31 de enero de 2010

Caso Madeleine McCann - Camino de Rothley



En la primera página de este blog, afirmamos que los McCann habían mentido sobre el caso de principio a fin. Tal vez los lectores pensaron, oh esto es el país de los blogs, la gente hace todo tipo de afirmaciones.

No. Lo repetimos, y es una cuestión de registros, que Kate y Gerry McCann mintieron desde el principio hasta el fin de la investigación sobre la desaparición de su hija, una afirmación que puede sostenerse ante un tribunal por difamación porque es innegablemente cierto.

Comenzó, tal como hemos dicho, con los padres negándose a contarle a la policía la verdad en sus primeras declaraciones. Tal como el fiscal, Sr. Menezes, afirmó en el tribunal, en Lisboa, este mes: “la pareja mintió a la policía sobre el tiempo que habían dejado a Madeleine sola.”

Y terminó con los McCann afirmando a través de su portavoz que el informe final de ese mismo Sr. Menezes que cerraba el caso en agosto de 2008, los había “exonerado”. Eso también es mentira, no un malentendido, una que ellos más tarde embellecieron al afirmar que “los tribunales” los había exonerado. Ese informe no los exonera en ninguna parte.

Ahora, esto no es solo un problema para Kate & Gerry. Es un problema patente para sus amigos, los llamados Tapas 7. ¿Por qué? Porque la mayor parte de los miembros del grupo confirmaron en sus propias declaraciones la veracidad de lo que la pareja había contado a la policía. Y no lo hicieron accidentalmente, ni de oídas.


¿De oídas? No, no puede ser. Ellos confirmaron inequívocamente las afirmaciones de los padres a través de su propia observación de quién hizo qué cuando todos ellos compartían una cena en el llamado Tapas Bar aquella noche.

¿Malentendido accidental? ¿Cómo podría ser eso? Sabemos que discutieron las afirmaciones de quién comprobó a quien la noche del 3/ 4 de mayo y después anotaron lo que ellos habían acordado, en dos trozos diferentes de papel que la policía confiscó. Unos días después, y antes de su segundo interrogatorio, el grupo produjo un tercer, totalmente detallado, documento impreso confirmando nuevamente que los padres habían controlado a los niños a las horas que ellos habían dicho. Horas que el Sr. Menezes, con los documentos de investigación respaldándole, declaró eran mentira.

Vale la pena recordar para qué sirve la declaración de un testigo. Según el documento de orientación jurídica de Reino Unido, en lenguaje coloquial.

“En general una declaración de un testigo solo debería contener información sobre lo que el testigo vio y no sobre lo que otros le han dicho a él/ella.”

La razón para esto es simple: si todo el mundo se aferra a una descripción franca de lo que ellos mismos, y nadie más, hizo y vio entonces las declaraciones pueden ser comparadas para construir una imagen de la verdad. Si, sin embargo, los testigos discuten lo que hicieron los demás, o si describen lo que otros supuestamente han hecho, en realidad las declaraciones obstaculizan la imagen de los hechos emergentes.

Las declaraciones de los McCann del 4 de mayo, no solo son inciertas sino que presentan una violación devastadora del código de buenas prácticas para testigos. Desde el principio ambos describieron lo que otros estaban haciendo aquella noche cuando no estaban al alcance de su vista, por ejemplo, información que no resultaba posible que ellos supieran que era verdad, pero que encaja en su propia versión de los hechos. Y, igualmente dañino, incluso a pesar de que las declaraciones fueron tomadas independientemente, utilizaron casi las mismas palabras en párrafos largos: claramente discutieron, acordaron y memorizaron lo que iban a decir todos.

Le llevaría meses a la policía desenmarañar la mezcla de confusión, falsedad, y complicidad que estas declaraciones dadas por el grupo brindaron, información, que vale la pena recordar, que fue vital para el esfuerzo para localizar a la niña durante las primeras cuarenta y ocho horas. Cuando ya lo habían hecho –y después de que el Sr. Amaral el “policía deshonrado” fue destituido del caso- establecieron claramente los puntos de inconsistencias en las declaraciones y decidieron que solo haciendo que estos testigos repitieran sus presuntos movimientos aquella noche –la llamada reconstitución- podría clarificar la confusión.

En cuanto a las afirmaciones, repetidas otra vez recientemente, de que el caso contra los padres eran “cosas viejas”, una fijación absurda de Gonçalo Amaral y unos pocos compañeros durante los primeros días del caso. Por el contrario fue el nuevo equipo dirigido por el sucesor de Amaral, Paulo Rebelo, quien hizo el esfuerzo de intentar conseguir la verdad a través de la recreación de los movimientos de los nueve: si, como parecía, la versión de los padres de sus movimientos aquella noche era incierta y los otros siete habían confirmado esa versión, entonces la investigación no llegaría a ninguna parte hasta que se confrontaran las inconsistencias.

¿Y entonces? Sin duda no era imposible que las inconsistencias fueran resueltas y la credibilidad de las declaraciones de los testigos reforzada – en cuyo caso los nueve probablemente hubiesen sido “exonerados” – genuinamente exonerados – de cualquier sospecha. Esto a cambio sin duda hubiera conducido a re-focalizar el caso sobre distintas líneas de investigación.

¿Por qué se negaría alguien a una idea semejante? Y ¿qué pensaron los Tapas 7 sobre ello?

Traducción de Mercedes