29 de octubre de 2009

Caso Madeleine McCann – Un delincuente considerado


EXCLUSIVA para mccannfiles.com

Por Dr. Martin Roberts

28 Octubre 2009


UN DELINCUENTE CONSIDERADO


No, ni el traficante de niños transoceánico vendiendo su presa a una vida confortable en las Antípodas. Ni siquiera el argelino de piel oscura (capo mafioso, traficante de drogas, secuestrador de niños), a quien aparentemente no podía haberle importado menos si Madeleine era “depositada” con unos pedófilos, una familia, o incluso una familia de pedófilos. El título concierne al individuo que llegó al extremo tan extraordinario, no solo de llevar a cabo las órdenes de su amo, sino de cumplirlas de una manera más considerada incluso que la de los padres cuya hija tenía intención de apropiarse.

El principio del ladrón es similar al del boxeador profesional. Entra. Haz el trabajo. Vete. Sin ensuciar. Alguien que está robando un niño de su propio domicilio (el escenario de secuestro infantil más raro) con seguridad no adornaría los procedimientos innecesariamente, más de lo que lo haría un ladrón de joyas. Aun así, en el caso de Madeleine McCann, tenemos a una criatura sustraída de su cama. Algunos dirán que por un acosador, en busca de un delito casi disculpándose.

La “revisión del caso frío”, llevada a cabo no hace demasiado tiempo por Donal MacIntrye para el Daily Express, está de acuerdo con los investigadores que trabajan para los McCann. MacIntyre postuló que el presunto secuestrador de Madeleine llevó a cabo un “simulacro” la noche anterior, molestando a los niños en el proceso. En principio fue tal el remordimiento de conciencia del delincuente, que el jueves por la noche fue tan silencioso como un ratón de iglesia, entrando cuidadosamente en el oscuro apartamento, muy probablemente a través de la puerta corredera del patio trasero que se encontraba sin cerrar con llave, y poco antes de que entrara Gerry McCann en persona más ruidosamente a través de la puerta principal, incluso a pesar de que sabía que hacía suficiente ruido para molestar a los niños que dormían en la habitación adyacente (motivo por el cual, según sus declaraciones en el documental “Madeleine Estuvo Aquí”, él y los demás “acabaron entrando por la puerta de atrás”. Excepto él, por supuesto, que no lo hizo. El insistió en entrar por la puerta delantera.

Así que entre las 21h10 y las 21h15 estaban todos, a salvo, si no del todo seguros, en el interior del apartamento 5A: Gerry, el acechante aunque discreto secuestrador, y los niños – todos dormidos aun. Madeleine, en concreto, dormía casi “al fresco”. La memoria casi fotográfica de Gerry de su posición mientras dormía reflejada en su declaración como arguido, dada el 7 de septiembre de 2007:

“Además, dice que con respecto a Madeleine se encontraba en la misma posición en la que la había dejado al principio de la noche. Madeleine estaba acostada sobre el lado izquierdo, completamente destapada, es decir, acostada sobre la colcha con el peluche y la manta, ambos rosas, junta a su cabeza; no sabe si estaban en la posición que puede verse en la fotografía anexada al expediente.”

Dos años después y tras un mayor estudio de las pruebas, Gerry cree que puede ser un poquito más preciso:

“Por lo que, en realidad entré y Madeleine simplemente estaba encima de la cama aquí, donde la había dejado tumbada y la colcha estaba doblada hacia abajo y ella y su cuddle cat y la manta, estaba simplemente junto su cabeza.” (Documental “Madeleine Estuvo Aquí”, emitido el 7 de mayo de 2009).

Entonces en beneficio del secuestrador, Madeleine no tuvo que ser retirada del interior de su cama, sino meramente levantarla. ¿Pero cuánto, exactamente, estaba la cocha doblada hacia abajo?

Según el informe de la PJ sobre la declaración como testigo de Gerry McCann, realizada el 10 de mayo de 2007 y la que el Dr. McCann firmó como un registro fiel de la entrevista:

“También en relación a la cama donde dormía su hija, en cómo fue encontrada la noche de la desaparición. Afirma que su hija dormía destapada, como era habitual, debido al calor, con las sábanas dobladas hacia los pies de la cama.”

Por lo tanto Madeleine, destapada con la ropa de cama a sus pies podía ser retirada directamente de la cama.

Una vez Gerry había salido, al final esto es lo que debió hacer el autor; pero solo eventualmente. Primero tuvo el cuidado de minimizar cualquier trauma a los niños sedándolos, con cloroformo según todas las versiones (esto debió de ser después de que Gerry hubiera abandonado el apartamento o lo hubiese olido). Después levantó a Madeleine y o bien la puso momentáneamente sobre la otra cama (libre) que había en la habitación, o la llevó hasta la sala y la sentó en el sofá mientras él volvía ¡para hacer la cama! ¿Increíble? Bueno, alguien debe haber tirado de la ropa de la cama hasta la posición en que fue fotografiada por la PJ, sometida cuidadosamente en el lado de la pared y doblada solo una esquina del otro lado. Matthew Oldfield no entró en la habitación posteriormente y los McCann, sabemos, fueron muy cuidadosos no tocando las cosas, teniendo debida cuenta de “cómo fue dejada la escena del crimen.”

Solo podemos suponer por lo tanto que el secuestrador hizo la cama después de retirar a Madeleine de ella. Y eso no es todo. Mientras aun estaba en la habitación abrió las cortinas, abrió la ventana y la persiana para dejar salir el olor del cloroformo. No importa que nadie le oyera hacerlo, debió ventilar la habitación de alguna forma porque Oldfield, que llegó apenas 20 minutos después, tampoco detectó ningún olor inusual. Erróneamente también pensó que la ventana estaba cerrada. Quizás lo estaba. Quizás el secuestrador blandiendo el sedante, al abrir la ventana, se percató de cuan fría era la noche y pensó, “Simplemente le daré un minuto o dos”, cerrándola después. Kate McCann, en cambio, parece que después no fue consciente del frío, a pesar de que la ventana, después de todo, habría estado abierta durante 45 minutos en ese caso. Parece que algunos secuestradores simplemente no pueden decidirse. También parece que son incapaces de dejar huellas dactilares de ningún tipo en puertas o ventanas, a pesar de haberlas abierto y cerrado repetidamente.

El extracto siguiente es de la declaración Rogatoria de Matthew Oldfield dada a la policía de Leicestershire:

4078: ¿“Las cortinas estaban corridas y no se movían?”

Matthew Oldfield: "Yeah."

(..)

Matthew Oldfield: “No, no, hablamos sobre eso antes, no olí nada, quiero decir, podía ver a los niños respirando (Inciso: Algo sorprendente teniendo en cuenta que con posterioridad Kate McCann ni siquiera consiguió distinguir a su hija de la colcha desde la puerta del dormitorio errrr), pero no lo tomé como algo anormal, errm… sería una especulación decir si su respiración era agitada o… no podría decirlo, quiero decir, estaban respirando y eso es lo que, tú sabes… y eso es lo que yo fui a comprobar, errm… no, ningún tipo de olor curioso, ningún tipo de corrientes curiosas, ningún tipo de ruidos curiosos, no, errm… nada que yo pueda recordar. Quiero decir, era completamente… simplemente un shock salido de la nada cuando, tú sabes, yo acababa de estar allí y entonces de repente alguien dice Madeleine ha desaparecido, no había nada que me hiciera pensar: “Oh”.

La preocupación de Kate McCann por la salud de sus hijos se manifestó subrepticiamente aquella noche asegurándose que todavía respiraban (poniendo su dedo bajo la nariz de los gemelos) y la sugerencia, unos tres meses después, de que sus pequeños cuerpos fueran analizados en busca de la presencia de productos químicos extraños. El porqué la respiración de los gemelos no le resultó tan obvia a ella como lo fue para Matthew Oldfield es otra cosa que ella quizás se moleste en explicar (Que sea la pregunta 49). Ni siquiera necesitaba la visión nocturna de Oldfield, porque las luces del apartamento ya estaban encendidas por entonces.

Pero volviendo a nuestro aplicado secuestrador. Habiendo cogido a Madeleine una vez más, continuó con una de las dos líneas de acción. O bien (a) Se hizo camino a través de la puerta principal del apartamento, la abrió con una mano mientras sujetaba a la niña con el otro brazo (ver, por ejemplo, a Gerry McCann transportando a uno de los gemelos mientras bajaba por la escalerilla del avión), salió del apartamento, se paró, se giró, cerró la puerta tras él, o (b) Pasó a Madeleine a través de la ventana a un cómplice que esperaba y que sagazmente había adivinado que su ayuda sería necesaria, después la siguió por la misma abertura, a unos tres pies del suelo, si tan siquiera rozar los líquenes del alfeizar, corriendo de alguna forma las cortinas otra vez, ahora desde fuera, permitiéndolas ocultar la ventana de Matthew Oldfield y volar después instructivamente para Kate McCann.

Tal como dice el refrán “Aquél que duda está perdido”. Nuestro concienzudo secuestrador casi precipitó su propia caída al dedicar tanto tiempo a ser considerado. Si Jane Tanner hubiese estado más informada cuando lo vio a las 21h20 (según la cronología presentada originalmente por el comité de comensales) él, o su ayudante, incluso podrían haber sido detenidos. Aunque, sus habilidades con el tiempo disponible fueron bastante notables. Gerry debió estar por lo menos un par de minutos en el interior del apartamento, mirando fijamente a sus tres hijos, visitando el cuarto de baño etc., por lo que las actividades del secuestro no pudieron comenzar hasta las 21h12 como muy pronto. Y aun así el depravado está en la calle a las 21h20, momento en que ya había: 1. Cloroformado a los niños individualmente. 2. Movido a Madeleine de cama en cama (o hasta el sofá). 3. Hecho su cama, sin olvidarse de doblar un poco la colcha. 4. Abierto silenciosamente (es decir muy despacio) la ventana del dormitorio y la persiana. 5. Cogido a Madeleine, o bien de la cama libre o del sofá, haciéndose camino hasta la salida, todo esto en ocho minutos como mucho (o virtualmente sin tiempo si se tiene en cuenta la primera cronología del grupo Tapas), Sus considerados actos entre paréntesis como si se tratara de un sujetalibros. Habiendo cerrado la puerta del patrio tras él al entrar, corrió las cortinas (o cerró la puerta delantera) tras él al salir, sin dejar ningún rastro de su presencia salvo la presencia visible de su propia domesticidad.

Yo les pregunto, ¿haría alguna de estas cosas un secuestrador oportunista, consciente de que no tenía más que “una pequeña ventana de oportunidad” en la que operar? Claramente, no fue un secuestro “cógelo y vete”.

Traducción de Mercedes