O Crime – Edición impresa
Gonçalo Amaral nunca ocultó sus dudas sobre la conducta de los McCann. Elegido como su “enemigo internacional”, es ahora objeto de una persecución legal, prohibido de abrir la boca, con el libro suspendido y los beneficios embargados.
29 Octubre de 2009
Amaral podría ser un discípulo del famoso Inspector Colombo, la estrella de la serie televisiva de los 70. Interpretado por el actor Peter Falk, Colombo era un detective de aspecto descuidado, aunque metódico y con una dedicación casi obsesiva en los casos que investigaba.
Por supuesto, el ex coordinador de la PJ de Portimão usa trajes que sientan mejor, pero muestra una expresión vagamente distraída que esconde la misma astucia y atención a los detalles que eran el sello característico de Colombo.
En dos años y medios, casi todo ha cambiado en la vida de Gonçalo Amaral: se convirtió en una deshonra para la PJ, fue machacado por la maquinaria mediática inglesa, perseguido y demandado por los McCann que le piden una indemnización de 1,2 millones de euros.
La razón de tanto follón es ampliamente conocido: Amaral no cree a la pareja de ingleses, duda de la historia que ellos cuentan sobre la desaparición de su hija. Y, inexplicablemente, los McCann no le perdonan esa desconfianza.
El proceso Maddie entró en su vida como un huracán, le quitó el sueño y ahora amenaza con poner en peligro su patrimonio. Es el precio a pagar por haberse convertido en “la piedra en el zapato” de los McCann. Después de conseguir, en septiembre, la aprobación de una medida cautelar que prohibía la venta del libro “La Verdad de la Mentira”, que reproduce aspectos de la investigación oficial que fue llevada a cabo por la PJ de Portimão, consiguieron convencer también al tribunal civil para que avanzara con la incautación de los bienes personales del ex inspector.
El embargo ha sido tan férreo que el tribunal fue tan lejos como para determinar que Amaral no puede hablar sobre el libro en Portugal, o cualquier otro país del mundo.
Por ahora, el objetivo era la empresa que el ex policía utiliza para recibir el dinero generado por los derechos de autor. Además, se reclama una indemnización enorme por los ingleses a través del bufete que representa sus intereses en Portugal.
Aparte de las amenazas legales, que comienza ahora a materializarse en demandas, parece evidente que los pasos de Amaral están bajo estrecho escrutinio. Hace tan solo una semana, los abogados de los McCann consiguieron impedir que un canal de televisión francés emitiera el documental sobre el “caso Maddie” que fue producido por Valentim de Carvalho, así como la entrevista con Gonçalo Amaral.
El argumento fue precisamente la medida cautelar del Tribunal Civil de Lisboa.
Enemigo Internacional
Amaral se atrajo la guerra” de su vida, al implicarse profesionalmente al principio y después desde un punto de vista personal, con las búsquedas para encontrar a la pequeña niña que desapareció el 3 de mayo de 2007, mientras estaba de vacaciones en Praia da Luz, Portimão. Y no podía haber sido de otra manera. Amaral se encontraba en el puesto de mando de la PJ, su currículum estaba cubierto de casos resueltos. Este era solo uno más.
Pero tenía un componente especial: implicaba a una pareja de médicos con relaciones políticas en Inglaterra. Esa condición casi siempre se cruzó con los datos de la investigación policial. La llegada de los perros ingleses a Portugal da un vuelco al proceso, abriendo una nueva hipótesis para explicar la desaparición de Madeleine. Amaral, que lideraba la investigación, se convirtió en el objetivo a batir.
Las presiones desde las más altas instancias políticas, en un momento en que el gobierno portugués necesitaba aprobar el Tratado de Lisboa, aconsejaba mantener una precaución extrema en las relaciones con los ingleses.
Lo que es seguro es que Amaral es destituido de la investigación y el proceso termina siendo archivado. Chamuscado por los hechos, ya que deja la PJ bajo circunstancias que son públicamente desfavorables para su imagen, el ex coordinador adopta el caso en su nueva vida civil, insistiendo en la tesis de que la policía había seguido pero que el tribunal no había validado.
“El final prematuro de su carrera, no solo lo retiró del caso, sino que también enfatizó cierta obsesión de intentar resolverlo e implicó chocar con los McCann frontalmente, con los resultados conocidos,” dice un investigador que conoce a Gonçalo Amaral a “O Crime”.
Otro investigador menciona: “No tengo duda que el es, en la actualidad, el principal objetivo de la estrategia de los McCann. Quieren silenciarlo, arrinconarlo legalmente. El importe de la demanda, 1,2 millones, es un signo de esa intención. ¿Cree alguien, empezando por los McCann, que posee bienes por ese importe, o algo que se le acerque?”.
Traducción de Mercedes
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