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El psicólogo navarro Javier Urra ha destacado las "diferencias" entre los casos de desapariciones de los más pequeños y de adolescentes entre 16 y 18 años, pues la criminología apunta causas distintas en las situaciones de fuga o desaparición en los niños. "No tiene nada que ver la fuga de un chico adolescente o de un niño pequeño", ha señalado quien fue defensor del menor de la Comunidad de Madrid hasta 2001.
En los casos de Madeleine o Yeremy Vargas, como ejemplos de niños más pequeños, indica que hay que buscar alrededor de la familia y buscar si puede haber un pedófilo en su entorno, "ya que el entorno es muy importante, y hay que ver cuáles son sus personas de habitual comunicación o cuáles son las personas que están en contacto con el menor, principalmente".
Al ser mayor, como el caso de Marta, la niña que se encuentra en estos momentos desaparecida en Sevilla, hay mayor porcentaje de fuga voluntaria. "Al tener más edad los casos de fuga se facilitan más", destaca Urra, que señaló que "a más edad, el único riesgo casi siempre es el de algún varón que intenta un abuso y para hacer desaparecer las pruebas, a veces, acaba con la vida de la persona".
"En general, cuando desaparece una niña pequeña hay que mirar a su entorno más próximo y hay que buscar a un pederasta", subraya el psicólogo forense, que apunta que "en los casos de niños de 17 y 18 años, generalmente, son fugas o el contacto con un varón que ha intentado un tipo de abuso sexual y termina con la vida". La criminología ha enseñado a los profesionales que trabajan en este ámbito que está es "la realidad".
Javier Urra explica que hay chicos que se fugan por distintas circunstancias, por conocer lugares, por conocer amigos, por pertenecer a una banda ó por un problema en casa. A veces la fuga conlleva un "difícil" regreso, pues "ya todo el mundo sabe lo que haces". Por otra parte, el tiempo corre "siempre en contra, porque complica las cosas".
En estos casos, la ayuda a los padres tiene que ser la que ellos demanden. Un psicólogo, un profesional o alguien que sea amigo de ellos, con quien tengan confianza, y a quien puedan contar todo lo que "piensan o sueñan", por lo que "no tienen por que ser unos profesionales".
En el caso del profesional experto, lo que tiene que hacer es "estar dispuesto las 24 horas para la familia, sin influir más". Urra indicó que tiene que escuchar todo lo que piensen, las dudas, cuando se ponga en lo peor o lo mejor, ya que todo son procesos naturales y un abanico de posibilidades. "Los días son muy largos, con muchos cambios, de fatigas, de uso de los medios de comunicación, de sentirse utilizados por los medios, los profesionales tienen que ser un apoyo y un equilibrio, sin ser invasivo", apuntó.'
"¿Qué ocultan nuestros hijos?"
"Lo primero que ocultan son sus primeras relaciones sexuales, la gran cantidad de alcohol que ingieren los fines de semanas, la incomprensión por los padres, las burlas o acoso en los centros escolares, otros ocultan su orientación sexual, en algunos casos; o que creen objetivamente que un hermano es mucho más querido que él, si cometen hechos delictivos, entre otros casos", así describió la actitud de los jóvenes.
Urra confesó que los hijos no lo cuentan todo, incluso, a veces ni lo cuenta o sólo parte, todo depende de si la familia es abierta o cerrada. En este sentido, comentó que "el ambiente familiar influye muchísimo, es algo primordial, que el ambiente sea abierto, que los padres le cuenten a sus niños como eran ellos de jóvenes, que le cuenten sus dudas o problemas en el trabajo, así los chicos se abren con cierta facilidad".
Por el contrario, si los padres son opacos, callados, si los someten a interrogatorios, los niños se cierran como conchas, "los entornos pueden ser muy dispares".
Por último, dijo que "el primer factor es el natural, ya que el ser humano tiende a ocultar su intimidad, su respeto a sí mismo, no tiende a contarlo todo, hay mucho de natural o de propio".
Manifestaciones por la aparición de Marta
En Sevilla, la familia de Marta del Castillo Casanueva, la joven de 17 años desaparecida el pasado 24 de enero, convocó una manifestación para la mañana del sábado que bajo el lema 'Todos somos Marta' persigue que la menor aparezca. Asimismo, a la misma hora se convocaron otras dos concentraciones en la Plaza Mayor de Palencia y en la Plaza de la Trinidad de Talavera, donde la joven desaparecida también tiene familia.
La familia de la joven, "que saca fuerzas de donde no las hay para que Marta aparezca", lleva ya casi dos semanas viviendo con "agonía" por el desconocimiento del paradero de la menor, que fue vista por última vez por una vecina a las 21,30 horas del 24 de enero, cuando un amigo la dejó en las inmediaciones de su vivienda. En ese momento, la menor pudo subir a casa, donde no había nadie, y desde allí quedar con alguien por Internet, pero, según defiende la familia, Marta no se fue voluntariamente.
La Policía, que "está echando el resto" para encontrar a Del Castillo, ya ha analizado dos ordenadores de la familia, ha interrogado a las personas cercanas a la menor y ha hecho distintas búsquedas, si bien de su investigación no trasciende gran cosa al estar decretado el secreto de las actuaciones.
Sobre este silencio policial habló el viernes por la noche Javier Urra en el programa de Telecinco Rojo y Negro, para señalar que la Policía no da información para no revelar su estrategia . "Con unos muchachos que saben más de lo que sabemos nosotros, todo esto tiene una hilazón seguro", afirmaba. "Hay que darle un halito a la esperanza".
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En los casos de Madeleine o Yeremy Vargas, como ejemplos de niños más pequeños, indica que hay que buscar alrededor de la familia y buscar si puede haber un pedófilo en su entorno, "ya que el entorno es muy importante, y hay que ver cuáles son sus personas de habitual comunicación o cuáles son las personas que están en contacto con el menor, principalmente".
Al ser mayor, como el caso de Marta, la niña que se encuentra en estos momentos desaparecida en Sevilla, hay mayor porcentaje de fuga voluntaria. "Al tener más edad los casos de fuga se facilitan más", destaca Urra, que señaló que "a más edad, el único riesgo casi siempre es el de algún varón que intenta un abuso y para hacer desaparecer las pruebas, a veces, acaba con la vida de la persona".
"En general, cuando desaparece una niña pequeña hay que mirar a su entorno más próximo y hay que buscar a un pederasta", subraya el psicólogo forense, que apunta que "en los casos de niños de 17 y 18 años, generalmente, son fugas o el contacto con un varón que ha intentado un tipo de abuso sexual y termina con la vida". La criminología ha enseñado a los profesionales que trabajan en este ámbito que está es "la realidad".
Javier Urra explica que hay chicos que se fugan por distintas circunstancias, por conocer lugares, por conocer amigos, por pertenecer a una banda ó por un problema en casa. A veces la fuga conlleva un "difícil" regreso, pues "ya todo el mundo sabe lo que haces". Por otra parte, el tiempo corre "siempre en contra, porque complica las cosas".
En estos casos, la ayuda a los padres tiene que ser la que ellos demanden. Un psicólogo, un profesional o alguien que sea amigo de ellos, con quien tengan confianza, y a quien puedan contar todo lo que "piensan o sueñan", por lo que "no tienen por que ser unos profesionales".
En el caso del profesional experto, lo que tiene que hacer es "estar dispuesto las 24 horas para la familia, sin influir más". Urra indicó que tiene que escuchar todo lo que piensen, las dudas, cuando se ponga en lo peor o lo mejor, ya que todo son procesos naturales y un abanico de posibilidades. "Los días son muy largos, con muchos cambios, de fatigas, de uso de los medios de comunicación, de sentirse utilizados por los medios, los profesionales tienen que ser un apoyo y un equilibrio, sin ser invasivo", apuntó.'
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"Lo primero que ocultan son sus primeras relaciones sexuales, la gran cantidad de alcohol que ingieren los fines de semanas, la incomprensión por los padres, las burlas o acoso en los centros escolares, otros ocultan su orientación sexual, en algunos casos; o que creen objetivamente que un hermano es mucho más querido que él, si cometen hechos delictivos, entre otros casos", así describió la actitud de los jóvenes.
Urra confesó que los hijos no lo cuentan todo, incluso, a veces ni lo cuenta o sólo parte, todo depende de si la familia es abierta o cerrada. En este sentido, comentó que "el ambiente familiar influye muchísimo, es algo primordial, que el ambiente sea abierto, que los padres le cuenten a sus niños como eran ellos de jóvenes, que le cuenten sus dudas o problemas en el trabajo, así los chicos se abren con cierta facilidad".
Por el contrario, si los padres son opacos, callados, si los someten a interrogatorios, los niños se cierran como conchas, "los entornos pueden ser muy dispares".
Por último, dijo que "el primer factor es el natural, ya que el ser humano tiende a ocultar su intimidad, su respeto a sí mismo, no tiende a contarlo todo, hay mucho de natural o de propio".
Manifestaciones por la aparición de Marta
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La familia de la joven, "que saca fuerzas de donde no las hay para que Marta aparezca", lleva ya casi dos semanas viviendo con "agonía" por el desconocimiento del paradero de la menor, que fue vista por última vez por una vecina a las 21,30 horas del 24 de enero, cuando un amigo la dejó en las inmediaciones de su vivienda. En ese momento, la menor pudo subir a casa, donde no había nadie, y desde allí quedar con alguien por Internet, pero, según defiende la familia, Marta no se fue voluntariamente.
La Policía, que "está echando el resto" para encontrar a Del Castillo, ya ha analizado dos ordenadores de la familia, ha interrogado a las personas cercanas a la menor y ha hecho distintas búsquedas, si bien de su investigación no trasciende gran cosa al estar decretado el secreto de las actuaciones.
Sobre este silencio policial habló el viernes por la noche Javier Urra en el programa de Telecinco Rojo y Negro, para señalar que la Policía no da información para no revelar su estrategia . "Con unos muchachos que saben más de lo que sabemos nosotros, todo esto tiene una hilazón seguro", afirmaba. "Hay que darle un halito a la esperanza".
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