31 de marzo de 2010

Caso Paulette Gebara - El enigma de Paulette


30/03/2010
Por Francisco Garfias

Paulette Gebara Farah, la niña extraviada hace más de una semana, nos remite al caso de la británica Madeleine McCann en un centro vacacional de Portugal, en 2007. Las dos tenían cuatro años. Las dos desaparecieron misteriosamente. No se forzaron chapas, no se rompieron puertas. No hay nada que indique un acto de violencia o que pudiera indicar la presencia de un intruso o un secuestrador.

El caso de la niña mexicana es por demás enigmático. Los vecinos del edificio Porto Vita 2, de Interlomas, en el municipio de Huixquilucan, donde vivía Paulette, son formales. Ningún familiar o extraño hubiera podido introducirse al lugar, a menos que los dueños lo permitieran. Hay llaves inteligentes para los departamentos, hay cámaras de seguridad. No pudo evaporarse así nomás.



La desaparición se produjo la madrugada del lunes. Paulette, su hermana y su papá, Mauricio Gebara, habían regresado, el domingo, de Valle de Bravo. Su madre, Lisette Farah, no estaba con ellos. Había salido de viaje con una amiga. Para cuando regresaron, ella ya estaba en casa. Cuenta que arropó a sus hijas y las acostó. Al siguiente día, Paulette no estaba en su cuarto. Había desaparecido. La niña, por cierto, padece discapacidad motriz y de lenguaje.

Sorpresivamente, la PGJEM solicitó ayer el arraigo de los padres. Su titular, Alberto Bazbaz, reconoció que ambos cooperan, pero aclaró que hay inconsistencias en sus declaraciones, que han impedido conocer la verdad de lo sucedido. Un paso audaz, sin duda, el de Bazbaz. Puede costarle la chamba, si se equivoca. “Seguramente el procurador tiene datos adicionales que el juez valoró para otorgar el arraigo”, comentó una voz autorizada del Estado de México.

La voz hizo notar que hay elementos que llaman la atención. “No hay forzamiento de puertas ni señales de violencia ni llamada para pedir rescate. La madre, que dijo siempre estar atenta a sus hijas, esa noche, curiosamente, se quedó profundamente dormida. La versión es inverosímil y absolutamente contradictoria con la realidad. No hay que olvidar que la tutela absoluta la tienen los padres”, puntualizó.