1 de abril de 2010

Caso Paulette Gebara - Hogar, dulce hogar

La Crónica de Hoy

Juan Manuel Asai | Opinión

1 de Abril, 2010 | Hora de creación: 01:11| Ultima modificación: 01:11

Días Santos. - Qué complicado disfrutar un periodo de vacaciones con noticias como la de la pequeña Paulette Gebara. Cómo disfrutar plenamente de la playa o de la montaña si la procuraduría mexiquense reporta que la niña, con discapacidad motriz y de lenguaje, fue asfixiada tapándole la nariz y oprimiéndole el pecho. ¿Quién puede asesinar a una chiquilla indefensa? La niña, supuestamente raptada, cuya imagen apareció en anuncios espectaculares y cuyo nombre saturó las redes sociales de gente de buena fe, dispuesta a ayudar, estuvo todo este tiempo dentro de casa, un departamento de lujo, en su cuarto, debajo de su cama, envuelta en una bolsa negra de plástico, como esas de la basura.

La tragedia familiar se volvió macabro espectáculo público por la decisión de los padres de la menor de recurrir a los medios, de dar entrevistas, de pagar anuncios, de incursionar en la red. Se montó incluso, en Facebook, un espacio llamado “Ayudemos a que Paulette regrese casa”, que tuvo alto impacto en el país y en el extranjero. Los buscadores pasaron de la preocupación a la indignación. De manera por demás paradójica y cruel, su casa resultó ser el lugar más peligroso para la niña, pues quienes debían cuidarla, los que la trajeron al mundo, comenzando por su madre, le fallaron. ¿Argumentará locura?


 

Guardia Nacional.- Arrancamos la Semana Mayor con la petición compartida de la gobernadora del estado de Arizona, Jan Brewer y del viejo conocido senador John McCain de que la administración Obama despliegue a tropas de la Guardia Nacional a lo largo de la frontera con México para contrarrestar, dijeron, la violencia del narcotráfico.

Me parece, de entrada, un exceso. Se brincan un montón de pasos previos que los americanos podrían dar para menguar el poder de los cárteles mexicanos, antes de llenar el Río Grande de soldados gringos, que por cierto fueron, en la década de los años 60, después del trauma de Vietnam, el segmento de la población que detonó el consumo intensivo de cocaína y heroína. ¿Los soldados americanos combatirán a los narcos o se harán sus clientes y comprarán al mayoreo? Es pregunta.

Nadie les regatea a los líderes gringos su derecho de contar con fronteras seguras. Pero, por qué mejor no empiezan por el principio. En su caso esto significa limpiar su corrupto sistema de aduanas y de los sindicatos mafiosos que controlan la mayor parte de sus puertas y puertos de entrada. Detectar y castigar a los patrulleros de caminos que dejan circular por sus carreteras toneladas y toneladas de drogas que inundan todos los condados de la unión americana.

También podrían demandar, antes de pensar en los soldados, que el Tesoro pare en seco el lavado de dinero sucio de los narcos mexicanos en las prósperas ciudades de las estados sureños de EU, comenzando, ya que están ahí, por Arizona. Claro, está que evitar el monumental tráfico de armas de alto poder, incluidos rifles de asalto y sus respectivas municiones que cruzan todos los días de norte a sur disminuiría el poder de fuego y, por lo tanto, la violencia de los narcos. Por supuesto, lo que ayudaría de manera determinante sería que achicaran su gigantesco mercado de consumidores, pero de eso ni hablar.

Hay riesgo real de que esta vez peticiones como las de McCain caigan en tierra fértil y se repliquen en otros ámbitos conservadores del establishment gringo. Después de todo, como parte del baño de sangre que se registra en el país, 78 ciudadanos gringos murieron en México el año pasado. Por mucho menos que eso han invadido países, de otra dimensión y en circunstancias diferentes, pero lo han hecho. Es factible que Obama emprenda una operación cicatriz con los republicanos después del zafarrancho de la ley de salud pública y les siga la corriente en eso de recurrir a la Guardia Nacional para sellar la frontera con México. Claro que después van a demandar perseguir en territorio mexicano a los supuestos responsables de los asesinatos y después, por qué no, comenzarán a montar una base militar en Matamoros, otra en Juárez y, por qué no, otra en la carretera que va de Monterrey a Reynosa, que es un camino muy peligroso. Después de todo, su plan a mediano plazo es controlar in situ la lucha de México contra la delincuencia organizada.

Justicia humana y divina.- Los pistoleros de las bandas del crimen organizado no toman vacaciones. Al contrario, parece que los llamados días santos los encolerizan. Disparan y decapitan sin temor a Dios. La Semana Santa huele a pólvora. Da la impresión de que confían en que no pagarán por sus fechorías ni en éste, ni en el otro mundo. ¿La impunidad trasciende la línea de la muerte? Ojalá que no. De cualquier forma no podemos confiarnos, una de las tareas más apremiantes para la actual generación de mexicanos es darle una oportunidad a la justicia. Si conseguimos, con el esfuerzo de todos, abatir la impunidad, avanzaremos de manera significativa en la aspiración de vivir en un país más seguro. Pedimos, este Jueves Santo, en la víspera de la crucifixión, paz para las almas de las víctimas de la lucha contra el crimen, resignación pronta para sus deudos, y que los victimarios paguen con largas condenas de cárcel sus actos atroces. Demandamos justicia, humana y divina.

Justicia para el caso de la matanza de adolescentes en Villas de Salvárcar, de las personas vinculadas al consulado general de Estados Unidos, de los chicos de la carretera de Durango. No chivos expiatorios. No sospechosos comunes a los que se les puedan achacar delitos varios, queremos a los autores materiales e intelectuales de los homicidios. Tenemos derecho de conocer la historia completa, no fragmentos de un rompecabezas imposible de armar. Desde luego la prensa ayuda, y mucho. Ahí está, como muestra, el estupendo trabajo del reportero Daniel Blancas Madrigal en Monterrey, cubriendo el caso de los estudiantes del Tec que cayeron en la línea de fuego entre soldados y sicarios. Daniel proporcionó a los lectores de Crónica la historia más completa que se ha publicado de ese lamentable episodio.