16 de marzo de 2010

Caso Typhaine - Ante la juez, mamá Typhaine detalló calvario de su hija


12/03/2010

Por Eric Dussart

Foto Archivos "Voix du Nord"

Era un jueves, a mediados de diciembre. Fuera, las marchas blancas se sucedían, en Maubeuge, en Aulnoye-Aymeries, en Mons-en-Baroeul, en todos los lugares en los que la muerte de Typhaine conmocionaba a miles de personas. Acabábamos de enterarnos de que su mamá había mentido hablando de desaparición, pidiendo que la encontraran. Que su compañero había enterrado el pequeño cuerpo a mediados de junio, pocos días después de su muerte, al azar de un vagabundeo por Bélgica. Ante la juez de Instrucción, Anne-Sophie Faucheur relató entonces los últimos seis meses de su hija. Un calvario.

La magistrada demostró sensibilidad, eso es evidente. Poco a poco, condujo Anne-Sophie Faucheur a hablar de Typhaine, a evocar su relación con esa niña que ella fue a buscar un día a su escuela en las afueras de Lille, arrancándola así a su vida tranquila, entre su padre y su abuela.



Primero, ella admitió algunas zurras. De inmediato, desde los primeros días del mes de enero. Porque la niña robaba en los armarios y no bajaba los ojos cuando la regañaba. "Tenía un carácter que no se dejaba impresionar”, dijo su padre este invierno. "Le venía de mí”.

Typhaine no era Caroline, su hermana mayor. La primogénita era la primera de la clase, dócil en casa, modosa y equilibrada. Typhaine acababa de cambiar de vida brutalmente.

Cada vez que la juez sugiere – una zurra, varias zurras, otros golpes, varias veces... - la joven admite. Incluso acabó por reconocer que después le daba patadas, únicamente en el vientre, precisó.

Va lejos, ahora. Ella cuenta que sucedió que Nicolás Willot su compañero, la sujetara mientras ella le pegaba.

Mucho peso

Typhaine tenía miedo de la oscuridad, lo dice su abuela. Su madre seguramente debía saberlo. Para castigarla, la encerraba en el hueco de la escalera, con la luz apagada. Luego, en el sótano, también sin luz. Typhaine tenía mucho miedo del sótano.

El relato de Anne-Sophie Faucheur deja impotente. Incrédulo. También dice que finalmente había cogido la costumbre de no alimentar a Typhaine como a los demás - siempre para castigarla. La niña había perdido peso. Su madre dijo al principio que fue poco peso, y después ella admite que, al final, se notaba. Que fue mucho peso.

Y llega la noche de la muerte. Era un miércoles, según la joven, porque se acuerda del programa de la TV. Una vez más, ha querido castigar a Typhaine, la ha golpeado, y también la ha puesto debajo de una ducha fría y ha dejado correr el agua. Mucho tiempo. Ella habla de media hora.

Cuando volvieron, la niña no se movía. Nicolas Willot habría tratado de reanimarla - boca a boca, masaje cardiaco - pero ya no había nada que hacer.

Esta es la versión de Anne-Sophie Faucheur. Ella también dice que continuaron los preparativos para el bautismo de Apolline (la hermanastra de la pequeña víctima) que se iba acercando, mientras que Typhaine continuaba en el sotano, tal como la habían dejado cuando la recuperaron de bajo la ducha.

"Ella dice mucho, es cierto”, dice Emmanuel Riglaire, su abogado. Tal vez se está fabricando unas vestiduras un poco amplias para proteger a su compañero, al que ella arrastró en esta terrible historia”. Nicolas Willot interrogado al día siguiente, también reconoció una enorme responsabilidad ante la juez. Los resultados de la autopsia ayudarían por lo menos a verificar el relato del último día. Para el calvario que precedió, habrá que remitirse a lo que dicen los dos jóvenes.

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Nota de Prensa hoy

Esta tarde, François Taton va a hablar, algo que ocurre raramente. Probablemente dirá su impaciencia y su dolor de no saber cómo murió su hija. Lo que sabe, a día de hoy, es lo que dijo Anne-Sophie Faucheur, la madre de Typhaine, ante la juez de Instrucción, el 17 de diciembre. "Puedo comprender la impaciencia de un padre", dijo el Sr. Riglaire, abogado de la madre de Typhaine y de su compañero.

Al igual que su colega Rafael Théry, abogado de François Taton, está a la espera de los resultados de una autopsia solicitada hace tres meses en Bélgica. Un plazo bastante inusual, incluso si sabemos que el cuerpo estuvo enterrado casi seis meses antes de ser encontrada cerca de Charleroi. Los expertos belgas habrían solicitado análisis complementarios para precisar sus conclusiones.

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La madre a sus vecinos: disculpas, pero no explicaciones

El sobre solo llevaba un nombre y una dirección. Fue repartido por error, hace dos semanas, a un comerciante de Aulnoye-Aymeries antes de llegar a su destinataria, una conocida de Anne-Sophie Faucheur, que a veces la acompañaba cuando llevaba a la hermana de Typhaine a la escuela. La vecina no quiere hacer comentarios, ni sabe cómo tomarse esta carta, en la que la madre de la pequeña, encontrada muerta en diciembre, se disculpa desde su celda, por haber mentido a sus vecinos entre la denuncia de la desaparición de Typhaine, en junio, y el trágico desenlace de la investigación. Durante el registro de su domicilio de Aulnoye en diciembre, la joven hizo frente, sin reacción aparente, a la vindicta de varios vecinos. Su abogado, Sr. Emmanuel Riglaire, confirmó que ella era la autora de esta carta abierta, como lo indica la dirección de un centro penitenciario de Lille, en el reverso del sobre.

El nombre de Typhaine no aparece en la carta, sustituido por un calificativo más genérico. Las circunstancias de la muerte de la niña, todavía desconocidas (leer más arriba) no aparecen. Se descifran sin embargo, referencias a malos tratos. Anne-Sophie Faucheur insiste en el hecho de que sus otras dos hijas no fueron maltratadas. La joven, que se califica en una ocasión de "mala", también confía que no ha acabado su comprensión del drama y que este no fue intencional. Una frase sibilina permite imaginar una degradación de la situación familiar después de que la Srta. Faucheur recuperó a Typhaine, seis meses antes de la muerte de la niña.

Nicolas Willot, compañero de la madre también acusado y que habría enterrado de forma somera a la pequeña en Bélgica, solo es nombrado una vez, cuando la joven explica que la pareja entró en pánico después de constatar la muerte de Typhaine .

A su destinataria, que admite estar todavía afectada por lo que descubrió sobre sus vecinos en diciembre, y a sus conocidos, Anne-Sophie Faucheur pide en fin que no guarden una imagen demasiado mala de ella. Y que no la juzguen demasiado rápidamente.

Por Sébastien Ducrot

Traducción de Mila