófilos llegaron también a ser investigadas, aunque sin éxito. En este caso sigue habiendo muchas más sombras que luces.
Traducción de Mercedes
Para hacer comentarios: Aquí
por PEDRO CORREIA
14 de septiembre de 2009
El caso de la joven que estuvo secuestrada entre 1998 y 2006 aun tiene muchos “cabos sueltos”, tal como reconocen las autoridades. Natascha Kampusch, hoy con 21 años, se ha aislado del mundo.
El Ministerio Público de la ciudad de Graz, en Austria, decidió reabrir la investigación sobre el caso Natascha Kampusch, la joven que hoy tiene 21 años y que fue liberada en 2006 después de un largo secuestro. Según las autoridades policiales, citada en la edición de ayer del periódico El País, existen “demasiados cabos sueltos” en el proceso, que siguen intrigando a los austriacos, sobre todo desde hace un año, cuando Natascha volvió a abandonar la luz de los focos, refugiándose en su apartamento de cuatro habitaciones en el centro de Viena, donde vive prácticamente como una ermitaña.
Una de las convicciones del Ministerio Público es que el secuestrador de Natascha, Wolgafd Priklopil, no actuó solo. Además, según el testimonio de una compañera de clase de Natascha, que fue testigo de los hechos ocurridos el 2 de marzo de 1998, la entonces estudiante de diez años fue raptada en plena calle, cerca de la casa donde vivía en los suburbios de Viena, por dos hombres que la metieron en una furgoneta Mercedes, de color blanco. Uno de ellos, se sabe hoy, era Wolfgang Priklopil. El otro, no sabe nadie quien es. Natascha siempre ha afirmado que había nadie más implicado en su secuestro.
Aunque la policía y el tribunal creen que la joven nunca contó todo lo que sabe. El síndrome de Estocolmo, que hace que la víctima sucumba al deseo de posesión de su captor, puede explicar muchas cosas. Aunque tal vez no explique por completo las copiosas lágrimas que Natascha lloró al saber que Wolfgand se había suicidado tirándose a la vía férrea ocho horas después de que la joven hubiese conseguido huir de la residencia donde estuvo secuestrada entre 1998 y 2006. Natascha quiso reconocer el cuerpo en la morgue y acabó por comprar la casa de Strasshof, donde vivió recluida durante ocho años.
“Nuestra prioridad es pasar revista a todas las pruebas acumuladas en torno a este caso y, a partir de ahí, interrogar a todas las personas necesarias”, declaró a El País el magistrado Thomas Muehlbacher, que está investigando el caso, admitiendo que Natascha podría volver a ser interrogada.
Uno de los pormenores que merece ser investigado en profundidad es la revelación, hecha por la revista alemana Stern, de que Natascha y su raptor pasaron un período de vacaciones juntos en los Alpes. Por otra parte, una antigua vecina de la madre de Natascha segura que Brigitta Sirny-Kampusch, hoy de 59 años, conocía perfectamente a Wolfgang Priklopil, un técnico en electrónica que trabajó en la multinacional Siemens y llegó a tener negocios en el área de la construcción. Por otra parte, un ex socio de la madre, Ernst Holzapflelt, reveló a la policía que Wofgang – que tenía 44 años cuando se suicidó- visitaba la casa de Natascha, hija de padres separados (Inciso: ¿Esto también les “da esperanzas” a los McCann?). Aun falta por saber con detalle lo que sucedió en las horas que antecedieron el rapto. Brigitta ya confesó que ese día le había dado una bofetada a su hija, por un supuesto mal comportamiento de la pequeña. Las relaciones entre madre e hija siguen distantes, como todos los periodistas que siguieron el caso pueden testimoniar.
“Vivo como una ermitaña, tengo ataques de ansiedad”, declaró la joven hace cerca de un mes, al diario alemán Süddeutsche Zeitung, revelando que su mayor objetivo en la vida, actualmente, era pasar tan desapercibida como le fuera posible. Evita incluso salir a la calle: el aura de celebridad que la rodeó hace tres años tuvo malos resultados. Según Natascha, es frecuente cruzarse con personas que la insultan en la vía pública y la responsabilizan de la muerte de Wolfgang. Las sospechas de que el captor estaría relacionado con redes de pedófilos llegaron también a ser investigadas, aunque sin éxito. En este caso sigue habiendo muchas más sombras que luces.
Traducción de Mercedes
Para hacer comentarios: Aquí