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- Actualizado un artículo del Blog de Charon QC muy interesante
- Nueva actualización de la declaración de Jane Tanner SOS Madeleine
El Blog de Georges Moréas
Durante la operación antidroga en la escuela de Auch, los gendarmes fueron acompañados de un perro "pistero" para olfatear a los alumnos con el fin de detectar el olor de cualquier sustancia ilegal... ¿Plantea algún problema la presencia de este perro? ¿Es normal entrar en una escuela con un perro?
Entre la policía, los funcionarios de aduanas o gendarmes, el perro tiene una situación administrativa. Ciertamente, no es un funcionario de la policía judicial, pero sus intervenciones pueden ser un "acto procesal" y en extremo servir de prueba. En la desaparición de la pequeña Maddie McCann, en Portugal, los perros detectaron en varios lugares del apartamento y en un coche olor a sangre... y peor aun (vídeo aquí).
Es lamentable haber convertido así a nuestros amigos de cuatro patas en confidentes de la policía, pero es por una buena causa. Honestamente, creo que jamás ha habido un solo error. No son perros de combate. Están entrenados para detectar drogas (fin de una leyenda: no están drogados), pero también explosivos, productos incendiarios, rastros de sangre o de restos humanos... Hoy en día, el Springer Spaniel Inglés es la estrella. Este de la foto se llama "Voyou" (Golfo). Es mi perro. No está entrenado en absoluto.
El tema subsidiario que aparece en este blog es si ¿hay que mirar o no hay que mirar a un perro a los ojos?
Como no tengo la respuesta, he intentado la experiencia con Voyou. Lo he mirado fijamente con intensidad. El me ha devuelto la mirada, con ojos interrogantes, agitando la cola. Un suspense palpable de unos quince segundos. Después se ha ido a buscar la pelota.
La experiencia es pues indiscutible: se puede mirar a un perro a los ojos sin que se muestre belicoso. Pero lo que me preocupa, es que a veces, es él quien me mira intensamente (con amor por cierto). Y yo me pregunto... ¿es que debo ir yo a buscar la pelota?
Hago digresiones, pero es para disminuir la presión del artículo (aquí): Los gendarmes en la escuela. El debate fue apasionado - y apasionante. He releído todos los comentarios esta mañana: una verdadera novela. Propongo por otra parte, si todo el mundo está de acuerdo, que el guionista que vino a chupar nuestro texto, y que firma 720 líneas, nos transfiera los Derecho de Autor (es).
Esta historia me ha dado ganas de sumergirme de nuevo en una antigua novela de Michel Deon, "La montée du soir". Habla con cariño de su perro, Rhadamanthe: "Con pequeños espasmos, su hocico aspira en el aire deliciosamente frío estos sentimientos que le embriagan (...) Todo está ahí, oculto a sus otros sentidos. Es el enlace sutil entre dos mundos: su mundo en blanco y negro (...) y el mundo de su amo..."
Traducción de Mila
Para realizar comentarios: Aquí.
Durante la operación antidroga en la escuela de Auch, los gendarmes fueron acompañados de un perro "pistero" para olfatear a los alumnos con el fin de detectar el olor de cualquier sustancia ilegal... ¿Plantea algún problema la presencia de este perro? ¿Es normal entrar en una escuela con un perro?
Entre la policía, los funcionarios de aduanas o gendarmes, el perro tiene una situación administrativa. Ciertamente, no es un funcionario de la policía judicial, pero sus intervenciones pueden ser un "acto procesal" y en extremo servir de prueba. En la desaparición de la pequeña Maddie McCann, en Portugal, los perros detectaron en varios lugares del apartamento y en un coche olor a sangre... y peor aun (vídeo aquí).
Es lamentable haber convertido así a nuestros amigos de cuatro patas en confidentes de la policía, pero es por una buena causa. Honestamente, creo que jamás ha habido un solo error. No son perros de combate. Están entrenados para detectar drogas (fin de una leyenda: no están drogados), pero también explosivos, productos incendiarios, rastros de sangre o de restos humanos... Hoy en día, el Springer Spaniel Inglés es la estrella. Este de la foto se llama "Voyou" (Golfo). Es mi perro. No está entrenado en absoluto.
El tema subsidiario que aparece en este blog es si ¿hay que mirar o no hay que mirar a un perro a los ojos?
Como no tengo la respuesta, he intentado la experiencia con Voyou. Lo he mirado fijamente con intensidad. El me ha devuelto la mirada, con ojos interrogantes, agitando la cola. Un suspense palpable de unos quince segundos. Después se ha ido a buscar la pelota.
La experiencia es pues indiscutible: se puede mirar a un perro a los ojos sin que se muestre belicoso. Pero lo que me preocupa, es que a veces, es él quien me mira intensamente (con amor por cierto). Y yo me pregunto... ¿es que debo ir yo a buscar la pelota?
Hago digresiones, pero es para disminuir la presión del artículo (aquí): Los gendarmes en la escuela. El debate fue apasionado - y apasionante. He releído todos los comentarios esta mañana: una verdadera novela. Propongo por otra parte, si todo el mundo está de acuerdo, que el guionista que vino a chupar nuestro texto, y que firma 720 líneas, nos transfiera los Derecho de Autor (es).
Esta historia me ha dado ganas de sumergirme de nuevo en una antigua novela de Michel Deon, "La montée du soir". Habla con cariño de su perro, Rhadamanthe: "Con pequeños espasmos, su hocico aspira en el aire deliciosamente frío estos sentimientos que le embriagan (...) Todo está ahí, oculto a sus otros sentidos. Es el enlace sutil entre dos mundos: su mundo en blanco y negro (...) y el mundo de su amo..."
Traducción de Mila
Para realizar comentarios: Aquí.