By ESTHER RANTZEN
29 de abril de 2010
Querida Kate,
¿Realmente pueden haber pasado solo tres años desde que vuestra pequeña hija Madeleine desapareció? Parece que ha pasado un siglo cuando su rostro de tres años comenzó a perseguirnos.
Su expresión angelical y ojos solemnes se grabaron en nuestros corazones; se acercaron a nosotros desde los carteles que había en todas partes, desde aeropuertos hasta las tiendas de los pueblos.
Incluso ahora, permanecen las preguntas. ¿Podría estar viva aun? Lo peor de todo ¿es prisionera de algún individuo retorcido? Sé que eso debe ser vuestro temor más profundo –sin duda algo insoportable de pensar- aunque por supuesto siempre debe estar en oculto en vuestra mente.
A lo largo de los años hemos compartido vuestras pesadillas. Durante aquellos primeros meses, noticia tras noticia, absorbimos los acontecimientos de aquella noche fatal en la que ella desapareció. Debieron revivir aquellas horas un millón de veces, y nosotros también.
Así que espero que no suene demasiado duro sugerir que tres años después, el mundo ha continuado. No porque no hayamos olvidado de Maddie, ni porque hayamos perdido nuestra simpatía hacia usted y su familia, sino porque el dolor que sentimos en aquel momento ha comenzado a adormecerse y curarse con el tiempo.
Sin duda eso es lo que ha motivado que usted haya aparecido ayer en GMTV. Para recordárnoslo. Para que vuelva a importarnos. Claramente ustedes todavía están agonizantes –tal vez, para usted, el tiempo lo ha intensificado. Al ver como usted y Gerry acusan públicamente a la policía de “darse por vencida”, es obvio que su agonía está causada no solo por la pérdida, sino por no saber si su querida niña está muerta o viva, segura o sufriendo.
Aun están atormentados por el hecho de que nadie puede responder a sus preguntas, porque Maddie no ha sido encontrada y tal vez nunca lo sea.
Permítanos por un momento enfrentarnos con la trágica verdad. Puede que Maddie no esté viva. ¿Cómo se sentirá si un día se encuentra su cuerpo? Yo supongo –y solo puede ser una suposición porque nadie puede saber cómo se siente en realidad- es que después del primer terrible impacto de shock y dolor, podría incluso sentir un pequeño rayo de alivio de que por lo menos está en paz.
Eso de ningún modo es para disminuir su terrible pérdida. Es simplemente una respuesta humana a su actual purgatorio. No más sospechas, no más falsas esperanzas cruelmente decepcionantes. Tal vez el hecho de saber pudiera traer con ello el entendimiento de que, por fin, tal vez sean capaces de continuar adelante con sus vidas.
Por el momento aun están estancados exactamente donde han estado durante los pasados tres años. Como usted misma dice: “Como padres de una niña secuestrada, puedo decirle que es la experiencia más dolorosa y agonizante que usted pudiera imaginar nunca. Mis pensamientos de temor, confusión y pérdida de amor y seguridad que mi preciosa hija ha tenido que soportar son insoportables.”
Así que quizás si usted supiera la verdad, no importa lo trágica que esa verdad sea, tal vez podría encontrarla más fácil de soportar.
No está sola. Padres que han perdido hijos me han dicho lo importante que es tener algo, incluso un cuerpo, en el que centrar su dolor. Yo recuerdo haber entrevistado a Winnie Johnson, madre de Keith Bennett. Keith fue una de las víctimas de Ian Brady, asesinada y enterrado en algún lugar de los páramos de Lancashire, la única víctima cuyo cuerpo nunca fue encontrado.
A diferencia de usted, Kate, Winnie ha sabido durante años que su hijo está muerto. Pero al igual que usted, ella todavía está atormentada por no saber dónde está.
El asesinato de Keith tuvo lugar hace 46 años. Aunque hace solo un par de meses Winnie sobrevoló con un helicóptero Saddleworth Moor para buscar el cuerpo de su hijo una vez más. Y rezar por él.
Ella dijo: “Sé que estos páramos estarán aquí siempre, pero sé que un día encontraremos a mi Keith. No perderé la esperanza. Lo quiero de vuelta. Lucharé para siempre hasta que lo encuentre y espero encontrarlo antes de morir.”
Aunque la policía de Manchester ha suspendido su búsqueda por el cuerpo de Keith. Winnie está pidiendo £20,000 para pagar un scanner especial suficientemente potente para encontrar restos enterrados. Después de casi medio siglo de incertidumbre ella aun anhela encontrarlo, para ser liberada de la rabia y el dolor, y tener la posibilidad de llorarlo.
No se equivoque, esa necesidad de llorar a un hijo perdido es una de las emociones más poderosas que una madre puede sentir.
Realicé una vez un programa de televisión sobre bebés que nacieron muertos. En aquel momento, era una práctica habitual intentar pretender que los bebés nunca habían existido. Se les decía a los padres que se fueran a casa y redecoraran la habitación infantil y regalaran su ropa. Los hospitales enterraban los pequeños cuerpos en tumbas anónimas.
No se hacían fotografías, nada que recordara a los padres sus pérdida. Aniquilando todo rastro de la criatura era considerado el mejor modo de ayudar a madre a enfrentarse a su duelo. Pero estaban terriblemente equivocados. Desconsolados padres me contaron que años después su dolor estaba más vivo que nunca; que soñaban constantemente y tenían flashbacks del bebé que habían perdido.
Por lo que ahora esa práctica ha cambiado por completo. Los médicos y comadronas alientan a los padres a crear memoriales, libros y jardines para esos bebés nacidos muertos.
El dolor, el luto y memoriales cuidadosamente creados pueden ofrecer consuelo. Lo que me recuerda a otra familia desesperada.
Hace diecisiete años, cuando él era un niño, James Bulger fue brutalmente asesinado por dos niños. Robert Thompson y Jon Venables. Ese asesinato está grabado en nuestra memoria nacional y rompió el corazón de su madre Denise.
Durante 15 de esos años ha sido incapaz de salir de su casa sola. Yo la he visitado allí, en la casa que se había convertido en un santuario para James. Todo lo que tenía eran constantes recuerdos de su terrible muerte, no de su vida. “Él era un niños tan alegre,” me dijo, “Me encantaría tener algo positivo con que conmemorarlo.”
Así que le sugerí que podíamos crear un memorial especial para James, un proyecto en Merseyside, su pueblo natal, para ayudar a niños que han sido terriblemente intimidados. Dirigido por la organización benéfica Red Balloon, podría llamarse Casa de James Bulger.
Cuando Denise visitó conmigo un proyecto de Red Balloon y vio su fantástico trabajo devolviendo a niños traumatizados sus vidas, brincó ante la idea de un proyecto similar con el nombre de su hijo. “Me encantaría que mis hijos tuvieran un recuerdo positivo de James,” me dijo.
La Casa de James Bulger está a punto de abrir; ya hay niños en su lista de espera. Y en lo que habría sido el 18 cumpleaños de James, Denise llevó 18 globos rojos (Red Balloons) a su tumba.
¿Por qué es relevante para su propio terrible desconsuelo, Kate? Bueno, lo que estoy sugiriendo es que usted y Gerry necesitan un memorial similar para conmemorar la vida de Maddie, también. No porque yo esté asumiendo que ella está muerta, sino porque la última vez que nos encontramos vi lo frágiles que están, y lo infelices. No es de extrañar.
Sé que usted y Gerry están constantemente con padres de niños desaparecidos que, al igual que ustedes, están perdidos en esa tierra de nadie entre el dolor y la esperanza.
El trabajo les ha inmerso inevitablemente en el horrendo mundo de la pornografía infantil y explotación sexual, porque frecuentemente este es el motivo aquellos que secuestran niños. Dicen que conocen “la increíble existencia de esa actividad tan horrible y su inmensidad en nuestra llamada sociedad civilizada y “sociedad ‘amante de los niños’”, han abierto vuestro ojos a un nuevo mundo aterrador.
Con esa pesadilla constantemente ante vuestros ojos, no es de extrañar que acuse a la policía de “abandonar” a Maddie. Que nadie le juzgue con dureza por mantener la llama de la esperanza en su corazón.
Pero junto a su campaña para endurecer leyes contra la pornografía infantil, ¿por qué no crear también una organización benéfica Madeleine McCann – una que no solo financie la búsqueda de su hija desaparecida, y otros como ella, sino que también ayudaría a niños en otras situaciones angustiosas?
Podría basarse médicamente –tal vez al ser Gerry cardiólogo, podría funcionar para niños con enfermedades cardíacas. O quizás podría ofrecer un respiro para familias que luchan con discapacidades – por ejemplo, los miles de niños que pasan sus vidas exhaustas ayudando a cuidar a padres incapacitados, día tras día.
Estas son solo sugerencias, Usted como Médico de Familia y Gerry como consultor ya deben conocer muchas otras formas en la que podría ofrecer apoyo efectivo a otros niños, en nombre de Maddie. Y la felicidad que crearían con seguridad les daría a ambos la fuerza para curar el pasado, y optimismo para enfrentarse al futuro.
Mientras tanto, estén seguros, que no hemos olvidado a Maddie, o a usted. Pero reconocemos, en su enfado, que el tiempo no ha pasado para usted.
Y aunque deseamos que pierdan su compromiso, también nos gustaría sentir que encuentra consuelo sabiendo que el nombre de Maddie pervivirá, y que contribuirá a dar felicidad a la vida de muchos otros niños – dondequiera que esté.
Deseándole que sea feliz para siempre,
Esther