El 16 de octubre de 1984, Grégory Villemin, de 4 años y medio, desaparece de la casa de sus padres, en Lepanges-sur-Vologne, en los Vosgos. Por la noche, se encontrara su cuerpo en las aguas del río Vologne en Docelles, a seis kilómetros de su casa. Tiene las piernas y los brazos atados con una cuerda y ha muerto ahogado. En el pequeño cuerpo, ningún rastro de violencia. Según las evidencias, fue arrojado vivo al río - como se ahogaría a un gato. Las sospechas recaen sobre la familia. Al día siguiente, el padre del niño, Jean-Marie Villemin, recibe una carta anónima: "[...] No es el dinero el que podrá devolverte a tu hijo. Esta es mi venganza, pobre gilipollas…". Dos semanas más tarde, el juez de Epinal, Jean-Michel Lambert, dicta una orden de detención contra Bernard Laroche, un primo de Villemin, que ha sido objeto de una denuncia de parte de su propia prima, de quince años de edad. Menuda familia! En febrero de 1985, el juez lo libera, y un mes más tarde, Villemin padre, lo mata de un escopetazo. Pero los rumores siguen su camino. Y acusan a Christine Villemin, la madre del pequeño Gregory. Con una divagación intelectualoide, Marguerite Duras le dará el tiro de gracia. Convencida de su culpabilidad, ella escribe en Liberatión que se trata de un crimen "sublime, forzosamente sublime".
La PJ fue excluida del caso durante mucho tiempo. Los habrían hecho mejor sus investigadores que los gendarmes? El comisario Jacques Corrazi, que más tarde se hizo cargo del caso, probablemente debe estar persuadido. Él podría haber logrado frenar el delirio de un “pequeño” juez del que sus propios colegas dijeron que era un " equilibrista del pensamiento". Christine Villemin posteriormente fue objeto de investigación por el asesinato de su hijo. El 3 de febrero de 1993, la el ministerio fiscal de Dijon consideró que no había ningún cargo en su contra, y tomo la decisión de desestimar el caso. Nunca sabremos quien asesino al pequeño Gregory.
A menos que...
Veinticuatro años más tarde, ¿podría tener éxito la policía científica donde los gendarmes, la policía y la justicia fracasaron? Con la decisión de la reapertura de la investigación, el Tribunal de Apelación de Dijon debe pensar que el análisis de las pruebas materiales, que al parecer fueron cuidadosamente conservadas (prendas de vestir, cuerdas, cartas anónimas...) puede aportar hoy información valiosa principalmente a través de rastros de ADN.
Es, creo, la primera vez que ocurre en Francia. Suficiente para reconciliarnos con el archivo genético.
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El síndrome de Christine Villemin
Alexandrine Brugerolle de Fraissinette es un enigma .Un apellido de aristócrata, pero una vida rota, marcada por los desgarros familiares, las fugas, el nacimiento de un bebé a los 17 años, las drogas y finalmente la cárcel. Un rostro angelical, pero un carácter firme. Una mujer todavía muy joven, pero que tiene ya detrás de sí una vida llena de baches... ¿Esto es suficiente para que pueda ser considerada culpable? ¿Sería entonces víctima del síndrome Christine Villemin? Recordemos que en 1985, el juez Jean-Michel Lambert había acusado a la madre del pequeño Grégory por asesinato y la envió tras las rejas. Después de la muerte de su hijo en 1984 y después de las sospechas sobre Bernard Laroche y su asesinato por Jean-Marie Villemin en febrero de 1984, Christine se encuentra en el centro de los rumores.
Su caso se convirtió en una cuestión nacional, dividiendo a los que la creían inocente y los que la designaban como culpable. En la vanguardia de fiscales improvisados, la escritora Marguerite Duras, que no tuvo una de sus mejores inspiraciones cuando firmo un artículo en Libération que se hizo famoso. Convencida de la culpabilidad de la madre, ella intentaba explicar un crimen "sublime, forzosamente sublime...".
Christine Villemin fue beneficiara en 1993 de una liberación por ausencia total de cargos.
Más recientemente, la madre de Maddie, la niña inglesa de 4 años desaparecida en mayo de 2007 en una estación turística de Portugal, atrajo las sospechas. Después de varios meses de infructuosas búsquedas, Kate McCann, la madre de la pequeña Madeleine fue objeto de investigación en septiembre de 2007. Un año más tarde, la Justicia portuguesa decidió archivar el caso, al no encontrar pruebas formales de la culpabilidad de los padres. Ellos continúan su lucha. Para demostrar su inocencia. Y para intentar encontrar a Maddie.
Traducción de Mila
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